🔮⁰19⁰🔮Como pasar un invierno frio

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Las hojas estaban heladas y los árboles parecían tener gorros de nieve como una pista blanca, la gente salía a retirar la nieve en lo que llegaban las barredoras y los pocos niños afuera jugando a hacer muñecos de nieves y a tirarse bolas heladas ...

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Las hojas estaban heladas y los árboles parecían tener gorros de nieve como una pista blanca, la gente salía a retirar la nieve en lo que llegaban las barredoras y los pocos niños afuera jugando a hacer muñecos de nieves y a tirarse bolas heladas estaban abrigados mientras sus padres les llevaban chocolate caliente.

La Noche Buena llegó con los días y las familias cenaban juntas en sus casas con la calefacción o una chimenea con brasas calentando sus corazones mientras estaban juntos, comiendo una cena enorme para irse directo a dormir con las barrigas llenas y al día siguiente, cuando el gallo cantará y los niños bajaran corriendo las escaleras con sonrisas enormes aparezcan muchas cajas coloridas envueltas en papeles de colores llenas de regalos que sus padres dejaron sin que ellos supieran.

Jimin pasó la navidad junto a una cama con el plato de comida que preparo sobre su regazo sentado en una silla de madera, en vez de comer su comida que se enfriaría prefería insistirle a su abuela que comiera con la cuchara llena de comida en su mano tratando de dársela en la boca porque se había quedado sin fuerzas, solo podía hablar y hacer movimientos pequeños que le permitían su débil corazón y sus pulmones viejos ya reclamando el sobre fuerzo haciéndola toser pero Jimin no se rendía.

Eran las 9:36 p.m y en cielo ya estaba totalmente oscuro, había varios centímetros de nieve en las calles y volver a casa seria una odisea total en su bicicleta pero de todos modos el no volvería esa noche si era la última junto a ella.

También Jaeji que se había devorado casi la mitad de su último plato de zanahorias, estaba también la gran y vieja cama matrimonial junto a la anciana, no brincaba ni molestaba a Jimin, solo se había limitado a comer sus zanahorias en silencio sintiendo el deprimente ambiente.

La navidad es alegre, y eso Jimin no lo podía entender este año.

Ni la coneja tenía muchas fuerzas, la magia era tan débil como su dueña y Jimin no podía aplicar el mismo hechizo por razones que el mismo desconocía, Jaeji ya no volvería a aplastar flores ni a flotar por ahí nunca más.

Jimin sentía el pecho pesado, una presión en este que solo le daban ganas de llorar pero su abuela le soltó la reprimenda de su vida restándose importancia y diciéndole que no debería de llorar por ella, había mejores cosas por las que llorar.

Eso solo le dio más ganas de llorar.

—Tienes que comer abuela. —Volvió a insistir pero su voz salía bajita y suave como un ronroneo susurrando sin querer interrumpir el silencio.

—Ya te he dicho que no quiero, no hace falta, me voy a morir en como dos horas ¿para qué quiero comer si ya me cepille y no me puedo levantar para hacerlo de nuevo? Debe de ser desagradable morirse con la boca sucia, menos mal los muertos no hablan. —Siempre hacia lo mismo, hablaba del tema como si fuera algo ligero. —Si me muero que sea con estilo al menos aunque no le veo lo genial a morirse vieja y en una cama pero tampoco soy joven como para tirarme de un rasca cielos con un paracaídas dañado.

Como si el hecho de que se fuera a morir fuera un chiste o simple humor negro, Jimin seguía sin verle la gracia y cuando hacía eso solo le daban más ganas de llorar pero apenas caía una gota tenía que limpiarla porque ella lo regañaba.

—P-pero...

—Pero nada, come tú que eso se va a enfriar. Mírate chico —Había dejado la dulzura de sus palabras de lado así como la educación que siempre la había caracterizado siendo más ruda, ahora no le importaba y usaba como excusa para todo que estaba por morirse. —Eres joven y te crié bien, tienes toda una vida por delante, años, muchos años y a mi dos horas como máximo, ni siquiera supe nunca como leer el reloj de agujas que está ahí en la pared, lo tengo porque está lindo pero los digitales son mejores ¿no lo crees? —La mano de Jimin que todavía sostenía cuchara empezó a temblar mientras apretaba con fuerza sus labios.

—¿P-por qué hablas de relojes justo ahora?

—¿Por qué no hacerlo? Que te vayas a morir no significa que solo tengas que hablar de que te VAS a morir, es algo natural que pasa tarde o temprano y te puedo ver hijo, a mi me llego tarde y a ti también será tarde, puedo ver que tendrás una larga, feliz y trabajadora vida. —Sonreía mientras hablaba marcando mucho más sus miles de arrugas en su piel que casi lucia como una bolsa transparente, su pelo se había vuelto en casi nada de tiempo o eso creía ella en blanco puro como la nieve y tampoco tenía tanto, su piel manchada y manos viejas con ojos grises pero de cierta manera se seguía viendo tan hermosa como joven pero de manera distinta.

Eso que tienen las personas que sin importar el tiempo se siguen viendo como personas lindas, una bella y amable joven con el paso del tiempo puede hacerse vieja y llena de arrugas y manchas además de perder el pelo pero si te das cuenta de que sonríe a pesar de que eso le cause más arrugas igual que antes sigue poseyendo cierta belleza, algo que solo le da la sonrisa.

Jimin siempre pensó que no importa como luzca alguien, si su sonrisa demuestra que es feliz, es una persona hermosa y si no sonríe es una razón más para hacer a esa persona sonreír.

"¿Cuál es tu foto favorita Minnie?"

"Esa Hyung."

"¿Cual? Se especificó."

"Esa en la que sonríe."

"Hay muchas."

"Pues todas ellas."

Había una foto muy vieja, que debía de tener más de 40 años y no tenia buena calidad, estaba en blanco y negro pero podía ver claramente a una joven sonriente con ojos pequeños que se cerraban apenas como dos medias lunas junto a otra igual pero los ojos de esta si estaban cerrados. Sonreían en grande con diplomas en manos y podía ver sus ojos, se veían distintos grises, totalmente grises.

"Mira cariño, los ojos de Jiminie son grises como los de la tía Song."

"Lo son, no son tan claros y tiene sus pupilas, puede vernos ¿nos ves Jiminie?"

Sí, siempre los vi ¿por qué recuerdo ahora sus rostros sin la fotografía?

—Abuela... —Por fin bajo su mano rendido y ella lo calló rápidamente.

—Eh eh, abuela nada, déjame terminar niño. —Hizo otro puchero por el regaño y la dejo seguir mientras él se comía la comida. Su barriga reclamaba la falta de atención. —¿Entiendes por qué te digo que no debes llorar esta vez?

Jimin negó con su boquita temblando y forzándose a masticar porque no había comido nada desde el desayuno sin que su abuela de hubiera dado cuenta por estar pendiente de ellos.

—Mi niño, no valgo la pena, hay mejores cosas por las que dejar lagrimas. —Comenzó a negar enérgicamente cuando la abuela Song comenzó a toser violentamente como si se ahogara.

Ella sola se calmó rápidamente antes de seguir hablando y Jimin le hecho un vistazo rápido al reloj de agujas que el si sabía leer, 10:00 p.m ¿dos horas? ¿Cuándo?

–¿¡Como puede decir eso abuela S...

—¡No me alces la voz Park! Déjame terminar. —Respiro profundamente y su pecho se sentía como un viejo motor sonando y botando humo tratando de mantenerse encendido un poco más. —Ya estoy vieja, muy vieja y viví bastante. Ya estuve bastante tiempo aquí y ya acepté que iba a morir hace mucho y tu lo sabías, todos lo sabían de antemano ¿no se fue Yoona hace rato tranquila? ¿Sabes por qué fue? —Jimin negó mordiendo su labio y dejando más lágrimas caer, pensó que sería en vano decirle de nuevo que no llore por ella por lo que lo dejó ser con una sonrisa triste. —No te digo que no estés triste, es difícil y duro dejar ir las vidas y sobre todo cuando es repentino pero ya todos lo sabíamos. Venga, no dejes de comer que se ve que tienes hambre, estoy medio sorda y desde aquí escucho tu estomago. —Trago pero dolía.

No podía ni tragar con su cara bañada en lágrimas de cocodrilo y la mandíbula temblando, se sentía como un niño pequeño llorando la perdida de alguien que se iría pronto, quería correr a los brazos de alguien y que lo consuelen, quien sea.

—¿Qué decía? Ah sí, está bien que llores porque se puede decir que fui yo quien te crió pero ya es mi hora, mi niño ya no llores más que yo estoy feliz y me iré tranquila a donde sea que vaya y...

10:10

—Estarás bien acompañado, no te debes preocupar nada y nos estamos dando la despedida más larga, no tienes la culpa de nada. —Cerro sus ojos que abrió rápidamente y levanto su mano temblando. —Tu Park Jimin, eres el mejor chico que he visto en mi vida y no me arrepiento de no haber tenido hijos si te tuve a ti que fuiste como mi hijo ¿sabes lo feliz que me haces? Mientras tú sonrías y seas feliz yo también lo seré donde quiera que esté. —Movió su mano lentamente y la puso sobre la cara de Jimin.

El dejo el plato a un lado perdiendo todo el apetito, tomo la mano contra su piel para que no se cayeran. Más lágrimas caían y no hallaba la manera de pararlas.

—Me iré tranquila e incluso los que se vayan de manera repentina acabaran hallando la paz eventualmente, el tiempo sana las heridas, hace crecer y vuelve maduro a los inmaduros. A ti te ha hecho todo un señorito y sé que el tiempo sanará todo mal en ti como mi ida.

—Pero no sé qué haré s-sin t-ti...

—Claro que lo sabes, yo te ayude y juntos lo planeamos ¿lo recuerdas? Yo misma te pregunte lo que querías hacer y de esa sola pregunta nació tu futuro, todo tu lo decides y esta creado con pequeñas decisiones que moldean nuestro futuro, molde que nosotros creamos con nuestras acciones, palabras y pensamientos queramos o no. —Con su pulgar comenzó a retirar lentamente las lágrimas de esos ojitos grises más oscuros que los suyos.

—Gracias por todo abuela...

Los segundos pasaban y con cada uno la aguja más larga y fina del reloj colgado en la pared avanzaba creando un ruido repetitivo que para Jimin era como golpear un clavo cada vez mas profundo y seguida de esta iban los minutos, más lentos y mas tardíos, pero su ruido llegaba más profundo.

10:20

—No trato de consolarte con mis palabras por mi ida, solo trato de que te des cuenta de que tanto la vida como la muerte siempre van de la mano siendo la muerte el precio de vivir querido, porque no todo hombre vive pero todos mueren. —Esas últimas palabras le sanaban familiares, las había escuchado o leído en algún lugar ¿cuál será?

"Oye Jimin ¿has escuchado mi mixtape? ¿Qué te parece? ¿Te gusta la portada?"

¿Por qué parece que él anda en todo pero en nada al mismo tiempo? Siempre está en mi  aveza mas pegado que un chicle.

Todo está conectado de cierto modo pero cuando llega al final del hilo ¿qué hay? Nada, nunca es nada y nada tiene sentido.

—Quiero que sepas que siempre uno va de la mano del otro, no esperes una cosa sin la otra, no saltes si sabes que vas a caer porque la gravedad te atrae de vuelta así que asegúrate de al otro lado haya algo de seguridad o alguien que te atrape pero a veces… —Pico la punta roja de su nariz por el llanto con su dedo con una sonrisa. —solo tienes que cerrar los ojos y...

La tos volvió a atacar y Jimin estaba algo confundido por sus palabras pero la anciana luchó por poder terminar.

—Saltar…

La nieve caía a montones afuera y la chimenea estaba encendida al igual que la de varias casas echando humo por los techos acompañando a las nubes blancas en el cielo gris que no dejaban de soltar copos de nieve cubriendo los suelos y añadiendo centímetros de más nieve a esa gruesa y espesa capa helada por las que Jimin adoraba jugar de pequeño haciendo muñecos con forma de conejos junto al pequeño Kook. Sentía que, si veía por la ventana y la luz era suficiente para ver el suelo podría ver, podría recordar más claramente como si fuera una cruel y hermosa ilusión a dos niños jugando con la nieve y uno un poco más grande que el otro ayudándolo a levantarse de la nieve y diciéndole que la nieve no era comida mientras dos mujeres los vigilaban desde el porche de la casa con una taza de chocolate caliente y malvaviscos. Cuando solo eran niños pero ya habían crecido y como pájaros dejando el nido ya era hora de volar.

Su pecho dolía por la lucha de sus órganos en seguir funcionando pero no era la única con una presión en el pecho, Jimin no había dejado de llorar y se inclinó para abrazarla con delicadeza, como si fuera la más delicada pieza de cristal.

Jaeji se acercó, lentamente con menos energía con cada segundo que pasaba, solo pudo recostar su cabeza de Jimin y sentir como este acariciaba su suave pelaje nievo por última vez, adonde quiera que fuera extrañaría esas pequeñas y gorditas manos dándole mimos o incluso extrañaría escucharlo dándole amenazas de que le daría pimentones y no zanahorias.

—Te preguntaría si estás bien...

—Pero es evidente que no lo estoy ¿qué hora es? —Había perdido ya la cuenta de cuantas veces se dio una vuelta rápida para ver el reloj.

