🔮⁰10⁰🔮Como NO irse de Moonville

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Yoongi estaba de pie frente a la casa de su vecina, estaba por tocar la puerta pero se quedó viendo la peculiar alfombra de color morado que decía "Love yourself, bitch!" y no pudo evitar recordar a Namjoon y su discurso para la ONU, seguro su vec...

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Yoongi estaba de pie frente a la casa de su vecina, estaba por tocar la puerta pero se quedó viendo la peculiar alfombra de color morado que decía "Love yourself, bitch!" y no pudo evitar recordar a Namjoon y su discurso para la ONU, seguro su vecina también sabía de eso, básicamente la alfombra decía lo que él hubiera dicho en vez de su educado amigo.

Ahora que lo piensa, Namjoon regresaba ese día junto con Seokjin, recién casados luego de una relación de años, estaba feliz por sus amigos ya que ellos se veían totalmente felices, siempre y cuando Namjoon no lavara la ropa sin saber cómo hacerlo.

Tuvieron media casa inundada y con espuma hasta en los armarios, no tienen ni idea de cómo llegó allí pero luego por ser el causante de aquello lo ocuparon de esclavo en lo que limpiaba haciéndole más difícil la tarea.

Lo recordó con una sonrisa y toco la puerta, escucho como se cayó medio planeta junto a un terremoto al otro lado de la puerta y luego una voz femenina gritando un "¡Ya voy!" Para que luego apareciera su extraña vecina.

Era una mujer mayor pero no tanto como las tataratataratatara abuelas de Jimin y Jungkook, nunca le pregunto su edad pero le calcula máximo 40 aunque ya tuviera el cabello color gris, pero pensaba que era tinte porque las únicas arrugas que tenia eran unas pequeñas a los bordes de sus ojos pero se veía tan llena de vida y juventud que su edad era algo muy dudoso.

—¡Yoonginie, querido! ¡Ya pensaba yo que no ibas a venir! Ven, pasa antes de que llueva. —Dijo sonriente y Yoongi entro.
Era un día soleado.

La casa estaba patas arriba pero sería más bien raro que no lo estuviera.

Las paredes eran de un amarillo chillón que hacía que sus ojos dolieran si las veía mucho rato, el piso era blanco de mármol como en un palacio y había cuadros abstractos por todas partes llenos de colores.

Había armarios con las puertas y gavetas abiertas de donde se veían sobresalir mangas de suéteres tejidos y un montón de gorros y medio colgar del ropero en vez de abrigos. La televisión era antigua con su caja y todos atrás además de tener muchos relojes y radios viejas por todas partes que no creía que funcionaran, colgados en la pared.

Su cocina estaba rebosante de ollas, sartenes y vasos limpios (lo que si lo sorprendía) apilados ya que habían tantos que no entraban en las alacenas, las pilas casi llegaban al techo y sabia que no querría estar cerca si el mas mínimo roce tocaba una de esas pilas y hacia caer todo. La mesa de cristal tenía de cada lado una pata diferente como una de una mesa pequeña de plástico, otra de madera rota y pegada con cinta, otra que parecía el palo de una escoba y la última un fierro de hierro que le recordó a cierto youtuber, algo corto por lo que abajo tenía todo igualado con libros que de seguro eran más viejos que la abuela de Jimin por el color amarillento y marrón que tenían.

—¿Quieres una taza de té mi cielo? —Pregunto dulcemente y de las escaleras bajaron corriendo dos cachorros, uno era su amado Holly y el otro era el de ella llamado Taki, decía que se llamaba así por una película de animación japonesa que amaba pero que él no había visto, ustedes saben, estaba muy ocupado trabajando y durmiendo.

—No gracias, estoy bien, solo vine por Holly y ya me tengo que ir a trabajar, voy con prisa y me lo llevo conmigo. —La mujer pareció deprimida por la negación pero rápidamente volvió a sonreír.

Yoongi siempre se quedaba y charlaba un rato con ella, o más bien ella hablaba como una cotorra o una metralleta solo que en vez de balas palabras, tomaba como cinco tazas de té y todo un plato de galletas, llegaba a su casa después corriendo al baño con su vejiga a punto de explotar.

Directo al punto, tengo mucho trabajo.

Y ya, aunque el mánager había aceptado lo de la semana extra no podía seguir retrasándolo, tenía muchas cosas que hacer en vez de dormir con flojera como siempre.

Ahora, hagamos las cosas bien.

—Hola bebé ¿Me extrañaste? Mira quien ama a su padre, mi lindo, lindo Holly. —Acaricio la cabecita de su cachorrito Holly y el animal saco su lengua levantándose en dos patas agarrándose con las delanteras del pantalón de Yoongi buscando mimos de su dueño.

Yoongi lo cargó y Holly le lamió la cara, puso una expresión triste cuando recordó como Jimin lo acariciaba a él cuando era un gato.

Le hacía tanta falta y apenas si estaba por pasar un día sin él, no sabía que era posible volverse tan dependiente de alguien tan pronto.

Apretó a Holly con fuerza en un abrazo mientras Taki, el perrito color gris de la vecina estaba sentado y muy tranquilo, ese animal era tan o incluso más perezoso que él y se la pasaba el día durmiendo en cualquier parte, hasta tenía el comportamiento de un gato lo que era extraño.

—Holly te ha extrañado mucho, incluso lloraba por ti en la noche y se dormía sobre Taki. Le hacías mucha falta pero jugaba bastante con Taki, incluso logró hacerlo estar más tiempo despierto y oh... mira ya se ha dormido. —Dijo viendo cómo el perrito ya yacía dormido en el suelo en los cinco segundos en los que Yoongi le quitó la vista.

—Muchas gracias por cuidarlo por mi señora Choi, le pagaré por esa semana. —Dijo amablemente con una sonrisa, todavía no se daba cuenta.

—No es necesario cielo, es suficiente gracias que pases por aquí una tarde y te sientes conmigo a comer unos sándwiches de mantequilla de maní y mayonesa y hablar un rato. —Yoongi puso una mueca de asco al pensar en tal combinación y la señora soltó una risa. —Es bastante buena esa comida.

—Para personas que no aprecian su salud y la vida de sus papilas gustativas. —Recalco yendo hacia la salida con Holly en sus brazos.

—¡Que raro que andas de educado! ¿Qué bicho le habrá picado? —Yoongi no escucho lo último porque ya se había ido pisando la alfombra "love yourself, bitch!" y cerró la puerta mientras decía "¡Adiós vieja loca!".

La mujer negó con una sonrisa y tomó la escoba cuando escucho un plato caerse de la torre que tenia quebrarse en el suelo, Taki ya se había despertado de su micro siesta y estaba buscando comida en la alacena y sin querer movió una de las pilas.

La mujer comenzó a barrer los pedazos de cerámica rotos con la escoba y la pala de la basura vino sola a ella.

Witchery || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora