Capítulo 4

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La sala estaba iluminada por un holograma de la ciudad, en rojo parpadeaban las afueras en círculos. Habían conseguido parar el ataque de la retaguardia por el momento. Los hangares estaban intactos ese era su punto clave en el momento. 

- No tenemos fuerza aún para expulsar al clan Vizsla de la ciudad.- Ujijurt dijo con la misma voz rasposa.- No podemos permitir que la duquesa Satine se quede aquí. Si la capturan, que lo intentaran, será nuestra derrota.

- Coincido con tu opinión.- Qui-Gon declaró. 

Unas cuantas miradas pasaron atraves de los Mandalorianos allí presentes. La presencia del jedi les incomodaba, Qui-Gon lo había visto en tan solo entrar en la sala. Lo cual podía considerar normal, no esperaba que lo recibieran como un salvador. 

- Tenemos una nave ya preparada para que llevéis a la Duquesa Satine de vuelta a Coruscant, los rebeldes no se atreverán a atacar a la república.- Ujijurt terminó de declarar, casi ordenando a Qui-Gon que se alejase. 

- No me voy a ir a ningún lugar.- Satine apareció por la puerta, sujetando en sus manos unas flores de color blanco.- No pienso dejar Mandalore en esta situación.

Qui-Gon podía notar la joven insegura, haciendo lo que su instinto le decía. Obviamente, Qui-Gon no era estúpido, había notado el cambio del titulo de heredera a duquesa. Tenia todos los elementos de una tragedia. 

- Comprendo lo que quieres decir Duquesa. Pero creemos que es mejor que abandones este planeta.- Bruk  se movió de detrás de ella a colocarse en el borde de la holomesa. 

- Pensé que tu más que nadie comprendería mi devoción a Mandalore.- Ella inquirió mirando al guerrero. 

- Con el debido respeto Duquesa.- Que ese nombre saliera de los labios de Qui-Gon sorprendió a más de uno.- Creo que debería escuchar a sus consejeros. 

Ella colocó sus ojos en él, con una mirada feroz teñida por un destello de dolor, pero en el fondo respeto que se había formado en sus conversaciones con el maestro Jedi. Hizo un pequeño movimiento con su cabeza, asentándola, ya no estaba atacando ahora estaba meditando su próxima acción.  

- No puedo abandonar Mandalore, se vería como una muestra de debilidad y podría ser fatal si más mandalorianos simpatizan con estos rebeldes.

El silencio se hizo en la sala. Qui-Gon no era ningún estratega de guerra, de hecho tenia resaltado el no meterse en asuntos del planeta. Su misión de diplomacia y protección se extendía a la duquesa y su familia. Si el consejo no decidía cambiar de planes.    

- ¿Y si te llevamos a un planeta del mismo sistema? - El otro caballero jedi habló tocándose la punta de uno de sus mechones entre los dedos.  Los ojos cayeron en él, rápidamente fueron deflactados por el chico mirando a un lado de la sala. El chico era como un libro abierto, Qui-Gon dudaba que supiera de la existencia de los muros mentales.  

- Podría ir a Kalevala, allí tenemos aliados y es un lugar seguro.- La pregunta se mantuvo en el aire mientras Bruk daba su aprobación a la propuesta.  Era seguro pero ¿Por cuanto tiempo se mantendría así?

Quizás no era lo primero que un Mandaloriano pensase, en la posible derrota, pero Qui-Gon no era un mandaloriano.  Podría pasar cualquier cosa en una guerra y una de esas cosas era que los Nuevos mandalorianos perdieran la guerra. Rápidamente Qui-Gon quitó ese pensamiento, recordándose en pensar en el presente y no mirar en un futuro que siempre estaba en movimiento.  En la sala todos estaban esperando a que la duquesa hablase. 

- Podría ser una buena posibilidad para tener en cuenta.- Ella respondió.

- Puede ser un buen plan.- Ujijurt comentó pasando su mano por su barbilla a continuación le dio una mirada a Ben y continuó.- Kalevala no será un objetivo fácil. Dudo que se atreviesen a atacar Kalevala si son lo suficientemente listos.  

Lírios en MandaloreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora