Capítulo 3

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—Aquí no hay nadie

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—Aquí no hay nadie.

—Por aquí tampoco, señor.

—¿Buscaron detrás de los arbustos y los acantilados? Esos bastardos son como ratas escurridizas.

—Sí. Hay un hilo rojo que se pierde cerca de un río peligroso, creemos que el río se los tragó debido a la fuerza y cantidad del agua además, Rafiki le disparó a uno; con esa condición no pudieron llegar muy lejos.

—Esos sujetos... No quiero que dejen de buscarlos. Pude reconocerlos a ambos; esas cosas no son humanos, son máquinas de matar, la sangre es su fuente de alimentación. Si el rey se entera de esto, uno de los tres nos cortará la cabeza a todos.

—¡Ya escucharon al coronel! ¡El escuadrón 3 (tres) se quedará buscando mientras el 1 (uno) y 2 (dos) seguirá con la marcha hasta llegar a la siguiente aldea!

—Estos idiotas. Solo espero que los encuentren pronto o todo nuestro plan se puede venir abajo.

—¡Si señor!

Subieron a los caballos de manera apresurada y tiraron de las cuerdas azules para comenzar a cabalgar hasta su próxima ruta; en dirección al pueblo de Osnob.






















































Subieron a los caballos de manera apresurada y tiraron de las cuerdas azules para comenzar a cabalgar hasta su próxima ruta; en dirección al pueblo de Osnob

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La suave gota que cayó por su frente y resbaló hasta el puente de su fina nariz hizo que arrugara la misma con movimientos abruptos. Quiso llevar una de sus manos hasta el lugar de su incomodidad pero algo se lo impidió. Forzosamente, no tuvo otra opción más que abrir los ojos con los rayos de la claridad aún, su vista seguía lastimada y algo borrosa debido al gas que había en la anterior aldea invadida. Tardó unos minutos en que su vista se acomodara y para cuando sucedió, pudo notar árboles enormes con hojas igual de grandes, descubriendo el origen de aquel líquido que anteriormente le había molestado en su tan agradable descanso. Giró su cabeza un poco hacia la derecha, encontrándose con una asombrosa escena inesperada que lo hizo creer y considerar en la pérdida de su propia cordura hasta observar al compañero que llevaba consigo el cual también permanecía quieto ante la situación. Viendo tanta intensidad en el lugar, solo pudo agradecer no ser el único en ese tipo de situación tan peculiar.
Se levantó con lentitud hasta quedar de pie al lado del rubio de ojos rojizos quien apuntaba sus dos espadas contra lo que parecía ser unos ojos igual de rojos en medio del tronco invadido de oscuridad. Rebuscó con sus verdosas esmeraldas sus mochilas las cuales ya no estaban, a excepción de algunos objetos; como si hubiesen buscado o revisado en ellas.
Cada paso que daban aumentaba la presión cardíaca de sus escandalosos corazones. El de las pecas preparó su conjuro más eficaz en tanto su compañero apuntaba a los brillantes ojos sangre dentro del árbol. Este se acercó de forma lenta al orificio del árbol y cuando asomó un poco de su rostro, ambos retrocedieron tratando de no gritar o desmayarse debido a la impresión.

Ritanea; el lugar de los monstruos ✓TodoDeku •HiatusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora