Caminó rápidamente hasta su habitación, podía decir que hasta estaba trotando para llegar lo más rápido posible a su encuentro con el pálido. Saludó a los empleados que se encontraba por el camino y subió las largas escaleras.
Cuando ya estaba llegando a su cuarto, comenzó a bajar la velocidad de sus pasos.
—Disimula, Kim Seokjin.— Se dijo a si mismo.
Tomo el picaporte de su puerta y la abrió lentamente. El pelinegro estaba allí, acomodando su zona de trabajo y el lugar donde seguramente debería de sentarse él. Llevaba una camisa con los dos primeros botones de arriba desabrochados, esta estaba metida en su pantalón de traje marrón con manchas de diferentes colores, también llevaba unos tirantes.
Y estaba descalzo, siempre estaba descalzo.
—Min, es un gusto verte...—Posó su mano en la espalda del pelinegro y este saltó en su lugar.
—Su alteza, disculpe, no lo había oído.—Seokjin negó restándole importancia y se sentó en el sillón de terciopelo rojo enfrente de el caballete.
—Bueno...dígame, puede describirme su idea si es que tenía algo en mente.—Sentado en el pequeño banco tras el caballete, tomo la paleta con su mano izquierda y descanso la otra en su muslo.
—No, pero se que quiero algo sencillo. No te voy a pedir nada de pinturas de seis meses ni nada parecido, no soy mi padre.— Yoongi asintió suavemente.—¿Que tipo de cosas te gustan pintar, Min Yoongi?— Yoongi abrió sus ojos, sorprendido por la pregunta.
—Pues, ya que usted lo pregunta...Me gusta mucho dibujar flores. El último cuadro que hice de tus padres fue mi favorito por las flores que los rodeaban.— Seokjin sonrió.
—Pues, sorpréndeme Min.— Seokjin se quitó su saco azul y sus tirantes, quedando tan solo en una camisa blanca de seda y sus pantalones negros formales.—Estoy a tu disposición ahora, pídeme lo que sea.— El pelinegro trago duro ante sus pensamientos traicioneros.
—Bueno, entonces...— Movió rápidamente el caballete hacía la punta del sofá y apoyó su mano en el reposabrazos.—Póngase cómodo y apoye su cabeza aquí.— Seokjin asintió y se dejo caer suavemente, con sus brazos bajo su mentón.
Miró fijamente al menor y este tragó duro nuevamente, la mirada del príncipe solía ser tan penetrante y oscura en algunos momentos, se había dado cuenta con el paso del tiempo que a muy pocas personas las miraba así.
Trazó líneas guía rápidamente en el lienzo y luego tomo unos pocos colores base de óleo para mezclar en su paleta, miraba fijamente las partes más coloridas del mayor, tratando de analizar a fondo el color para retratarlo tal cuál en su nueva pintura.
Sus labios, eran tan pero tan esponjosos a simple vista, era increíble. Podía jurar que si alguien los besaba podía ser como besar una nube.
—¿Qué sucede?— Yoongi había olvidado por completo que el príncipe estaba allí, así como si tan solo estuviera en un museo observando una bellísima escultura.
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Óleo para el principe | jinsu
Fiksi Penggemar"El heredero al trono de Jamaisnapolis, Kim Seokjin, se encontraba hace años en una crisis consigo mismo y ahora, en sus últimos años como príncipe, se ve obligado a enfrentar cara a cara al responsable de todas sus dudas antes de que fuera muy tard...