Capitulo 30.
Tenia mucho que decirle, pero no queria hablar con el. De todas maneras el timbre sonó. Debian ser Austin y Bridgit. No queria que me vieran asi. Yo era todo un manojo de nervios gracias a ese idi*ota.
Colgué sin explicarle antes el porque.
Bajé las escaleras corriendo.
-¡Tienen llaves mald*itos!-dije en broma-¡Ahora tengo que bajar las escaleras solo porque no quieren usar sus llaves!-dije hablándoles a Austin y Bridgit que en realidad no me escuchaban, no sólo porque estaban del otro lado de la puerta, si no porque en realidad no estaban. Pero supe eso cuando abri la puerta.
Cuando lo vi a él simplemente no podia creerlo. No lo veia hace tanto tiempo. El también miró cada detalle en mi.
-¿Que haces aqui?-el me miró y no dijo nada.-Dije que no queria hablar.
-Te extraño.-dijo con toda sinceridad. Me quedé sin palabras. Tambien lo extrañaba, pero todo era muy complicado, resuemiendo era complicado porque también lo odiaba.
-Yo no.
-Se que si.
-Tu no sabes nada de mi.
-No seas tan dura conmigo.
-¿Dura? ¿Soy dura?-dije sin poder creer lo que me habia dicho.-Que me digas que soy dura contigo despues de todo lo que me hiciste es como um insulto hacia mi.
-Si. Tienes razón.
-Lo se.
-Mira, no lo diré porque es algo que ya he dicho millones de veces pero---
-¿Lo sientes?-pregunté cansada de que siempre sea lo mismo.
-Si.
-Oh que sorpresa.-dije irónicamente.
Me miró fijamente a los ojos. Y yo lo miré a el también. Fue como si nos hubieramos visto las almas el uno al otro.
-Alex no pretendo nada. Solo quiero estar para ti. Si. Te fallé cuando me necesitaste, y quiero compensarlo.
-¿Fallarme? ¿Hablas en serio? ¡No sólo me fallaste! Me enamoraste y luego me engañaste, me alejaste de mis amigos, y me hiciste creer que todo esto era mi culpa. Y ademas---
-No digas más-dijo interrumpiendome-se lo que vas a decir, pero no quiero escucharlo.
-¿No quieres escucharlo? ¡Tu me hiciste eso sabiendo lo mucho que me dolería y ¿yo no puedo decirlo por que TU no puedes escucharlo?!-grité. En este momento los vecinos pensarían que yo era una completa loca, pero por suerte este era un barrio de mansiones gigantes asi que habia la suficiente distancia entre las mansiones como para que nadie escuche mis gritos; de todas maneras no me importaba un comino.
-¡No puedes escucharlo porque no lo quieres recordar, pero nunca, nunca olvides lo que le hiciste!-dije al borde de las lagrimas.
-Nunca lo olvidaré. Nunca me lo perdonaré.-dijo llorando. Si. Llorando. El chico rudo que no llora estaba llorando.
Hubo un silencio, los dos nos mirabamos fijamente pero nadie decia nada.
-Sabes, no me importa que me hallas mentido, engañado, y todo eso. Lo que si me importa es que me hallas quitado a esa persona que tanto amaba.-dije llorando. Desde el dia en que supe todo, me prometi a mi misma que nunca lloraria delante de el. Pero aquí estoy, llorando delante de el. Rompiendo la promesa.
-No sabes lo que me odio por eso.
-También te odio por eso.
-Lo se. Y tienes derecho a odiarme por eso.
-¡No me digas que tengo derecho a odiarte por eso! ¡Se que puedo odiarte si quiero, no necesito que tu me lo digas!-grité mientras lloraba.
Como saben hace unos dias, Chad y yo habiamos tenido un accidente y yo me llevé un gran golpe en la cabeza. No se si fue por tanto llorar o por tanto gritar, pero fue como si mi cabeza tuviera tanta presión que estallaria en cualquier momento y sentí la necesidad de sentarme de inmediato.
-Tranquila.-dijo al ver que no me sentia bien.
Pero lo ignoré y me di la vuelta para ir a mas adentro de la casa y sentarme en uno de los sillones enormes, tapizados, de color rojo.
-¿Te encuentras bien?-dijo desde la puerta. Podia verlo desde el sillón. Estabamos solo a unos metros.
-Estoy bien.-menti.
Ni siquiera habia cerrado la puerta. Me habia quedado con las ganas de cerrarle la puerta en la cara.
Pero él no entraba. Me miraba desde la puerta de entrada.
-Mie*rda.-susurré, pero se que el llegó a escucharlo.-Puedes pasar si quieres.
-No quiero incomodarte, yo---
-Si quieres pasar, pasa de una vez y dejate de dar vueltas, y si no quieres pasar solo vete.-dije interrumpiendolo.
Se que pensaran que estoy siendo dura con el, pero no tienen ni idea de lo que pasó hace un tiempo. Cuando lo sepan todo, con cada detalle, me entenderán y hasta pensarán que soy demasiado buena al dejarlo entrar, ¿que estoy diciendo? Demasiado buena al dirigirle la palabra.
Al final entró y cerró la puerta detrás de el. Se acercó a mi pero no se sentó, solo miró al rededor de todo el living.
-¿Que?-dije.
-Hace mucho no entró aqui.-asenti.
Cuando dejó de mirar todo a su alrededor, como recordando muchas de las cosas que habiamos vivido en ese lugar, me miró a mi. Aun de pie.
-¿Puedo sentarme?
-Supongo.
-Lo siento, yo no queria venir aqui para hacerte llorar y menos para que te sientas mal. Todo lo contrario, vine aqui para ayudarte y para que si necesitabas alguien con quien hablar sobre, bueno...-lo capté. El no queria nombrar a Chad.-en fin, tu sabes, hablar sobre eso, o llorar en el hombro de alguien. Yo queria que ese fuera mi hombro.-dijo avergonzado mirando al suelo.
-Gracias por ofrecerte, pero, tengo amigos.
-Cuando abriste la puerta, lo primero que vi fueron tus lágrimas y no veo a ninguno de tus amigos aquí.-dijo de buena manera.
-Yo no estaba llorando.-menti. Aunqur se que no sirvió de nada.-Y ahora ninguno de mis amigos esta aqui, pero Austin se estaba quedando a dormir todas las noches aqui. Para cuidarme. Para no dejarme sola.
-A mi no me engañas, se qus estas enfadada con Austin.
-No sabes nada.
-Si. Y se el porque. Se que esta con Amber.
-No la nombres.
-¿Por que? ¿Por que te pone celosa que este con Austin? ¿O por que te enoja que yo---
-Cierra la boca mald*ito idi*ota.-dije interrumpiendolo y a punto de golpearlo en su estúpida boca.
-¿Y si no quiero?
-¡Si no quieres puedes largarte de mi casa!-grité.
Hubo un silencio. Uno largo e incómodo. Y asi como de golpe, dijo algo que nunca imaginé que diría.
-Te amo.
