Cap. 5: Un espejo separándome de ti.
De noche lo comprendo, bajo la luna que siempre me acompaña
El frío cala mis huesos, la brisa me hace mantener mis ojos en ti
Las ideas removiendo mi mente, en verdad no sentía lo que tú creías
Lamento no haber hablado antes... tan disidentes nuestros sentimientos
Difícil decisión, a esperar un tiempo para volvernos a encontrar, volver a ti
.*.
— Yo no te amo...— dijo Wei aterrado ante las palabras de Ling – Yo no te amo, sólo te quería, quería a tu antiguo ser — Ling sonrió con ironía.
— ¿Te gustaba aquel emperador casto? Lo siento, es algo que no compartimos para nada, carezco del brillo de tu mirada pero es algo que no decidí anticipadamente.
— No comprendes, no hablamos de lo mismo. Yo no soy quién tú piensas, yo no soy Wei Yi.
— Wei Tzu — Corrigió el emperador tomando las manos temblorosas de Wei entre las suyas — Hijo de un poeta, lo sé todo sobre ti.
— No hay forma de que lo sepas — Murmuró — No sabes todo, por eso deseas estar a mi lado. No es a mí a quién amas.
— Lo hago Wei, si dudas del amor que ha crecido en mí... también durarás del amor que crece en ti. Wei, tú me amas — El emperador miró penetrante al súbdito, se acercó más de lo necesario. Wei fue perdiéndose en lo profundo de la mirada del emperador — Te enseñaré cosas más placenteras que un beso.
Detrás de sus palabras, un aliento frío, ambos cuerpos tan cerca, y los labios suaves del emperador rozaron con los del tembloroso súbdito. Wei no dejaba de pensar en sus palabras y lo que antes había dicho al emperador, con aquel beso delicado había quedado claro que el emperador mantenía esa hechizante esencia que se adhería a su piel como el aroma de los jazmines blancos.
— ¿Puedo descansar un poco? — Cuestionó Wei apartando al emperador con sus manos sobre su pecho, Ling soltó un suspiro y salió sin mencionar nada. Wei llamó una incontable cantidad de veces a su maldición, Yi. Yi jamás respondió a algún llamado.
Wei estuvo al cuidado de los sirvientes del palacio hasta su recuperación, una vez que pudo ponerse de pie, le fue otorgada la habitación junto a Ling, el súbdito era ajeno de todo el protocolo seguido. La importancia de ese sitio fue desconocida por el castaño Wei. Durante los siguientes días Ling asistió puntual a la habitación de Wei, con sus telas ligeras se recostaba junto a su súbdito y eran sutiles sus toques y caricias, disfrutaba el tacto suave de los muslos del súbdito y recostado junto a él, esperaba impaciente a que el sueño le atrapase. De noche, cuando ambos dormían, el espejo frente a la cama de Wei Tzu desprendía una hermosa luz plateada, alumbraban como luciérnagas al aparearse.
— Ling — Susurró Wei entre sueños, sus ojos se abrieron a media noche por el resplandor, y lo notó, la luz que el espejo desprendía no era más que un reflejo de la luna, se puso de pie dispuesto a cubrirlo pero un fuerte dolor en su cien le hizo retroceder
— "Tan lejos de mi alma hermana, te he mirado tan distante recostado junto a mi emperador" —
— ¿Yi? — Wei cubrió sus piernas desnudas en un auto de inercia. La voz resonante de Yi proveniente del espejo le hacía sonrojar.
— No me impidas mirar Wei, quiero saber... lo que el emperador dijo ¿Qué es más placentero que un beso? Quiero que sea el emperador quién nos guie hacia ese mundo de placer, he vuelto para contemplarle sólo a él, sólo su cuerpo mientras duerme. Alivia sus pesares, ¿No notas que es un hombre herido esperando a que correspondas sus caricias? Tu cuerpo Wei, quiero imaginar cómo sería estar a su lado.
— ¿Quieres que le corresponda? — Preguntó aturdido, desviando la mirada del espejo y delineando con sus pupilas oscuras el pecho descubierto del emperador. —
— Hazlo Wei, pero goza lo tersa que debe de ser su piel, besa su hombros blancos, deja que él te guie ahora, despiértale...
La vista de Wei Tzu se nubló por el llanto, arrastrándose en el colchón de seda se acercó al emperador, deslizó las sabanas de seda. Wei era en exceso delicado, bastante cuidadoso, se ayudó de las fuerzas de sus brazos para subir sobre el emperador sin despertarle, de piernas abiertas a un costado del emperador y con las prendas mal acomodadas terminó de adquirir aquella posición sugestiva. Le despertó sutil y el emperador pudo observar en la oscuridad los rasgos finos del súbdito alumbrados apenas por la luna, había esperado tanto este momento, ser correspondido en caricias y sentimientos.
Delicadamente Ling atrajo el rostro del súbdito hacia el suyo, los labios de ambos se rozaron, el emperador abrió sus labios y su lengua se deslizó entre los labios del súbdito, Wei sabía, ahora, corresponder a su emperador. Cada tela fue removida, el emperador ansioso no pudo más que terminar de abrir el Chang Pao del súbdito y admirar a Wei Tzu completamente desnudo, como jamás le había visto, levantó su cuerpo y tomó a Wei de la cintura para recostarle sobre las telas, podía sentir como su pelvis respondía ante el despertar de su miembro, por instinto el emperador rozó su ser en el súbdito, Wei se estremeció y sus piernas se abrieron para dar mayor cabida al cuerpo del emperador.
Ling amaba al súbdito y fue delicado, fue dulce... como jamás nadie lo había sido con él, deslizó sus manos por los muslos suaves del castaño, los besos tan interminables, Wei no imaginó que aquello pudiese sentirse de aquella manera, su corazón se aceleraba, dolía su pecho por todo lo que contenía. Tan ensimismado en su placer mismo, que cuando uno de los dedos del emperador irrumpieron en su intimidad Wei no pudo más que levantar las caderas...
— "Debes de ser tú quién lo haga Wei..."
— No... por favor. —
— Me detendré ahora. — Susurró con resignación y sin reproche.
— No — Wei escondió su rostro bajo las sabanas — Lo que ocurre es que yo, yo quiero hacerlo.
— ¿Tú? — El disfrutar de aquel placer era un distintivo de rango y Ling estaba muy por encima de Wei Tzu. Un gesto de horror se reflejó en los ojos del emperador, él que jamás pensó en estatus, no lo hizo tampoco en ese momento, pero lo que había ocurrido mientras recibía su "castigo" aún estaba muy grabado en su piel y Wei Tzu quería hacer lo mismo.
— No lo deseas — Wei se mostró arrepentido. — Lo siento. — ¿No lo deseaba? Por supuesto que lo hacía, deseaba más que nada que sus cuerpos se bañaran entre sus propias semillas pero... jamás de la manera en la que Wei lo deseaba. El juró al cielo tratar a Wei Tzu con delicadeza, con amo y al final poseerle. Que Wei fuese suyo y de nadie más.
— No pude anticipar tú... petición.
— Estoy exigiendo más de lo que se me permite — Pensó comprender Wei, el emperador sintió algo romperse en su pecho, para amar a Wei Tzu entres sus sabanas tendría que hacer aquel enorme sacrificio.
Ling se recostó sobre la cama cerró los ojos lo más fuertes que pudo, tratando inútilmente de contener las lágrimas, el sonrojo en sus mejillas y el pequeño temblor, la imagen del sumiso emperador, la imagen que Yi jamás podría borrar de su mente, ni de su corazón, estaba enamorado, de un hombre, y no cualquiera, era el emperador, y el emperador estaba enamorado de aquel que le mantenía en su cuerpo, el emperador enamorado de Wei., y Wei aún más sumiso que el emperador, regalaba su inocencia sólo porque su maldición se lo había pedido, Wei entregándose por órdenes de Yi.
— Lo acepto... puedes empezar. — Murmuró y giró su mirada hacia la salida de la habitación.
El reflejo de una sombra se dibujaba en el espejo. No era deseo por ver lo que dos cuerpos al unirse provocaban... era, la obsesión de Yi, el observar e imaginar lo que a él, desde su creación, le había sido negado.
El placer...
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«.·°·.*.' Inicio parte Dos'.*.·°·. »
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Placeres del melocotón mordido • FINALIZADO |BL|
RomanceUna leyenda de la dinastía Zhou, hacia el año 500, habla de: Un emperador, un súbdito y un melocotón.