Capítulo 2

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Hay una extraña creencia en la que mi mamá cree fielmente, ella dice que todos nacemos con un hilo rojo en nuestro meñique, y que con el tiempo este hilo invisible crecerá y encontrara a "el amor de nuestra vida", el punto es, que cuando era pequeña creía que todos pensaba de la misma manera, suponía que las parejas estaban juntas porque se amaban y que eventualmente encontraría a la persona que estaba conectada conmigo, como si mágicamente algún día aparecía mi príncipe azul frente a mí, como mi mamá me contó que le sucedió con mi papá, pero cuando deje de ser una pequeña niñita viviendo en las nubes, me di cuenta que no podía existir nada más estúpido que creer en algo como eso, y es que es difícil tener fe en el amor en un mundo en el que los divorcios vuelven más felices a las personas que los matrimonios, un lugar donde la crueldad tiene gobernado al mundo y el amor no es más que conveniencia y pesares, con el único objetivo de martirizar a aquellos que osan creer en las buenas acciones del resto.

Y con todo esto como trasfondo, es increíble pensar que alguna vez llegaría a entrar en ese mundo ilógico del amor, pero lo cierto es que, mientras la veía sonreír cuando nuestros ojos se encontraban, podía entender porque mi mamá creía en esa estupidez, porque de alguna manera, yo también lo estaba creyendo.

El sol iba cubriendo la cafetería con los giros de las manecillas del reloj y aunque fácilmente podía quedarme en esa mesa contemplándola, sabía que debía ir a ver al consejero para obtener mi horario de clases.

Estaba justo balanceando las ventajas y desventajas de irme cunado su celular sonó, fue solo un fuerte vibrar dentro de su bolso, pero fue suficiente como para hacernos reaccionar. Tomo sus cosas y como despedida me dio el consejo de que fuera a la oficina del consejero porque ya faltaban menos de cinco minutos para que comenzaran las clases. Lo raro fue que, aunque no sabía ni su nombre, la sentía más cercana que los demás extraños que habían pasado por mi vida.

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Mi nerviosismo había vuelto, y con él los estrujones de estómago que parecían aumentar con cada paso que daba, estaba acompañada por el consejero y aunque era efectivamente alguien muy agradable no mejoraba mi situación actual.

La primera clase a la que debía entrar estaba siendo impartida por una profesora que no parecía estar interesada en lo más mínimo en mantener una relación de igualdad con sus alumnos, pero, aunque trataba de elevarse lo más que podía, los comentarios chismosos que soltaba de vez en cuando no la ayudaban en su cometido.

Estaba a punto de quedarme dormida cuando la puerta sonó y de ella apareció la chica de la cafetería, su expresión era distinta a la que tenía en la mañana, ya no se veía risueña, se veía como alguien que no quería mantener ninguna clase de conversación con otra persona de no ser obligatorio, y por primera vez pude notar que, aunque para mí era raro, quedaba muy bien con el estilo que llevaba.

Junto a ella también entro la psicóloga que traía del brazo a otra chica con el mismo estilo sombrío, y después de una explicación detallada a la profesora que requería saber más de lo que le competía, las dos pasaron a sentarse.

Mi mirada por supuesto estaba centrada en la chica de la cafetería, y gracias a ello no pude notar que estaba en el asiento erróneo o por lo menos eso es lo que creía esa chica que no dudo en gritarme para que me quitara de "su asiento", y aunque debía sentirme intimidada por esa horrenda actitud, sus ojos verdes acapararon más mi atención.

—¡Señorita!, ¿Qué fue lo que dijimos de ese comportamiento? —grito la psicóloga completamente frustrada, era obvio que la charla que habían tenido estuvo enfocada en el inusual comportamiento que tenía.

Ella se disculpó lo más falsamente posible para luego aclarar su garganta y repetirme que me quitara de "su maldito asiento", su reacción tan centellante me causo gracia y para ser sincera había llevado mucho tiempo siendo la clase de chica que hacía lo que los demás querían, así que como parte de mi nuevo comienzo, me levante un poco del asiento y con la mayor delicadeza que pude emplear le conteste muy lentamente "No", para acompañarlo de una sonrisa que la hizo explotar por completo, creo que el resto de la clase también estaba disfrutando del espectáculo porque el fondo típico de las murmuraciones se hizo presente.

—¿Qué has dicho? —me contesto y por su sorpresa me di cuenta que talvez era la primera vez que alguien se atrevía a contestarle en negativa.

—He dicho que no. —le volví a repetir, con una satisfacción que recorría por cada espacio de mi cuerpo. Por otro lado, la profesora no estaba tan contenta como yo, comenzó a gritar histérica para que la respetáramos y aunque yo estaba completamente normal, esa chica parecía estar al borde de un colapso, una actitud muy exagerada si me lo preguntan.

Las cosas parecían haber escalado mucho más cunado ella golpeó con su puño mi asiento, de hecho, creo que se contuvo de no darme ese golpe a mí, aun así, su enojo no parecía retroceder, por eso cuando vi que la chica de la cafetería se estaba acercando para interrumpir la escena, enseguida pensé en frenarla para que no la lastimara, pero lo que sucedió fue muy diferente a la situación que se había formado en mi cabeza.

Ella solo la tomo del brazo, la volteo para que la mirara y después de pasar su mano por su mejilla, le susurró algo que no pude escuchar, eso fue suficiente para que se calmara, incluso se disculpó con la profesora y la psicóloga diciéndoles que estaba atravesando por un momento difícil y que no volvería a suceder.

La chica de la cafetería le indico que se sentara en el otro puesto vacío que quedaba y luego me dedico una mirada lo decepcionada que estaba de mí, como si fuera mi culpa que su amiga explotara por un estúpido asiento, creo que no es difícil de entender que las personas con problemas de ira necesitan terapia y no personas que hagan lo que ellos quieran, pero creo que eso no es de conocimiento general.

La situación se repetía en mi cabeza una y otra vez, me costaba entender que alguien tan agradable como la chica de la cafetería se llevara tan bien con alguien tan irritable como esa chica, lo peor era que ellas parecían ser demasiado cercanas, tanto como para dedicarse miradas y sonrisas durante toda la clase.

Y para emporar las cosas, cuando la otra materia comenzó decidieron cambiar de asiento para sentarse una detrás de la otra, por lo que sus manos no podían dejar de tocarse cada vez que tenían la posibilidad de hacerlo.

Al final, el verlas juntas de alguna manera me causaba un cansancio emocional inexplicable, estaba tan harta que no tenía ganas de levantarme de mi asiento para ir al otro salón, creo que el darme cuenta que no importaba a donde fuera las cosas iban a seguir siendo malas, no me ayuda a mantener el positivismo con el que de por si no me llevaba bien.

—Fue un comienzo un poco difícil, ¿no? —me dijo de pronto el chico que estaba sentado a mi lado. Su voz era muy dulce y agradable y en ese momento, ese el tipo de persona que necesitaba—: No eres la única a la que ella ha tratado mal, de hecho, creo que tuviste suerte de que Blue estuviera cerca para clamarla, así que, si te mantienes lo suficientemente alejada de Lexa, y de "su puesto" será suficiente como para que vivas tranquila.

—¿Cómo se supone que adivine que puesto le pertenece?

—Es fácil, si es un puesto que está cerca de Blue posiblemente lo quiera reclamar como suyo y por si te lo preguntas, no son novias y es mejor que no lo menciones enfrente de Lexa.

—En resumen, ¿si me alejo de Blue, estaré a salvo de Lexa?

—Técnicamente, por eso Blue me pidió que viniera a hablar contigo. Ella me dijo que se conocieron en la cafetería y que quería disculparse por lo de Lexa, pero te causaría menos problemas si no se acerca a ti.

La conversación con Cris, que es el nombre del chico agradable que me puso al tanto de cómo funcionaba las cosas, mantuvo mi mente dando vueltas sobre la relación que había entre ellas, no sonaba como algo sano para ninguna de las dos, pero si sonaba como algo peligroso para alguien que quiera meterse en medio. Estaba justo pensando iterativamente en la situación, cuando escuche como alguien se caía al suelo. Fue un golpe seco así que supuse que debía ir a ayudar, pero lo que encontré me hizo entender que no podría huir de los problemas tan fácilmente.

Ella, Mi Primer Amor (Maybe I Am In Love )(Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora