death | #5 | teen wolf

3 | Teen wolf.

| Lobo adolescente.

Derek está durmiendo sobre mi hombro derecho cuando Isaac estaciona el auto frente a la clínica veterinaria, una fuerte lluvia cayendo sobre la ciudad desde que regresamos hace casi media hora. Aparto cuidadosamente la cabeza del nuevo adolescente de mi hombro y tiro de la manija de la puerta para abrirla, inclinando su cuerpo hacia un lado para que Isaac pueda sacarlo del auto y cargarlo sobre su hombro.

El agua moja mi cuerpo una vez que bajo del vehículo y sigo a mi novio una vez que cierro la puerta del auto, oyendo como los chicos se acercan detrás de nosotros y todos nos dirigimos a la habitación de al lado. Isaac recuesta a Derek sobre la mesa de metal con la ayuda del jefe de Scott e inmediatamente me posiciono a un costado de su cuerpo, mirándolo con interés.

—Vaya —exclama el doc, luciendo tan consternado como yo cuando lo encontramos en México hace varias horas.

— ¿Vaya? ¿Vaya como: "He visto esto antes y sé que hacer"? Porque es el "vaya" que buscamos —expresa mi hermano con un tono sarcástico.

—Creo que estás sobreestimando mis habilidades.

Estiro una de mis manos hacia Derek para tomar la suya, pronto notando lo fría que está en contraste con la mía y preocupándome al instante.

—Está frío —informo, levantando la mirada de él para observar a los demás—. Muy frío.

—¿Crees que esto sea permanente? —le pregunta Scott a su jefe.

—Ni siquiera estoy seguro de un diagnóstico médico sea adecuado. Esto es más de lo que sé —responde con sinceridad, revisando los ojos del adolescente inconsciente con la ayuda de la linterna que sostiene en una de sus manos.

— ¿Qué hacemos con él? —indaga Isaac.

— ¿Hasta que se despierte? Probablemente no mucho —contesta—. Será mejor que lo dejen conmigo. Estará a salvo aquí.

— ¿A salvo de Kate? —escupo.

—Si él está vivo, y ella es lo que dicen que es, no podrá pasar esa puerta —asegura.

— ¿Por qué querría hacerle esto a él? —murmura Lydia, mirando lo pacífico que luce Derek.

—Conociendo a Kate, será por una razón que solo es favorable para ella.

—Y desfavorable para los demás —completa mi hermano, terminando la oración del veterinario.

Suelto un bosteza y me refriego el rostro con una de mis manos en un intento por espantar el sueño, siendo totalmente consciente de que es tarde (casi las cuatro de la mañana) y las clases comienzan más pronto de lo que me gustaría.

—Deberían irse a casa. No parece estar en peligro. Así que deberían dormir un poco —recomienda el doc—. Mañana hay escuela. Y deben comenzar a ocuparse de sus vidas de nuevo.