SooYoung y JiWoo son novias desde muy pequeñas, están a punto de casarse y esperan la llegada de su primer hijo. Pero una fatal noche SooYoung encuentra a JiWoo en el piso de la cocina, muerta.
Los forenses dicen que fue un accidente doméstico.
Me...
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San siguió huyendo a pesar del dolor a un lado del abdomen por el repentino esfuerzo, a pesar de todo era muy veloz. Dobló una esquina rápidamente y frenó de golpe, pegándose a la pared.
Intentaba controlar su respiración mientras buscaba donde esconderse, a su lado divisó un pequeño callejón y lo vio como su salvación, aceleró el pasó y corrió dentro. Se escondió entre tantas bolsas de basura y cayó rendido.
Si no fuera por la lluvia, su agitada respiración se podría oír fácilmente, los latidos de su corazón golpeaban su pecho como un martillo. Miró sus manos atemorizado, cubiertas por la sangre de JiWoo, desesperado intento quitársela con ayuda de la lluvia y limpiándose en su polo blanco, quería que esa sangre desaparezca, no queria verla.
Oyó pasos aproximarse y se tapó la boca de inmediato, respirando difícilmente lento. Era SooYoung quien había frenado al no ver a San por ninguna parte, giraba por todas partes buscándolo. San la podia observar desde su lugar, como SooYoung dio un grito de frustración al estar desesperada por hallarlo.
San tembló cuando SooYoung giró a sus espaldas, observando el callejón mientras se quitaba el agua del rostro. El chico tiró la cabeza hacia atrás, rogando por que no lo haya visto, el lugar estaba oscuro por estar entre dos departamentos y la visión no era nada buena para SooYoung.
Aun así la pelicorto entró, siendo muy cuidadosa por donde caminaba y en donde posaba la mirada, no quería dejar nada olvidado. San estaba en problemas, observó como SooYoung rebuscaba de forma brusca entre las otras bolsas de enfrente.
—¡Maldicion! — arrojó las bolsas al suelo al no encontrarlo.
Giró nuevamente y está vez observó el lugar donde San estaba escondido. El cuerpo del chico tembló al verla aproximarse, quitando las demás fastidiosas bolsas de su camino.
San no sabía que hacer, lo iba a descubrir, cada paso que daba provocaba desesperación en él. SooYoung tomó la primera bolsa y fue cuando el chico salió sorpresivamente y la empujó por los hombros, la castaña cayó bruscamente en un pequeño charco de agua. San corrió pero fue atrapado por el pie y cayó de frente contra el piso.
—¡Sueltame! — gritaba el pelinegro, quien pateó la mano de SooYoung, logrando liberarse.
San se levantó pero al instante un cuerpo se estrelló contra él, cayendo ambos sobre las bolsas de basura.
Comenzó la pelea, SooYoung subió sobre él propinandole un severo golpe en la mandíbula y el chico se lo devolvió. La castaña sintió la sangre en su boca, pero no se inmutó, quería acabar con él. Forcejeaban de las manos hasta que SooYoung se libero y está vez golpeó con más fuerza y pómulo, al pelinegro le había dolido como los mil demonios.
—¡Maldito infeliz! — gritaba SooYoung sujetandolo del cuello de su abrigo y golpeándolo contra el suelo— ¡¿Cómo pudiste siquiera tocarla?! — sollozó.
