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Darcy:

—¿Eres policía?.—Me pregunta Martín luego de llevarme a la sala y sentarme sobre el mueble.

Sus ojos me examinan.

—¿Lo eres o no?

La vista me arde.

—¿Con quién trabajas?.—Hace una nueva pregunta.—¿Quien más sabe sobre esto o tiene sospechas?

—No..—Mi voz tiembla.—No soy una policía.

Martín sonríe.

—Entonces solo eres una puta entrometida.

—Martín...

—¿Realmente crees que soy imbécil?.—Se burla y suelta una carcajada, de pronto sus cejas se juntan con enfado. .—¡¿Qué creería que te acercaste a mí solo porque de pronto te empecé a interesar por haberte ayudado con tu puta basura?!

Las lágrimas llenan mis ojos.

—¿Así de imbécil me crees?

—Yo...

—No digas ni una maldita palabra.—Me detiene.—Maldita zorra.

Veo el enojo en cada parte de él.

—Si permití que te me aceraras fue para descubrir esto, incluso deje la puerta de mi habitación abierta y caíste como lo que eres, Darcy.

Siento mi cuerpo temblar.

—Ahora yo haré las preguntas y tú vas a responder cuando yo te diga que respondas,.—Me ordena.—Porque aunque no trabajes con la policía como dices y aun lo dudo, no pudiste sospechar de mi tu sola, de eso estoy seguro.

Trago duro y el luego de unos segundos continua.

—Debo decir que quise creerte.—Se levanta del mueble, pero camina justo delante de mí, sin perderme la vista.—Es decir, me dijiste tu sucio secreto, Darcy.

Mis mejillas se manchan con mis lágrimas.

—Y después de tal confesión, realmente deseaba confiar en ti, por muy mínimo que fuera la posibilidad de un interés tuyo hacia mí, pero terminaste con todo tu misma.

Chasquea los dientes.

—En cuando te alejaste y me diste la excusa de los estúpidos estudios y ahora con la niña.—Sigue.—Y después de encontrarte en mi habitación... Solo me queda chocar con mi realidad y volverte un cuerpo más en mi lista.

¿Lista?

—¿De quién...?.—Me las arreglo para decir.—¿De quién es el cuerpo?

—De una niña.

Lo ha dicho sin vacilar y la confesión me golpea más a mí.

Separo los labios.—Tú... la asesinaste.

—Sí, lo hice.

—Eres un enfermo.

Él sonríe.—Gracias, Darcy.

Niego.

—Ahora vamos...

Tocan el timbre.

Ambos dirigimos nuestra mirada a la puerta.

Dios...

Es Xander..

El "Sucio" Secreto de DarcyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora