Albafica
Rara vez estoy solo, paso mis días en cama siendo atendido por la pequeña beta que ha resultado ser muy considerada conmigo cuidando de mí con una atención desmedida que me hace sentir sienta ternura por ella cuando me entere de que su padre había muerto y nunca conoció al omega que le dio vida, de algún modo se convirtió en mi confidente trayendo golosinas que usualmente estarían prohibidas para mí o abriendo de par en par las cortinas para que pueda ver el cielo últimamente nublado y gris por algo llamado lluvia. Ella es alegre y considerada incluso con los constantes berrinches de Afrodita que no para de quejarse con todo cuanto pasa en su día. Afrodita nunca estuvo con mi padre al contrario siempre fue el juguete preferido de los que estaban sobre de él, mimándolo y castigándole hasta convertirlo en lo que era ahora, siempre había comido lo que quería, podía salir si lo deseaba, aunque siempre vigilado, pero sobre todo había tenido que participar en actos tan aberrantes desde una tierna edad, antes de que iniciara su celo, cuando era incluso tan joven como esa niña castaña que ponía rosas celestes en uno de los jarrones de la mesa. Afrodita siempre está aquí, de noche duerme en mi cama hecho ovillo cerca de la pared evitando el más mínimo roce e ignoro si es para no lastimarme o por que detesta ser tocado realmente, el solo se va cuando aquel alfa se dispone a pasar el tiempo en la habitación.
- Sabes ni siquiera va a su habitación, se la pasa vagando por ahí hasta que yo me vaya- dijo una vez en tono de burla mientras soltaba una bocanada de ese oloroso humo que me revuelve el estómago- realmente te quiere mucho
Yo no sabía si Afrodita me quería o si realmente me usaba de escudo a sabiendas que cuando estaba aquí el otro alfa, el asignado para el de mirada perversa y egoísta, nunca entraba. Podía ver aquel hombre de cabellos azules fumar en la ventana, casi nunca conversábamos lo que yo atribuía a que creía que era demasiado idiota para hacerlo.
- No entiendo por qué lo odian- dijo con una sonrisa suave mientras acariciaba las cortinas apagando el cilindro en un cenicero cerca de las flores recién puestas por la joven beta- no se supone que se siente bien... que el sexo es bueno y satisfactorio, que sus cuerpos se tensan de tanto placer
- Tal vez para ustedes el celo es bueno, para nosotros es perder todo control de nuestros cuerpos y ser usados...
- ¿Qué paso con su creencia del amor?
- ¿amor? - me reí por esa palabra sentándome en la cama, el collarín en mi cuello había desaparecido, pero aun me dolía un poco al moverlo- ¿Qué es realmente el amor? Un montón de datos fisiológicos sobre con quien tendré hijos sanos... si yo fuera infértil el amor no significaría nada
El soltó una risa mientras se sentaba en la cama, mis músculos se tensaron cuando pienso en la poca distancia que me separa del peliazul, siento sus dedos callosos en mi barbilla y miro la sonrisa descarada mientras tira de mí para juntar nuestras bocas, le aparte rápidamente y él se rio apoyándose en una de las columnas de la cama.
- Que carácter- dijo mientras sacaba una tabaquera de color dorado con un cangrejo reluciendo en su centro, sus ojos brillaron suavemente ante la luz de un encendedor, vi como la punta se puso roja y luego se apagaba soltando el humo de su boca- pero tienes suerte... tu y yo no somos compatibles físicamente
- ¿Cómo?
- Que seguramente apenas cubriremos un 60% de los requisitos para emparejarnos- se rio ofreciéndome otro de los cilindros perfectamente acomodados- tomate tu tiempo para odiarme o amarme, puedes tener un hijo y después huir... si es alfa u omega no lo entregare a nadie, ni siquiera está cerrada la puerta y cuando des a luz te dejaremos el portón abierto
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Proyecto Ilitía
FanfictionHace 30 años la tasa de natalidad decayó considerablemente, mermando la población mundial en un 65% en pocos años, ante aquella terrible catástrofe un importante medico de nombre Odysseus Ophiuchus logro modificar genéticamente a humanos para aument...