Dicen que el amor todo lo puede, desde que sea muy fuerte.
¿Estarán preparados para amar a lo desconocido? Luego de enamorarse de lo prohibido
Segundo libro de la saga, hay que leer enamorada de lo prohibido, para entender este.
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-Cariño ¿ya estas lista? - grito Sara desde la planta baja, termine de empacar las ultimas cosas en la mochila de viaje y me gire observando la habitación que habite por un corto tiempo, suspire nostálgica de todos los recuerdos que en este lugar empecé a crear; Sebastián quería hacer él mismo la mudanza antes de que irse a su luna de miel con mi hermana, unos cuántos días mas tarde luego de su cumpleaños movilizo todo para que nos mudáramos cuanto antes a la nueva casa.
-Nena ¿Qué haces? - pregunto mi cuñado entrando a la habitación- ¿estás bien? - dijo preocupado de mi silencio y mi mirada cargada de tristeza, me recosté en su hombro para tranquilizarlo y que no se preocupara mas de la cuenta- ¿Qué pasa Gemma? - cuestiono pasando su brazo por mis hombros.
-Me da un poco de nostalgia irme de la casa- le expliqué limpiando el par de lagrimas que se escapaban por mis ojos- este fue un lugar mágico para mí- dije recordando cada momento que pase en esta habitación, en especial en esta casa.
-Anda no te pongas de ese modo- dijo él apretando mi brazo con cariño- vas a tener una habitación mas grande y vamos a tener todos los animales que gustes- trato de motivarme, a pesar de eso, no deje sentirme incomoda; Sara mando a construir esa casa para iniciar una vida con su futuro esposo y tener un hogar, me sentía como una intrusa al vivir con ellos- dime realmente ¿Qué pasa Gemma Lombardi? - me pidió Sebastián.
- ¿Estás seguro que debo irme a vivir con ustedes? - le pregunte y él me observo confundido- Sebastián aquella mansión es para que mi hermana y tu empiecen una familia juntos- dije explicándole mi incomodidad- no quiero ser un estorbo para eso- él suspiro enojado.
-Gemma Anniete Lombardi Rosaldo ¿Cómo en que idioma debemos explicarte que jamás serás un estorbo? - me preguntó cruzando sus brazos en su pecho- eres parte de nuestra familia y me haría muy feliz tenerte en esa casa- dijo él tomando mi rostro- te has convertido en la pequeña de esta familia y debes empezar a creer que todos te amamos.
-Gracias- dije lanzándome a sus brazos y él acaricio mi espalda- por aceptarme y darme una oportunidad- dije llorando; Sebastián y Sara se convirtieron en las personas más importantes de mi vida, en el único respaldo que tenía y mi corazón no podía sentirse mas agradecido por ello.
- ¿Qué hacen? - dijo Sara apareciendo en el umbral de la puerta, ella tenia una camisa de tirantes y un pantalón que le llegaba hasta sus rodillas, además de unas zapatillas deportivas; toda su ropa estaba llena de polvo y arrugada debido a la mudanza, no teníamos mucho que llevarnos, ya que la casa nueva estaba amoblada y debíamos llevar los objetos personales de cada uno.
Sebastián se encargo en poner esta casa en renta con muebles incluidos y para nuestra sorpresa Marco Stracci era quien se quedo con la oportunidad, por alguna razón decidido trasladarse desde Sicilia hasta Roma, nadie sabía el motivo; igual casi nadie lo cuestiono, yo adore aquella noticia, tenia que admitir que estaba coladita por el hombre, aunque él no lo notara y me considerara una muy buena amiga.
