Inés

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Ricardo grito por algunos unos treinta segundos, al calmarse no sabía porque estaba en ese cuerpo ya que en vez de dañarla la beneficiaba porque que otra cosa aparte de acostarse con ella pudiera haber hecho, Ricardo seguía algo aturdido por el do...

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Ricardo grito por algunos unos treinta segundos, al calmarse no sabía porque estaba en ese cuerpo ya que en vez de dañarla la beneficiaba porque que otra cosa aparte de acostarse con ella pudiera haber hecho, Ricardo seguía algo aturdido por el dolor de cabeza aunque sabía que era martes y al ver el reloj ya eran las nueve de la mañana y en teoría ya debería estar dando clases a menos que el error haya sido de Ricardo por no levantarse temprano pero quién se embriaga en lunes hasta ponerse a ese punto sabiendo que al otro día debía de trabajar, Ricardo empezó a buscar pistas que le indicaran porque estaba así, encontró muchas botellas de cervezas por todos lados, en los cajones de ropa había botellas no encontraba nada hasta que vio su bolso en el cual primero saco una caja de cigarros, después las llaves de un auto, una cartera y basura de comida lo cual era mi raro porque siempre era muy limpia o eso recordaba Ricardo, trato de encontrar su credencial como docente pero no estaba en su bolsa lo que también le resultó muy raro, siguió buscando por todo el cuarto pero no estaba y en ese momento Ricardo empezó a suponer que fue lo que había pasado por más cruel que le pareciera
-La despidieron- se dijo así mismo al sentar en el piso de su habitación juntando las rodillas
-Creo que alguien supo que nos acostabamos-
Ricardo se moría por ver el vídeo de su misión pero no estaba emocionalmente listo, sin saber porque ya se estaba bebiendo una cerveza con la que se desconecto del mundo y cayó al piso, nuevamente al abrir los ojos se sentía peor aparte de que sentía los pantalones mojados
-No puede ser, me acabo de orinar- dijo al tocarse la entrepierna
Se puso de pie y se desvistió para tomar un baño al salir se acostó desnuda en la cama para mirar el techo
-No sabía que nos descubririan, digo si conocía el riesgo pero aún así yo pensé que nunca lo sabrían- seguía hablando consigo mísmo hasta que se harto de su culpa, se vistió lo mejor que pudo y partió para la escuela, por suerte aún tenía coche lo que facilitó su transporte, al ir manejando seguía pensando en que su situación se seguía complicando, al llegar se estacionó un poco lejos para acercarse
Caminando, mientras caminaba muchos de los alumnos tanto hombres como mujeres se le quedaban viendo cómo si fuera algún bicho raro, al estar frente a la puerta el policía que la cuidaba de le quedó viendo con una mirada de desapruebo
-Se ve que usted no tiene vergüenza o si- le dijo el policía con un tono de seriedad
-Tengo que hablar con el director-
-Mis órdenes dicen que no la deje pasar-
-Insisto en que debo hablar con él-
-Y que harás, irte a acostar con el-
Con ese comentario Ricardo se dió la vuelta para buscar otra entrada, la que el usaba cuando se le hacía tarde, fue al estacionamiento y levanto el pedazo de reja suelto para pasar por debajo, tuvo más problemas que las anteriores veces pero era porque no tenía la misma edad, una vez adentro trato de ser lo menos visible para no llamar la atención, al estar enfrente de la puerta de la dirección respiro tranquilamente y entro, tras ver al director supo que tenía una expresión de desagrado total
-Que demonios quieres ahora- le dijo el director al ponerse de pie
-Solo quiero hablar-
-A mi oficina, ahora- le gritó mientras el entraba
-Señor, solo quiero entender-
-Entender que- lo interrumpió con su grito y después se pauso para continuar gritando
-Tiene suerte de que el consejo no haya presentado cargos en su contra y que hayan decidido solo despedirla porque si fuera por mí ya estaría pudriéndose en una celda-
-Pero- Ricardo trataba de hablar pero el director estaba realmente molesto
-Usted mancho el nombre de mi escuela, normalmente los padres que tienen hijas reclaman seguridad por acoso pero por su culpa ahora los padres que tienen hijos exigen que se les dé prioridad por si aún hay profesoras pervertidas-
-Lamento escuchar eso pero- Ricardo no podía hablar, el quería aunque sentía como las palabras se le atoraba en la garganta
-Ahora quiero que se largo de mi escuela ahora mismo- volvió a gritar al cabo que se volvía a poner de pie para abrir la puerta de su oficina, al salir corriendo de la escuela supo que la situación de Inés era muy grave, entro en su coche de una manera muy desesperada para poner el vídeo

cuenta pendiente. 1° temporada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora