Capítulo IV

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[Ella narra]

Entré a la casa y comencé a arreglar todo para mañana, organizar mi ropa, mi bolso, ver la ruta que tomaré al FBI y ordenar todo en mi mente.
Voy a la cocina a preparar un té y me encuentro con una cafetera en la encimera, un detalle como este Mycroft no lo haría de descuidado. Sabe que odio el café, y no hay ni una sola bolsita de té en toda la cocina. Sólo estúpido café. Por lo que tomo mi bolso, las llaves del auto, dinero y busco en mi celular la dirección del supermarket más cercano y estaba sólo a 15 minutos de la casa.

Me subo al auto y estúpidamente me encuentro en el asiento del copiloto. Cómo podré acostumbrarme a conducir del otro lado nuevamente?! Me cambio al asiento del piloto y me dirijo al lugar donde encontraré mi maravilloso té. Hay mucho tráfico asi que los 15 minutos se transforman en 40, sinceramente me cuestiono el no haber venido caminando, probablemente ya estaría de vuelta. Un semáforo más y llego.

Me estaciono en el lugar desocupado más cercano a la entrada del supermarket. Bajo y me aseguro de colocar la alarma, tengo la costumbre de revisar 3 veces que esté asegurado cualquier vehículo que maneje, incluyendo la patrulla de Londres, después de haber quedado en medio de la nada sin auto, aprendí la lección.

Entro y me encuentro con un monstruoso comercio, era tan enorme que me acerco a un guardia.

-Hola señor, de casualidad sabe dónde se encuentra el té?- se queda mirando a la nada tratando de recordarlo.

-Sí señorita, en el pasillo 12 se encuentra el café y todas esas cosas- respondió amablemente.

Me dirigí inmediatamente al pasillo señalado.
-Café en grano, café tostado, café con vainilla, café sin cafeína, café café café, no puede ser!- digo a regañadientes.

-Hey preciosa! por qué tan molesta y por qué desquitarse con el café?- dice un chico al lado mío al sacar un frasco de café en grano. Era alto, moreno, muy musculoso, estaba rapado y usaba una barba candado. Además andaba con una camiseta apretada la cual acentuaba aún más su cuerpo trabajado.

-Cómo no puedo encontrar una estúpida bolsa de té en todo este monstruoso supermarket?! Acaso todos ustedes beben sólo café??!- dije rodando los ojos, casi roja de la rabia que sentía. Él me miró divertido, lo que hizo que me calmara un poco y entendiera que estaba haciendo un berrinche por té.

-Wow, ese acento, con que británica, eh?. Ahora entiendo tu molestia. Ustedes y su obsesión por el té, no?- dijo sonriendo, esperando mi respuesta.

-JA-JA obsesión por el té? fíjate que en el local más pequeño de Londres puedes encontrar café. Pero ustedes ni en este kilométrico lugar pueden tener una bolsita de té? Sabías tú que el 64.7% de la población prefiere el té antes que el café?- lo dije tan rápido que con suerte me alcanzó la respiración.

-Me impresionas chica bonita, creo que eso sonó más familiar de lo que te imaginas. Derek Morgan. Con quién tengo el gusto?- estrecha su mano con la mía. Pero ese nombre... no creo que sea el Derek Morgan de los papeles de Mycrof o sí? Cuántos Derek Morgan con la descripción de agente me podría encontrar en la ciudad a unos cuantos kilómetros del FBI?... definitivamente es él.

-Chico FBI, lo sabrás, pero no de la forma que piensas- doy la media vuelta para retirarme y él queda pensativo.

-Cómo que "chico FBI"?- dice más alto de lo que creyó, por lo que un par de personas voltearon un segundo a mirar. Me giro y le respondo.

-Oculte mejor su arma y placa, agente.- le digo bajito y le guiño un ojo. Obviamente no coqueteando.

No imagino la cara del agente el día de mañana al verme en el trabajo.

Dos vidas, dos genios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora