Cap. 6: Tú estás dentro de mí.

366 35 3
                                    

Cap. 6: Tú estás dentro de mí.

Que frío..., los movimientos bajo mi cama me hacen temblar.

Que miedo..., la reacción ante errores que dañan

Que malo..., el acto que cortó tus alas.

Que dolor... Nos alejamos mientras tu corazón se rompe.

Ling se recostó sobre la cama cerró los ojos lo más fuertes que pudo, tratando inútilmente de contener las lágrimas, el sonrojo en sus mejillas y el pequeño temblor, la imagen del sumiso emperador, la imagen que Yi jamás podría borrar de su mente, ni de su corazón, estaba enamorado, de un hombre, y no cualquiera, era el emperador, y el emperador estaba enamorado de aquel que le mantenía en su cuerpo, el emperador enamorado de Wei., y Wei aún más sumiso que el emperador, regalaba su inocencia sólo porque su maldición se lo había pedido, Wei entregándose por órdenes de Yi.

Wei besó a Ling, un beso frío y sin sentimiento para tratar de esparcir en temor en la conciencia del emperador. Ling seguía tenso, sonrojado, temeroso del dolor, por parte del súbdito no hubo otro beso, ninguna caricia, ni siquiera le veía a los ojos; estaba demasiado apenado con lo que haría, sólo se dedicaba a admirar esas marcas en el cuerpo de Ling, las cicatrices en esos meses de encierro, cuanto había sufrido Ling por él ¿Y cómo le agradecía? Fingiendo amor, "mal agradecido", se dijo mentalmente, pero ya no había marcha atrás.

Dentro del espejo Yi lo veía todo; Wei, un cuerpo de barro seco encima de Ling, un cuerpo de cristal, los dos, igual de frágiles, los dos recién moldeados, uno más valioso que otro. Para Yi eso era; Wei, agua cristalina que alguna vez fue hermosa y ahora sólo se mezclaba con el barro con los sentimientos sucios y Ling, una hermosa figura de cristal que intentaría tener, que intentaría tomar y guardar para que nadie más la pueda tocarla y romperla.

Y aquella noche el dolor de la penetración fue lo menos doloroso...

El miembro del inexperto Wei se irguió al contacto con la zona íntima del emperador, no podía evitar el sonrojo, sus manos temblaban, sus piernas apenas le sostenían de rodillas, no había preparado previamente al emperador, seguía indicaciones de un igual de inexperto Yi. Wei con todo ese miedo logró admirar la belleza del emperador, en el momento en el que su miembro se hundió un poco en el representante de los dioses no había ni una pizca de arrepentimiento, no se arrepentía porque una sensación en su pecho le decía que "amar al emperador era algo que podría hacer".

Al contrario de Wei, el emperador no sintió ningún placer, por el contrario, todo su cuerpo dolía horrores por dentro..., sus sentimientos destrozados mientras la sangre en sus bocas se acumulaba por el daño que se hacía para contener los gemidos. El inexperto castaño y su desastrosa penetración la excitación involuntaria; algo a lo que jamás se enfrentó "un orgasmo". Wei le tuvo miedo a esa sensación de éxtasis. Se deslizó entre las mantas después de salir del emperador porque temía que algo ocurriese, estaba completamente apenado, el súbdito no supo que "eso" era "bueno" y que eso hubiese cambiado su destino, el semen escurría entre sus muslos, entre sus dedos.

Wei le dio la espalda al emperador, tomó entre sus manos una de las sabanas de seda, limpió su clímax a escondidas del emperador y enrolló la tela que escondió debajo de la cama, para que el emperador no lo encontrara, para que Ling no se molestara por la mancha en las sabanas. Mientras todo pasaba el emperador miraba fijamente al techo no había tenido ni el más mínimo rastro de excitación en el acto, Wei no lo notó porque simplemente no sabía, de haberlo sabido tal vez hubiese preguntado a Ling.

Placeres del melocotón mordido • FINALIZADO |BL|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora