Un día libre

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Honoka conversaba con la madre de Maki mientras desayunaban

Honoka: Muchas gracias por dejarme desayunar señora.

Kikuko: No es nada, Maki apenas se está preparando, vienes muy temprano.

Honoka: Es que es para verla lo más cercano a cuando despierta, para ver si se siente mal o algo por el estilo.

Kikuko: Te preocupas demasiado, ¿no lo crees?.

Honoka: ¿Usted creé?, yo creo que es lo normal, Maki es lo más importante para mí, obviamente quiero que esté lo mejor posible.

Kikuko: Entiendo.

La señora sonrió, había estado muy molesta con Honoka y Maki por haber cometido tal irresponsabilidad, no era un simple error, de esos en los que solo te disculpas y ya queda atrás, esto era algo que cambiaría sus vidas, un bebé estaba en camino, Maki y Honoka ya no verían solo por ellas, la señora había estado renuente a hablar con Honoka, pero al saber la forma en la que la pelijengibre se preocupaba y cuidaba a Maki, la hicieron abrir un poco su postura, enterarse de la forma en la que Honoka se esforzaba por Maki, la hicieron tener confianza en que Honoka haría todo lo posible por procurar a Maki y a su bebé

Kikuko: Maki mencionó que hoy es tu día libre.

Honoka asintió mientras bebía el jugo de naranja, pero se le atoró un poco y comenzó a toser

Honoka: Ay ay ay, casí me ahogo.

Pero la señora sabía que Honoka seguía siendo una chica despistada de 16 años, no podían dejarla encargarse de todo

Kikuko: ¿Estás mejor?.

Honoka se limpió la boca con una servilleta

Honoka: Sí, disculpe... Y sí, hoy no me toca trabajar.

Kikuko: Me alegro, yo tampoco iré al hospital hoy, así que quiero que vengan Maki y tú a planear la fiesta.

Honoka: ¿Cuál fiesta?.

Kikuko: La de su boda.

Honoka: Ah! Claro, jejeje disculpe, sí, encantada, ¿podría venir mi madre?, ella también quiere ver eso de la boda.

Kikuko: Claro, no hay problema.

Honoka: Genial, entonces cuando salgamos de la escuela, vendremos, ¿está bien?.

Kikuko: Perfecto.

En ese momento entró Maki a la cocina

Maki: Perdóname Honoka, me volví a quedar dormida mientras me vestía.

Honoka miró seriamente a Maki

Honoka: No tienes remedio, Maki, ahora no tendrás tiempo para desayunar, debes comer bien para que no te vuelvas a sentir mal.

Maki: Lo sé, lo siento mucho.

Honoka le extendió un pan tostado

Honoka: Al menos cómete el pan y bébete el té.

Maki: Gracias.

Maki comía rápidamente

Honoka: Despacio, Maki, no querrás ahogarte, además te dijeron que no comieras muy rápido y debías masticar bien.

Maki: Perdón.

Maki comenzó a masticar con más calma, Honoka le sonrió y le dio un beso en la frente, luego tomó una servilleta y le limpió las migajas que tenía en la boca

Honoka: Eres tan tierna, Maki.

Maki sonrió con un ligero sonrojo mientras masticaba

Kikuko: (Pensando: Son solo un par de niñas, debemos cuidarlas).

Inesperada LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora