"El heredero al trono de Jamaisnapolis, Kim Seokjin, se encontraba hace años en una crisis consigo mismo y ahora, en sus últimos años como príncipe, se ve obligado a enfrentar cara a cara al responsable de todas sus dudas antes de que fuera muy tard...
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—¿Interrumpí algo? Puedo volver después de que terminé su pintura, no tengo problema en esperar...— El pelirrojo entró lentamente en la habitación y cerro la puerta.
—¡No! Ehm...Es la primer sesión de el cuadro, mañana continuamos...¿Qué sucedió?—Tomó sus tirantes y se los colocó.
—Mis padres me dieron la noticia de que se iba a llevar a cabo una fiesta...vas a conocer finalmente a tu comprometida por lo que entendí.—Hoseok sabía perfectamente que su amigo estaba disgustado con la noticia, su sueño siempre había sido ser libre de todo cargo y desde niño se lo dejaba claro a todo el mundo.
Seokjin no quería ser rey.
—Ah, así es...lamentablemente.— Hoseok suspiro rodando sus orbes y se acercó a su amigo, tomándolo por los hombros.
—Tsch, no puede ser tan malo, tengo una corazonada de que se llevarán realmente bien, seguro van a conectar.— Hoseok mostró su tan amigable sonrisa y Seokjin no pudo evitar sonreír al mismo tiempo.
—Ven, te hice un regalo por tu futuro matrimonio.— Rodeó al príncipe por el hombro y salieron de la habitación.
"¿Pueden dejar de repetirme mi condena? Gracias." Pensaba el castaño.
Caminaron animadamente por los blancos y dorados pasillos del palacio. Recordaba los momentos de su, por lo que parecía en ese momento, interminable niñez junto a Hoseok.
¿Cuando fue que la adultez comenzó a guiar las riendas de su vida? Parecía ayer cuando recién cumplía 12 años.
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—¡Vamos HobiHobi! Protejamos el reino!— Los dos corrían entre el personal del castillo con sus espadas de madera que su padre les había regalado. Se escondían entre las faldas de las sirvientas usaban a los trabajadores como secuaces.
—¡Estas espadas son fantásticas hyung!— El pequeño pelirojo carcajeaba, haciendo que sus risas resonaran por toda la sala.
—¿No es así? Mi padre es genial!— Se adentraron a uno de los tantos pasillos aún riendo y enfrentandose entre ellos.
