"El heredero al trono de Jamaisnapolis, Kim Seokjin, se encontraba hace años en una crisis consigo mismo y ahora, en sus últimos años como príncipe, se ve obligado a enfrentar cara a cara al responsable de todas sus dudas antes de que fuera muy tard...
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—¿Como pasaste tu tarde con la princesa?—Yoongi tomo algo de pasta y la llevo a su boca.—Llegaron al atardecer casi noche, espero te hayas divertido.—Yoongi hablaba sin ninguna segunda intención, sus palabras eran tranquilas y su voz calmada.
—Ella quedo encantada con la ciudad, le compre un ramo para que no sospechara nada pero al que menos atención le presto fue a mí, parecía haber salido a pasear sola.— Seokjin rió y bebió un sorbo de su copa de vino.—Estoy agradecido por eso, nunca fui bueno para fingir cosas que no siento.— Yoongi sonrió.
—Nadie puede ser obligado a amar y nadie puede ignorar al amor. No importa genero, religión ni color. Mi papá siempre me lo decía, Una vez me contó que en su adolescencia viajo al campo con su madre para pasar la temporada de primavera allí y se enamoró del pastor de ovejas que trabajaba para mi biseabuela.—Yoongi miró a el príncipe y luego volvió su mirada al ventanal.
—Todo terminó con el pastor siendo casado con una niña de otra ciudad por que sus padres necesitaban un terreno para vivir. Los fondos que el chico y su padre reunían, no eran suficientes para comprar una casa. Lo hizo por su familia.— Frunció su boca y continuó con su cena.
Seokjin podía sentir el miedo en su mirada, sabía que el menor temía que eso sucediera entre ellos dos.
—Mantengámonos fuertes.—Tomo la mano del menor y la beso, este sonrió.
—¿Porqué me buscaste, Seokjin?—
—Yoongi...Mi amor por ti no despertó hace semanas o meses. Desde que somos pequeños y te veo corretear a tu padre por los pasillos del reino, desde que te escondías en la biblioteca a dibujar, desde que llorabas en el jardín de rosas...La valentía llego hace poco.—Yoongi llevo sus manos a su rostro y rió.
—¿Yoongi, quieres quedarte a mi lado a pesar de todo?—
El pelinegro descubrió su rostro y con sus ojitos brillando como diez mil galaxias, asintió repetidamente, saltando sobre el mayor para llenar su rostro de besitos.
—Seokjin...Te quiero.—
—Yo lo hago más Yoongi-chi.—Juntaron sus labios y Seokjin tomo al pelinegro por la cintura, llevándolo a la cama mientras el menor rodeaba sus piernas en la cintura del mayor.
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