Capitulo XXV

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17 años atrás

-Me canse de esto, no vamos a encontrar nada- Emilie dijo frustrada ante la incomprensión de su esposo

-¿Como te puedes rendir?- preguntó este sin comprender las razones por la cual su esposa iba a tirar años de búsqueda a la basura

-Tenemos un hijo- le recordó la rubia-  ¿que ocurre si encontramos algo y comienza nuestra mala suerte?- exteriorizó sus preocupaciones, no por nada su familia no estaba interesada en recuperar aquella joya, además de que lo que inició como un hobby comenzó a volverse una obsesión, y no le gustaba eso

-Son solo leyendas...vamos..- trato de convencerla Gabriel, aunque él también creyese en la maldicion que arrastraba el anillo necesitaba a Emilie de su lado, después de todo la mala suerte disminuía con un heredero original, como lo era su esposa .

-No- respondió dirigiéndose a la puerta, sabía que no lograría nada con él. pero ella estaba preocupada ante la posibilidad de encontrar el anillo y que nuevamente la mala suerte persiguiera a su familia, ahora de manera más directa.

-¿Donde vas?

-No lo se...pero no quiero seguir hablando de esto

La puerta se cerró dejando al hombre intrigado ante el repentino miedo que tenía su esposa, pero decidió no darle importancia pues entendía que ella había visto de primera mano la mala suerte del anillo, pero tambien sabia que no siempre ocurría.

Emilie caminaba cerca del Sena, observaba las aguas que supuestamente se había llevado el anillo hace años, pero ellos no creyeron esa historia, razón por la cual buscaban el anillo, junto con las otras joyas, en tiendas de antiguedades, subastas de joyas e incluso preguntaban a joyeros si reconocían las joyas con la esperanza de que alguien haya preguntado por ellas antes, pero nada, y sentía que a estas alturas no encontraría nada, no cuando el médico visitado hace unas semanas le había advertido que algo estaba mal en sus exámenes, no quiso usar eso contra Gabriel para convencerlo, pues él ignoraba aquel diagnóstico, pero ella no quería pasar sus últimos años buscando joyas que, más que alegría, podrían traerle desgracia a su familia...No, sus últimos años lo pasaría con su hijo, el cual no había recibido la atención que ella debió haberle dado en vez de enfrascarse en una búsqueda que ahora sabía, era sin sentido.

Emilie se detuvo, observando las aguas como fluían, sentía el murmullo de las personas que pasaban a su lado, escuchaba el tráfico de la ciudad, campanillas, sirenas, bocinas, voces. Se encontraba perdida dentro de su propio mundo cuando siente que alguien trata de llamar su atención, era una señora que parecía ser mayor a ella, salió de su estado de abstracción para prestar atención

-Perdón pero, ¿qué dijo?

-Pregunto si es usted Emilie Graham- dijo la señora con un leve acento italiano

-Si, soy- antes de terminar la señora le tendió su mano, la cual tenia una pequeña caja

-Tome...esto le pertenece- dijo viendo como Emilie abría la caja y cara de curiosidad cambiaba a una de miedo

-Pero…¿cómo es que usted...

-No quiero ese anillo del infierno- respondió nuevamente interrumpiendo a Emilie

-Señora…

-Mi esposo se lo robó a su familia- explicó aclarando algunas dudas de Emilie, pero no todas- quiero devolverlo

-Yo...

-Aceptelo, esa cosa nos ha traído desgracias- insistió cerrando la mano de Emilie sobre el anillo

-No lo quiero- logró por fin decir aquello, Emilie no quería saber del anillo, menos en las circunstancias en las cuales se encontraba

-Es suyo

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