Allie:
Arrastro la maleta por el pasillo, Caleb me esperaba sentado en su cama como un niño pequeño, cuando me detengo delante de él sonríe ampliamente.
- Si quieres puedes usar ese lado del armario. - Dice señalando a un armario empotrado abierto que dentro tiene un espejo de medio cuerpo.
- ¿Con tan poco espacio te cabe toda tú ropa? - Le pregunto.
- Siempre ha sido suficiente.- Murmura encogiéndose de hombros.
- ¿Con tan poco? - Le miro sorprendida.
- Soy un hombre sencillo.- Se limita a decir.- Te dejo por si quieres cambiarte o algo, y mientras voy a por la cena ¿qué te apetece cenar?
- Mmmm.... no sé ¿pizza?
- Si quieres pizza, traigo pizza.- Sonríe.
No me da tiempo ni a responder, sale de la habitación felizmente, yo me quedo deshaciendo la maleta.
Pasado un rato oigo que la puerta se abre, es Carla.
Se sienta a mi lado en el suelo y ambas metemos mis calcetines de invierno en el cajón correspondiente.- ¿Vas a dormir con Caleb?- Pregunta con tono curioso.
- Sí, ¿por qué?
- Nada, nada. - Dice intentando ocultar una sonrisa traviesa.
- ¿Qué? - Insisto.
- Pues, a ver es más que obvio que os gustais... y creo que esto hará que vuestra relación avance más rápido.- La miro sin saber que decir.
- Lástima que Caleb no quiera nada serio.- Bromeo chasqueando la lengua.
- Si estuvierais juntos iríamos a citas dobles. - Me dice.
- Entonces prefiero que no estemos juntos. - Bromeo, y las dos comenzamos a reír.
- ¿Tú cómo conociste a Aiden?- Espero que no le incomode la pregunta.
- Hace casi cuatro años, era su primer día en la universidad y yo le ayudé a llegar a su clase, charlamos y terminó pidiéndome mi número, se lo di, quedamos y bueno lo demás es historia...- Dice como si nada.
- ¿Y ya está?
- Sí, la parte de empezar a salir fue sencilla, luego hemos tenido baches, como cualquier pareja.
- No me imagino a Aiden discutiendo, parece muy... tranquilo.
- Y así es, en nuestras discusiones siempre acabo gritándole a la pared porque con él es imposible.
Después de nuestra pequeña conversación ella siguió ayudándome, hace un rato que se fue al comedor para dejar que me cambie, me puse la camiseta del otro día de Caleb y un pantalón rosita de pijama.
Cuando voy a abrir la puerta para salir veo a Caleb a punto de llamar con los nudillos.- ¿Por qué te has vestido así? - Me pregunta, y se acerca a mi para comenzar a dar pequeños besos en mi cuello. - Me vas a volver loco.
Intento comprender qué es lo que me ocurre cuando lo tengo así, pero no puedo pensar con claridad.
- Están tus amigos en el comedor.- Le recuerdo.
- Eso no va a evitar nada - Murmura cerrando con el pie la puerta. Entierro mis dientes en mi labio inferior cuando prosigue con los movimientos circulares en mi zona más punzante. Estoy frente a él y sé que se da cuenta de mis gestos en el rostro que acaban de quedar en evidencia, lo disfruta, porque ni se molesta en disimular su sonrisa, y eso en vez de avergonzarme me calienta a más.
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TÓXICOS
RomanceÉl amaba el peligro, ella huía de un oscuro pasado. ¿Qué ocurre cuando dos almas dañadas se juntan?