A que nunca te pensaste que los gatos te pueden maldecir. Esta es la historia de como una torpe asistente se ve sorprendida por 8 deseos y es acompañada por una extraña entidad que ha tomado el objeto menos pensado para habitar.
Comedia.
semi-eróti...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
─¿Estás bromeando? ─Cuestiona él incrédulo a la situación.
─No ─repliqué, segura del único plan dentro de mis manos torpes.
─Yo no me voy a meter debajo de la cama ─declara olvidando estar contra la espada y la pared o mejor dicho entre la cama o la mano pesada de mi madre.
Parece que el tonto necesita que le refresque la circunstancia. Con seguridad y una pequeña sonrisa que quiero imaginar se ve triunfante y audaz en mí, aparto el mechón que cae a un lado de mi rostro, segura de mi plan y con las riendas imaginarias entre mis manos suelto la última palabra. ─Tienes dos opciones; te metes debajo de la cama esperando a poder salir sin que nadie se de cuenta o que mi mamá te saque a golpes, y claro no hay que olvidar que ella deseaba llevarte a la cárcel y parece este sería un buen motivo, ¿como llegaste aquí sin que nosotras te viéramos entrar? Además... ─Añado dejando caer mi vista sobre su ropa interior haciendo referencia de no estar en posición de discutir algo.
Resopla con pesadez escogiendo sus hombros, una comisura de sus labios se eleva con amargura. ─Está bien, ladrona de ropa ─acepta aún no convencido del todo─ pero no creo que quepa, así ve pensando en como decirle a mi casi ex-suegra asesina que me tienes aquí casi desnudo ─avisa de ante mano para luego echarse al suelo y proceder tratar entrar debajo de la cama.
─Solo mete tu cabezota ahí abajo Lars ─Pido rogando mentalmente que por favor entre pero, su cabeza y parte de su cuerpo pega con la orilla de madera de la cama.
Su mirada me busca, y su rostro hace un pequeña mueca graciosa ─¿Qué dijiste?
─¿Qué metas tu cabezota? ─Cuestiono con duda.
Sus labios se aprietan tratando de contener una carcajada que aumenta mi desesperación por esconderlo mientras el parece estar divertido ante la situación.
Debajo de la cama sobra espacio solo es cuestión de que meta su cuerpo sin pegar en ese borde de madera. Un poco desesperada mis manos toman la orilla y con fuerza levato de el, haciendo que esta acción permita a Lars esconderse sin más dificulta.
Inmediato me colocó de rodillas y mi mejilla toca el frío suelo. ─No hagas ruido ─Amenazo con un dedo sobre mi boca. Él se limita acomodar su cabeza sobre sus brazos y evitar nuestro contacto visual.
Con el tiempo en contra regreso al baño mojando partes de mi cuerpo y así restregarlas acompañadas del jabón. Veloz envuelvo mi cuerpo con la toalla y me dirijo en busca de ropa limpia.
Con él debajo de la cama será mejor vestirme en el baño.
La ropa limpia hace resaltar mi cabello seco y un poco enredado pero, no tengo oportunidad o tiempo que perder cuando mi madre es acompañada de un juguete sexual que se ha convertido en un sospechoso compañero de coito antes los ojos de mi progenitora.