—¡A un lado, idiota!
—Que hombre tan repugnante. —escupió la mujer del vestido café— Y ni hablar de su vocabulario y modales.
El sujeto del blanco uniforme siguió corriendo a pesar de las malas palabras, señalamientos y obstáculos que se encontró en el estrecho camino a su destino. Las gotas de sudor que caían sin previo aviso en sus ojos, ardían como mil demonios; paraba por ratos en el camino para secar el líquido y recuperar algo de aliento, ya estaba muy pestilente como para acercarse a un puesto a comprar alguna bebida; sin mencionar el tiempo que era poco así que recordando nuevamente su propósito, se apresuró y volvió a correr en medio del largo desfile de criaturas exóticas. A muchos de los vivientes en Osnob les gustaba experimentar y de esa forma era como entre una hormiga y un mosquito salía una especie rara más para alimentar la diversidad de seres, sobretodo el reino animal. Ayudaba mucho a hacer crecer las ganancias del reino pues la gente rica era quien decidía si comprarlos o no, era por ello que cuando tenían varias criaturas nuevas, las exponían a la gente y si tenían un buen recibimiento; seguían produciéndolas. Era la manera más rápida, tonta y para nada productiva que había encontrado la gente de buen nivel económico para gastar toda su plata.
Pero gracias a ese tipo de ventas era que Osnob se mantenía como el pueblo más adinerado y el de mejor estatus.Dicha celebración o exposición se llevaba a cabo cada fin de mes, con el motivo que inclusive los pobres pudiesen verlos. Habían personas en la ruina que tenían un bien familiar y podían vender o intercambiar, así que nadie perdía realmente. Un trato beneficioso para ambas partes, unas más que otras debido a la vagancia de la ingenuidad, pero era así.
Se levantó del suelo, sacudió sus pantalones ya color cafés debido a la tierra y siguió corriendo hasta el castillo que ya tenía frente a él. El sentimiento de alivio se hacia cada vez más grande al igual que el de temor por la reacción de la inesperada noticia que tenía que dar y esperaba ser el primero pues sabía que el rey jamás le permitiría seguir respirando si su mensajero de honor no le contase primero todo lo que era de su interés.
Empujó las grandes y pesadas puertas de madera que habían de por medio, colocó sus temblorosas manos en sus rodillas y dio un gran bocado de aire que luego de unos segundos; dejó salir.La expresión de furia en la cara de Enji fue brutal. Apretó la fruta que tenía en la mano derecha y se levantó de golpe mientras se encaminaba de forma pesada al sujeto que se encontraba de rodillas en el suelo. Se paró frente a él y carraspeó su garganta, dándole a entender que quería una explicación de su tan impertinente entrada.
—¡Señor! ¡Disculpe la intromisión tan vulgar que tuve, hay una noticia que no puede esperar más!
—Habla. —el frío tono de voz del hombre hizo que el soldado sintiera escalofríos tan solo escucharlo, apretó sus puños tomando valor para contar lo enterado.
—El clan trablesiano ha entrado a Osnob, señor.
La copa que llevaba en la mano izquierda cayó en el caro y limpio tapete del gran lugar, provocando un ruido sordo que muchos ignoraron a diferencia de los presentes que estaban atónitos ante la expresión del rey. Quedó en estado de shock por unos cuántos minutos, hasta poder recuperar la cordura y reincorporarse.
En su cabeza solo pasaba la imágen de dos pequeñas personas y responsables de tal barbaridad. Apretó con rabia su mandíbula al igual que sus puños, miró con desprecio al mensajero y lo tomó por el cuello.
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Ritanea; el lugar de los monstruos ✓TodoDeku •Hiatus
FanfictionEl pueblo de Osnob cuenta con más de 1500 años de antigüedad en los cuales son enriquecidos con bellas y extraordinarias historias por su misma gente. Osnob esta dividido por pequeñas aldeas inhabitables debido al gas lacrimógeno por parte de los e...