01. Café

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Holuuu ¿Cómo están? Ando publicando esto con el celular porque no tengo luz, no quería llegar tarde el primer día pero bueno, tengo mala suerte(?

Les explico de que va esto: Para festejar la semana Bokuaka (del 31 de Julio al 9 de Agosto) voy a hacer el reto que pueden encontrar en twitter bajo el hashtag de #BokuAkaWeek2020. Van a estar subiendo escritos, dibujos y otras cosas durante los diez días también, así que los invito a pasarse si tienen curiosidad e incluso animarse a hacer ustedes mismos el reto si tienen tiempo y ganas. (Voy a estar subiendo dibijitos yo también, asi que si se quieren pasar por mi cuenta de Twitter que está anclada en mi perfil, yo encantada ah)

No los molesto más y les dejo leer tranquilos(? Espero les guste porque le estoy poniendo todo el amor del mundo ¡Gracias! ♡
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Bokuto Koutaro nunca había sido de aquellas personas que solían guardar silencio por muchos periodos de tiempo. Más bien, era de esos que decían absolutamente todo lo que se les pasaba por la cabeza, sin importar donde estén o en qué situación se encuentren. Claramente no era lo mismo que ser desubicado, ni tampoco lo hacía porque creyera que fuese la mejor opción. Simplemente le costaba pensar rápidamente en una manera de decir las palabras con sutileza y su forma apurada de ser terminaba soltando todo al tiempo que venía a su mente, lo cual lo dejaba sin chance de tomarse su tiempo para hacerlo correctamente.

Gracias a su pequeño problema, en varias ocasiones terminaba metido en grandes percances. Como era el caso de aquel día, en el que caminaba por las calles avergonzado y furioso en partes iguales debido al examen firmado con un bolígrafo de un brillante color rojo y lleno de errores que aprisionaba en su mano derecha. Había soltado un grito en el aula por la sorpresa que le generaba desaprobar algo que creía perfectamente aprobado y por ello fue reprendido por el profesor, acusado de "escandaloso" y causado la risa de la mitad del número total de estudiantes dentro de su curso. En otras circunstancias, quizás Bokuto hubiera echado a reír junto a ellos, no le hubiese importado y probablemente lo olvidaría en poco tiempo, pero ese día definitivamente no era el caso. Todo había dado un giro de 180° en su cabeza y más que impulsarlo a seguir adelante, todo aquello lo había tirado abajo.

Lo único que sabía ahora es que tenía hambre, que no tenía ánimos para volver a su casa y que el sol se estaba escondiendo; la tarde amenazaba con marcharse para encender la luz de las estrellas que iluminarían la helada noche de invierno.

El aroma del café lo sacó de sus pensamientos por unos minutos y Koutaro dejó de caminar, dándole un paro seco a sus rápidos pasos para fijar su vista en la cafetería por la que estaba pasando, misma que casi pasa de largo debido a sus impulsos.

Frunció el ceño con extrañeza en cuanto subió la visa para mirar el elegante cartel que decoraba el pequeño edificio. Aquellos lugares nunca habían sido su tipo en lo absoluto, siempre prefería comprar un tarro de aquellos descartables y beberlo mientras paseaba por la calle a tener que sentarse en una mesa y quedarse quieto hasta terminar. Aunque era cierto que lo que menos quería ahora era quedarse sentado y evitar gritar, el olor que desprendía el local y las luces tenues que acompañaban el ambiente cálido, en contraparte, por cierto, al frío que hacía en las calles, lo invitaban a pasar y relajarse con una taza entre las manos. Bokuto terminó entrando a la cafetería, movido por sus instintos luego de arrugar el papel del maldito examen por el que tantas semanas había estado esperando y tirarlo al cesto de basura que descansaba inamovible sobre la vereda.

En cuanto abrió las puertas, la música de jazz inundó sus oídos en totalidad. No estaba alta como para ser ruidosa, ni tampoco muy baja como para tener que esforzarse en poder escucharla. Más bien, componía un ambiente casi natural acompañado con los ruidos que las cucharas revolviendo los contenidos y las tazas chocando contra los pequeños platos le sumaban al todo completo.

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