—10:36

—26 minutos, pasa tan rápido ¿crees que sea verdad que vez tu vida pasar ante tus ojos cuando estás a punto de morir? Que fastidio, sería mejor si fuera rápido. —Giro apenas, solo lo que pudo hasta que pudo ver la ventana cerrada para dejar la ventisca afuera. —Jimin... siempre serás un buen chico, no lo olvides y por eso te dejaré un último regalo, no preguntes, mañana lo verás.

Los copos caían y se acumulaban en los bordes de la ventana, estaba todo oscuro y apenas se podía ver un poco los copos de nieve caer por las luces de afuera, no se veía nada ni se escuchaba nada más que ellos y el fuego de la chimenea quemar la leña y el carbón. Las calles estaban silenciosas y ni un auto pasaba cerca, algunas personas acababan de cenar, otras apenas empezaban y otras ya estaban dormidas y con la barriga llena mientras que el estaba allí viendo a su abuela mirar con nostalgia la ventana donde apenas se veía algo cuando ella no podía ni ver la punta de su nariz.

De seguro es quien ve más que nadie, sus ojos grises ven más lejos que cualquier telescopio a las galaxias lejanas, ella sabe que hacen las estrellas de nuestros corazones, su pequeño Jimin es la estrellita más linda de todas.

Al menos espero que los demás tengan una navidad linda.

Dos chicos dormían abrazados en una gran cama matrimonial o al menos uno de ellos profundamente y abrazado al otro que veía el techo con la mirada perdida pensando y viendo a cada la rato la hora mientras más se acercaban a las 11:00 p.m con cada segundo y luego revisaba su teléfono sin saber si quería que le respondiera su mejor amigo o no el mensaje preguntando por él y los demás. Luego le dirigió una mirada cargada de pena y tristeza al paraguas rosa abandonado en una esquina que era un recuerdo eterno de ese lugar tan conocido pensando que hubiera sido mejor si hubiera pasado esa fecha allá. Dejo el teléfono en la mesita de noche una vez pasaron otros cinco minutos de solo esperar un mensaje que nunca llegaría o no ese día y probablemente el siguiente y se dio la vuelta devolviendo el abrazo dado.

Sonrió tímidamente por última vez con un ligero toque de tristeza y otro suspiro antes de bostezar y cerrar sus ojos totalmente rendido.

—Adiós abuela, adiós Jaeji, que la pasen bien. —Susurro al aire sin saber si sería escuchado o no.

Otra persona estaba en una situación parecida o en un estado emocional ligeramente parecido. Esa persona no estaba en su casa entre sus sábanas con alguien a su lado dándole calor y compañía sino que estaba en la empresa tirado en una silla con una botella de soju en una mano y el teléfono en la otra dudando de si sería correcto llamar o no pero algo dentro suyo, quizás su consciencia diciendo que no debería de interrumpir y solo vagaba entre los mensajes viejos revisando sus viejas conversaciones y los últimos mensajes más recientes de hoy que no habían sido respondidos. Pasaron otros cinco minutos sin ninguna respuesta o un mísero: en línea por lo que se rindió y dejó el celular en el escritorio o se volvería loco. Otro trago largo y enorme a la botella de soju y esta se acabo, la dejo tirada liberando sus dedos y cayó sin romperse junto a otras tres botellas vacías en el suelo junto a hojas arrancadas y papeles rotos.

Se levantó sintiéndose más pesado de lo normal y se acercó a la pequeña nevera en miniatura de dónde sacó una lata de cerveza que abrió y dio otro trago, a este punto estaba bastante borracho pero no era mucho de hacer locuras en ese estado, más bien parecía un joven depresivo lleno de problemas y que estuviera a punto de llorar en cualquier momento, por eso odiaba beber pero de vez en cuando necesitaba una pequeña copa estando solo pero... se le habían ido de la mano esas cuatro copitas a cuatro botellas él sólo. Sentía que su vejiga iba a explotar. Dejó la lata a medio tomar y fue corriendo al baño.

Cuando salió con la cara mojada de agua fría y con el pelo hecho un desastre olvido la lata de cerveza y solo volvió a su silla donde se tiró provocando que sus ruedas retrocedieran un poco por el peso. Soltó un suspiro viendo un punto fijo donde colgaban unos discos y luego fue a parar a la computadora abierta y encendida sobre su escritorio con las letras listas para enviar por correo, solo debía presionar un botón y todo estaría listo pero seguía dudando de eso... y de todo, se sentía perdido y con el pecho pesado, acredito todos sus malestares al alcohol y cerro los ojos mientras casi estrellaba su manto en el botón de enter para enviarlo.

—Al diablo con todo.

Con caligrafía torpe tomo su cuaderno negro donde escribía cualquier ridiculez poética o una buena letra que se le ocurriera y escribió con la primera cosa para escribir en su escritorio que toco su mano mientras la movía casi con los ojos cerrados.

Siento que he perdido algo, se que te sentirás igual o peor que yo.

Me gustaría desaparecer un día y no ver nada o es lo que quiero ahora que no estás y sé que estás mal y sin mí pero solo se quedará en un "me gustaría" porque sé que apenas te vea no querré desaparecer, querré brillar solo para ti como nunca antes y hacer feliz.

Vamos, yo también quiero decir adiós.

Incluso si no puedes oírme llorar, disculparme o despedirme porque a este punto no sé que saldrá de mi garganta. No sé nada y mi cabeza da vueltas.

Quizá un grito o un susurro.

Estamos perdidos.

Y necesito mi brújula antes de que ambos acabemos más perdidos de lo que estamos, lejos de la luz.

¿Puedo decir algo?
¿Un grito? ¿Un susurro? ¿Lo que sea?

Estoy perdido y lo sabes.

Soltó una risa sarcástica al ver lo que escribió, las letras lanzaban en el cuaderno y no entendía nada, veía borroso y hasta doble ¿por qué tenía cuatro manos? Quizás cuando lea eso mañana se reirá de lo horrible que fue su ortografía y caligrafía pero si resulta estar todo bien seguramente se le subiera más el ego y se comprará un mini pastel para celebrar ¿celebrar qué? ¿Que escribió bien estando borracho? ¿Qué estupideces piensa? Ha perdido el rumbo de todo y siente la boca seca pero no hay agua o no recuerda un lugar cercano donde haya por lo menos un pequeño vaso de agua. O mejor dicho no recuerda el termo lleno de agua fría sobre su escritorio.

Se sentía fatal, a la mañana siguiente con la resaca siendo preso del dolor de cabeza diría que no volvería a tomar una sola gota de alcohol nunca más en su vida pero luego cuando se ahogara en sus problemas tomaría de nuevo o pasado un tiempo en alguna celebración aunque casi no lo hiciera. Siempre prefirió el café, siempre olía a un buen café recién hecho pero ahora apestaba a alcohol.

Antes de que sus ojos comenzaran a pesar mucho, tal vez por no dormir nada la noche pasada y solo dos horas esa misma mañana pensó con sus dos últimas neuronas vivas o despiertas algo coherente que le dijo al aire.

—Sí, sé que fui un hijo de puta grosero y malo, perdóname antes de irte y espero que tengas buen viaje y buena noche.

Se sintió patético pero no sabía de que otro modo podía sentirse en ese instante, solo cedió y soñó... con nada.

Jimin beso la mano inerte de su abuela que yacía sin movimiento alguno sobre la cama, su pecho ya no se movía mostrando que respiraba ni sentía el lento retumbar de su corazón.

No dejaba de llorar al haber perdido otra madre pero extrañamente no se sentía tan solo. Sin embargo, las lágrimas no podía dejar de caer, sonidos y sollozos salieron de sus labios antes que el llanto.

Abrazo el cuerpo de Jaeji que también tenía sus ojitos rojos cerrados y se veía tan pacífica y tranquila sobre la cama con su tazón a medio comer en frente. Como le encantaría verla abrir sus ojitos, mover su naricita rosa y comer una zanahoria picada mientras se quejaba de algo, de cualquier cosa, aunque sea escucharla quejarse de algo o lo que se le diera la gana pero solo había silencio.

Y comenzaba a odiar el silencio. Porque en este solo se escuchaban sus llantos.

No podía dejar de llorar mientras acariciaba su cabecita peluda e inerte que ya no se movía curiosa buscando a la persona que le daba mimos. Ya no estaba su abuela para decirle que no cenará tan tarde y que no tocara al animal antes de comer pero de todos modos no lo había hecho varios minutos antes por lo que ahora menos.

Observo de nuevo el reloj a sus espaldas y justamente marcaban las 11:00 en punto ¿cómo era posible? Si hace rato habían dejado de moverse ¿se habrá adelantado?

No sabe nada y tanto llanto le ha dado sueño, dejo de llorar con los minutos solo volviéndose lágrimas silenciosas hasta parar por fin y durmió allí mismo sin querer levantarse así vaya a tener al día siguiente un dolor horrible de cuello.

Sus ojos se cierran y sintiendo una paz extraña por fin duerme.

Witchery || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora