08. Familia

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Holu otra vez ♡ vengo a dejar el capítulo número nueve de esta linda colección de historias. Para este día elegí "Mythology AU" espero que les guste.

Ya saben, los personajes no son míos, son de Haruichi Furudate.
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Aquella noche era lluviosa, la ventisca suave de primavera apenas lograba darle pelea a la lluvia que regaba un eco a cada extremo del bosque, envolviendo a las copas de los árboles en un pulso descontinuado de chapoteos pequeños y más grandes contra las hojas y los charcos que se esparcían por la tierra mojada.

Bokuto había despertado de repente luego de oír a lo lejos la cantidad de graznidos desmesurados que se entremezclaban con aleteos exuberantes entre los relámpagos dirigentes del cielo. Su respiración agitada y los latidos profundos dentro de su cuerpo lo pusieron alerta. Se abstuvo de batir sus grandes alas solo por el hecho de que Akaashi descansaba a su lado; dormitaba tan pacíficamente que lo menos que deseaba en aquellos momentos era interrumpir su sueño.

"Viene del nido de los cuervos". Pensó, mientras observaba desde la entrada del suyo por si lograba ver algo a la distancia que llamase su atención. Cabiendo en la posibilidad de que verdaderamente algo ocurriera allí afuera, no le tomaría más de dos minutos salir a investigar y volver junto a su pareja, pero dudaba que alguno de sus compañeros menores fuera tan tonto como para salir del nido en plena tormenta, visto y considerando que el exceso de agua sobre sus alas les impediría volar correctamente.

Por un momento, la imagen de la tribu Nekomata azotó a su mente como un látigo despiadado, pero, de nuevo, descartó la posibilidad por el clima mismo. "A los gatos definitivamente no les gusta el agua" procesó en su cabeza, agitándola débilmente.

Su cabeza dejó de trabajar cuando sintió uno de los brazos de Keiji envolver su cintura, giró entonces su cabeza para encontrar al dueño de sus suspiros matutinos aun dormitando y clamando por la atención de su jefe en partes iguales.

—Koutaro... Vuelve a la cama —susurró, apenas consciente. Se movió lo justo y necesario para que las mantas de seda descubrieran su perfecta espalda, ligeramente marcada en comparación a la robusta musculatura que presentaba el cuerpo de Bokuto.

Los intensos ojos dorados de Koutaro se entre cerraron muy poco, en un intento por contenerse; si tuviera que depender de sus instintos animales, en este mismísimo momento estaría haciéndole el amor a su pareja, pero sabía que a Akaashi no le gustaban las sorpresas de la nada y mucho menos si significaban hacerlo perder el sueño que difícilmente había logrado ganar en una noche como aquella, cuya lluvia era escuchada con el doble de potencia para los Búhos como lo eran ellos.

Se mantuvo al margen de la situación y decidió acostarse nuevamente, olvidándose de los graznidos que había oído minutos atrás y con la idea de hacerle una visita al nido de los cuervos cuando amaneciera y amainara con ella la tormenta.
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Akaashi despertó algunas horas más tarde de lo que le hubiera gustado realmente, aún tenía bastantes problemas para hacerlo a tiempo desde que el horario había cambiado debido a la estación y le molestaba mucho no poder controlar sus horas de sueño de la forma en que quería. Frotó sus ojos con pereza y se extrañó al notar que lo primero que vio al despertar, fue a su pareja colgada literalmente de la entrada de su nido, como si estuviera intentando alcanzar algo.

—... ¿Koutaro? —preguntó, despojándose de las mantas para comenzar a colocarse su kimono de las mañanas.

— ¡Keiji! Te vas a alegrar cuando te cuente. Parece que la naturaleza nos trajo el desayuno hoy —Bokuto apenas había girado su cabeza hacia atrás para encontrarse con un recién amanecido Akaashi, volviendo de nuevo al frente luego de sonreírle para continuar con su tarea.

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