Capítulo 2 👑

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—Te he notado diferente, princesa Ran. —dijo su prometido con frialdad.

—¿Eh?¿Por qué?

—No duermes bien, eso es seguro. La señorita Suzuki me ha dicho que también nota lo mismo. ¿Hay algo que nos ocultes?

Ran lo miró sorprendida. Era de día. Shinichi se había presentado en el palacio y ahora le decía tales palabras, sin embargo había un aspecto que le preocupaba a la princesa.

—Joven Shinichi. —le habló con inhabitual formalidad. —¿Solo venís a cuestionarme sobre mi mal sueño?

Lo cierto se debía a los desvelos esperando al famoso criminal que arriba a su balcón.

El castaño levantó una ceja.

—¿Querías charlar de otro tema conmigo?

Ran suspiro y se apresuró a irse decepcionada, dejando a Shinichi solo.

<< Olvidaste mi cumpleaños. >>

Lo cierto era que ambos se gustaban mucho, pero a veces había problemas por culpa del comportamiento distante de Shinichi.

A diferencia de cualquier otro lugar, los aniversarios de nacimiento de la realeza no se tomaban como festejo. Ni la reina Eri recordó. Su padre, seguro le habría llenado de regalos y presentes la habitación, pero él ya no estaba a su lado.

Una felicitación de parte de Shinichi sería un respiro de su ocupada vida política.

Cuando anocheció, ahí estaba el joven ladrón.

—¿Qué la aflige, mi querida princesa? —preguntó su misteriosa voz, recostado en el marco de su ventanal, mientras Ran sollozaba en su cama.

Sus lágrimas pararon y giró a verlo aturdida.

—Yo... —respondió dudosa. El ladrón había visitado con anterioridad a la joven todas las noches desde aquella primera vez, más de un mes.

—¿Puedo hacer algo para calmarte? —preguntó sonriente, levantándose y encaminandose justo a la princesa, tomándola con extrema suavidad del rostro. Sus guantes de algodón daban un placentero roce a Ran. Apareció una rosa y se la entrego.

—Aún no me has dicho que es lo que quieres conmigo, ladrón Kaito Kid. —afirmó intentando parecer severa, pero él no respondió a dicha pregunta. Ran dudosa, continúo ante la mirada azul del chico. —Quiero irme de aquí. Si lo logras, tal vez pueda darte mi corazón, cuál dices que vas a robarme.

Y el ladrón, sorprendido por repentina y nada coherente petición, sonrió emocionado. Él la conocía desde la infancia, solo que ella no recordaba. Kaito siempre estuvo enamorado de ella; aunque al igual que Shinichi, estaba comprometido con su amiga de la infancia.

Pero a Ran le comenzó a aturdir esa hermosa sonrisa y brillantes ojos azules, compartía su corazón.

El ladrón de la princesa. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora