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- ¡Por el amor de Dios, para! - grite angustiada - ¡sueltalo, por favor! - me vi chillando, las lágrimas no dejaban de salir de mis ojos - Enzo ! - grite lastimado mi garganta en el proceso, necesitaba detenerse o lo mataría

- Si te veo cerca de ella - siseo cerca de su magullado rostro - te mato y sabes que no miento - le advirtió dándole un último puñetazo que dejó desmayado a su "contrincante"

Se puso de pie acomodando su chaleco, estiró su mano tomando la mía para llevarme de ahí con él hacia el estacionamiento de la universidad

- Estás bien? - pregunto a la vez que verificaba con sus propias manos el estado de mi cuerpo

- Lo estoy - conteste para calmar su estado mientras besaba mis lágrimas quitando las de mi rostro - ¿Tú estás bien?

Se monto en su moto y saco un cigarrilo de algún bolso que añadió al interior de su chaleco

Río sarcástico - Sabes que si - respondió egocéntrico

Negué cruzando mis brazos resistiendo mis sollozos — Y tu sabes que no me refiero a eso, Enzo — logré contestar

- Lo estoy - suspiro frustrado rascando su frente

- No puedes seguir así Enzo, esto no nos beneficia a ninguno de los dos - pedí tomando su chaleco entre mis manos

- Vamos - dijo dándole una gran calada a su cigarrillo para después pisarlo, vaya desperdicio de nicotina - te llevaré a casa

- Enzo no te librarás asi de fácil - a él últimamente le encantaba escaparse de nuestras conversaciones serías

- Lo se - soltó sin paciencia pasando sus manos por su cabello - lo hablaremos llegando a casa - aseguro bajando de su monstruo metálico para llegar a mi y subirme a ella como hacía desde que cumplió con la estatura adecuada para poder nivelar su amada moto

- Enzo - susurré negando, no le creía, hoy no

- Lo se - recargo su frente en la mía - se lo que quieres decir pero deje a un hombre malditamente inconsciente en la acera y no puedo quedarme aquí para cuando llegue la ambulancia ¿De acuerdo? - asentí comprendiendo - hablaremos esto después - aseguro besando mi frente para subirse y llevarnos a casa

Desde niños nos han enseñado el arte de no temer pero respetar al caballo de acero y aunque sabía cómo sostenerme perfectamente para que mi trasero no terminará en el asfalto, prefería sujetarme de Enzo

Enzo ya estaba en mi vida para cuando yo nací. Nuestras madres son mejores amigas que organizan unas muy emblemáticas pijamadas cuando los hombres están fuera del club y quedamos a cargo de los prospectos

Crecimos creyendo que había sido un embarazo sincronizado por el amor que Hanna y mi madre se tenían pero tiempo después nos enteramos que en realidad él y su hermano fueron adoptados. El cabello azabache que tiene es del mismo tono que el de Hanna y sus ojos del mismo color que los de su abuelo paterno y todo encajaba sino hubiera sido por su hermano no lo sabríamos

Enzo no la quiso menos o la menosprecio después de enterarse pero si cambio algo dentro de él y aún así lo seguía queriendo más cada día que pasaba

En cuanto llegamos se bajó y me ayudó a quitarme el casco de encima y mi trasero de encima de su moto para después proseguir con el suyo

Tomo mi mano de nuevo y nos encaminamos hacia la entrada del club, Enzo saludaba a todos con un movimiento de cabeza mientras yo levantaba mi mano pasando de largo hasta llegar donde nuestros padres ya nos esperaban sentados

- Ya era hora - dijo tío Shark - estaba a punto de poner una maldita alerta Amber

- Hola, Shark - saludo con un pequeño abrazo qué mostraba respeto

- Había tráfico, cariño? - pregunto su dulce madre con su emblemática sonrisa cálida

- Un poco - respondió sonriendo genuinamente a su madre - Cómo te sientes, eh? - pregunto besando su frente mientras sostenía su rostro delicado procurando qué no se diera cuenta de las heridas de en sus manos

- Bien, cariño - aseguro con sonrisa cansada

Enzo volteo a ver a su padre para verificar las palabras de su madre, sabia, sabíamos qué si Hanna se sentía mal no lo decía ni demostraba

- Los niños - dijo simple su padre regalándole una mirada fija a sus nudillos

- No es nada - defendió Hanna

- Aun estas débil - razonó Enzo - No esta mal decir que es mucho para ti

Hope Donde viven las historias. Descúbrelo ahora