A Shinichi le habían lanzado una maldición, que incluso una bruja roja famosa no logró romper.
Unos hombres de negro que parecían cuervos le hicieron beber una veneno que lo convertía cada cierto tiempo en un niño. Vivía como el pequeño Conan. Gracias a qué fue aceptado por el antiguo rey como inquilino del palacio. Ya conocía a Ran, pero en esa nueva identidad se hicieron amigos, aunque ella no sabía el secreto.
Tormentoso mentir a todos sus seres queridos por dicho secreto, pero estaba dispuesto a detenerlos y rebelar sus crímenes.
Sin embargo un día, su suerte se fue a la basura.
Mientras paseaba como Shinichi junto a la princesa intentando hacer que lo escuchará para pedir disculpas por haber olvidado su cumpleaños entre otras fechas importantes para ambos, su corazón dolió y no tuvo escapatoria.
—¡¿Shinichi?! —interrogó Ran al verlo caer al suelo. —¡¿Shinichi que te...?! —pero fue tarde y Ran contempló su extraña transformación que la hizo jadear atónita. —¿Conan...?
Cuando Shinichi tuvo su falso cuerpo de nuevo, intento levantarse con torpeza mientras Ran arrodillada lo veía sin comprender.
—Yo... Ran... ¡Puedo explicarlo!
La princesa comenzó a llorar decepcionada a la vez que el joven contaba su historia. En dicho momento, ella acabo de desear irse de su vida.
—Me mentiste. —sentenció serena. —...Estamos comprometidos, podrías... Haber confiado en mí, Shinichi.
El chico observó el suelo con pesar.
—Lo siento. Fue para protegerte. Yo quería... —indicaba antes de que un triste suspiro saliera de Ran.
—Shinichi, rompe nuestro compromiso por favor. No puedo seguir con una persona que no confía en mí. —dijo con firmeza, sin titubear ni aparente dolor, ocultando cualquier rastro anterior de lágrimas.
Shinichi sintió que su cuerpo se quebraba, y dolía aún más que su transformación.
—No, Ran... No puedo hacer eso... Porque... —decía con una sonrisa nerviosa ante la gélida mirada de ella. —Porque te amo.
Ran ahogo cualquier sentimiento de compasión. Ahí estaba la respuesta a todas sus misteriosas actitudes. Estaba muy dolida y decepcionada, aunque ella también quería pensar que lo amaba. Se fue sin más, dejando a Shinichi solo. En aquel momento, comprendió que no sintió emoción por oír tan esperadas palabras: "Te amo."
Y los siguientes se dió cuenta que ya no compartía su corazón, deseando escuchar aquellas palabras pero de otra persona. Él, quién estaba siempre para Ran, ahora era su objeto de amor.
Los siguientes días, sintió una soledad que jamás había pasado desde que murió su padre.
Pero, diferente a otras ocasiones, el ladrón apareció para consolarla con sus cálidos y amables brazos.
Más allá de ser un candidato a amante, era un amigo en quién confíar, el único.
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El ladrón de la princesa.
Fanfiction🌹AU. La princesa Mouri comprometida con un inteligente noble, comienza a recibir visitas nocturnas de un singular admirador, ni más ni menos que el ladrón más perseguido y famoso de Beika. Su corazón divido deberá elegir un único destino. ¿Cuál ser...