𝑇𝑖𝑒𝑟𝑟𝑎 𝑀𝑒𝑑𝑖𝑎 ~ 𝐼𝑚𝑎𝑔𝑖𝑛𝑎𝑠/𝑂𝑛𝑒 𝑆𝒉𝑜𝑡𝑠 ~

0̥7̥5̥ Legolas O.S. 5/10

"La extraño"

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El pequeño príncipe se encontraba jugando solo en el Bosque con su arco y flechas en lo que sus padres estaban ocupados con "asuntos bélicos", pero tranquilos, no hay peligro, ni las arañas ni los orcos habían infectado al reino con su presencia.
Como cualquier niño, era inconsciente del mal que acechaba al mundo, sus padres se habían encargado que tuviera a una infancia feliz, sin preocupaciones y sin temor.

El pobre Feren se encontraba buscando a Legolas ¿Que explicación le daría a sus majestades si se enteran que perdió de vista al pequeño elfo?

—¡Hîrn nin, Legolas!

El travieso príncipe solo esperaba el momento perfecto para asustar a Feren disparando una flecha cerca de su rostro.
El color de la piel del elfo palideció, casi toca su cuerno para llamar a los refuerzos.

—¡Feren! Solo soy yo.

—Alteza, debemos regresar al palacio antes de que sus padres lleguen.

—Pero yo quiero estar afuera...

—Está muy sucio, alteza, su padre me reprendería si lo ve así.

—Ada no me da miedo, además, no habrá ninguna fiesta ¿Porque tengo que bañarme?

—Bueno, si quiere que la reina lo llene de besos y abrazos, debe bañarse.

Los ojitos grises de Legolas brillaron ante la emoción de volver a ver a su madre, después de meses sin verla. No es que no amara a su padre, es solo que era más apegado a la reina.

—¿Entonces que esperamos, Feren? ¡Vamos!

Legolas jalaba del brazo a su acompañante para llegar al palacio lo más rápido posible, los segundos que pasaban se le hacían eternos.
Después de una ducha rápida, los sirvientes ayudaron a peinar su dorado cabello y a vestirlo con ropas elegantes; se habían reunido en la entrada del palacio, esperando la llegada de los monarcas.

Pero lo que se esperaba que fuera una cálida bienvenida, fue opacada por el sonido de los cuernos de los elfos de Rivendel y del Bosque Negro, anunciando no muy buenas noticias, rápidamente, las elfas sanadoras se acercaron a la caravana, ayudando a Lord Elrond a mantener de pie a un muy herido Rey Thranduil.

La mitad de su rostro estaba desfigurado por las quemaduras de las Grandes Serpientes.

—¡Feren, llévate al Príncipe de aquí!- gritó Elrond.

—¿Y mi mami? ¿Feren, en donde está ella?- el pequeño Legolas estaba asustado al ver a su padre así y unas lagrimitas resbalaron por sus mejillas al no ver a la reina.

—Alteza, vayamos a su habitación.

—¡Mami! ¡Mami!- gritaba con la esperanza de que ella lo escuchara, tal vez estaba perdida entre la multitud.

Todo era un caos, las sanadoras, guardias y demás servidumbre del palacio estaba vuelto loco, atendiendo a los heridos. Hasta que la vista del Príncipe se posó sobre un cuerpo cubierto por una sábana de seda, una mano sobresalía de la tela y vió un anillo, joya que le pertenecía al ser que le había dado la vida.