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Como si de un resorte se tratase se incorporó jadeando con fuerza mientras un sudor frio la recorría por todo el cuerpo, todavía seguía con la sensación de frio y comenzó a temblar y las siluetas de varias nubes, una tras otra de vaho se le escapaba de su boca al exhalar el aire que tanto la agobiaba. Lo peor era que no conseguía ver nada salvo unas sombras moviéndose en la oscuridad, pero poco a poco los ojos se le iban acostumbrando a esa mezcla de oscuridad y tinieblas creada por el polvo y cenizas que flotaban en el ambiente.

Una mano la aferró por la boca con fuerza y esa sensación de frio se le pasó a la sangre que velozmente le corría por las venas. El corazón incansable, bombeaba más rápido que el de un caballo a galope permitiendo que la adrenalina la llenase por completo. Intentó zafarse dando patadas y golpes por doquier mientras intentaba chillar pero una voz comenzó a hablarla... Una voz conocida, una voz que se le clavaba dulcemente en el corazón. Comenzó a relajarse.

-Sssshhhh... Relajate.... Sshhh...

Sígueme.

-¿Por? ¿Qué pasa?

-¿Ves esa mesa? Ayudame a acercarla a esa esquina y a tumbarla.

-Vale, ¡¿Pero me puedes decir que es lo que pasa?!

Le miró a los ojos y su mirada, lo dijo todo.

- Son ellos, hay decenas haí fuera, quizás treinta o trenta y cinco, puede que hasta haya más y están de caza.

Intenta bloquear la puerta como sea, pero antes ayudame con esa otra mesa.

-¿Qué pretendes hacer?

-Escondernos

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