Donde Yoongi acaba en un pequeño pueblo llamado Moonville y termina en la casa de un pequeño brujo al que le falta el respeto.
Y puede que ese brujo sea Park Jimin, y puede que lo haya convertido en un gato para enseñarle una lección.
🔮Yoonmin, Ta...
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Ese día Jimin estaba tirado sobre el pasto en el parque, niños jugaban en la caja de arena haciendo castillos extraños que no se caían a pesar de no tener agua para poner firme la arena y otros estaban haciendo fila para tirarse del pequeño tobogán, usar los viejos columpios con cadenas a las que en vez de tener óxido le crecían pequeña plantas miniaturas y otros en el sube y baja, en ese juego un niño lloraba porque otro más grande lo había dejado arriba pero rápidamente había llegado la madre de ambos.
Jimin estaba un poco alejado de ellos pero no dejaba de escuchar las risas y los gritos de los niños al jugar, Jaeji estaba a su lado jugando con un peluche con forma de zanahoria que masticaba con sus dientes pero quizás la magia de Jimin hacía que los hilos se volvieran a unir luego de ser rotos.
Lo mismo con las flores, Jaeji era algo destructiva al jugar pero casi siempre Jimin estaba listo. Casi porque ahora solo cerró los ojos por unos momentos en lo que la brisa acariciaba su rostro y sintió algo tirar de su manga. Hacía frío por el invierno inminente y la nieve que amenazaba con caer en cualquier momento.
Volteo a ver y Jaeji ahora estaba masticando su manga, se preguntó si tenía de mascota un conejo o una cabra.
—Jaeji no, eso no es comida. —Trato de retirar el brazo pero la coneja mordida muy fuerte sin dejar ir la tela.
—Ya lo sé humano estúpido, pero me gusta molestarte. —Jimin rodo los ojos tratando de luchar para liberar su manga.
—No debí dejarte tanto tiempo con Yoongi, se te están pegando sus palabras. —Dijo rodando los ojos con una sonrisa.
A veces Jaeji era cariñosa y una bolita de ternura pero otras... era muy parecida a Yoongi, quizás no se llevaron muy bien por eso ya que sus personalidades chocaban.
—Eso que te importa. —La coneja siguió jalando pero con más fuerza y Jimin también lo hizo tratando de liberarse hasta que ambos escucharon algo desgarrarse.
Jimin observo el pedazo de tela en la boca de Jaeji y luego sus ojitos grises fueron a parar a su propia manga rota, se supone que cubría sus brazos hasta sus manos pero ahora la de la derecha solo le llegaba hasta el codo.
Observo molesto a la coneja y dijo regañándola.
—Te voy a poner la poción ahora en pimentones y no más zanahorias. —La coneja soltó la tela con una extraña expresión de asombro y horror, cuanto odiaba los pimentones pero si Jimin hacía eso sería comer o morir.
—¡No! —Jimin sonrió sentándose en el pasto y se sacó la chaqueta rota, no podría comprarse otra hasta dentro de un mes, lo tenía todo contado y le daba justo para las medicinas de su abuela y la comida.
Solo sería un poco de frío en lo que estaba afuera y decidió que ya saco a Jaeji lo suficiente como para que tomara aire fresco por lo que hablo.
