Una cuenta regresiva comienza en mi cabeza haciéndome esperar detrás de la puerta para asegurar que se haya marchado.
Es hora de sacar al animal.
Con un trozo de salchicha en mano, Brinquitos se acerca como cómplice ignorante. Con sigilo abro la puerta para supervisar el espacio vacío, su presencia ha desaparecido de nuestra vista.
Un suspiro de alivio escapa de mí y justo cuando estoy por dar un paso atrás, aparece Grundie cruzando el pasillo en dirección nuestra.
Sus patitas blancas mezcladas con tonos casi naranja trotan en compás mientras su barriga rebota de un lado al otro. El entra y su cola toca mi pierna al pasar.
—¡Gato! —Suelta el rubio detrás de mí— ¿A dónde habías ido? —pregunta una vez cierro la puerta detrás de nosotros.
El felino avanza sin darnos la cara, su cola se mueve con lentitud en el aire mientras nos ve por el rabillo de su ojo y con su mandíbula un poco elevada. —¿Yo? Creo que la pregunta correcta es... ¡A dónde han ido ustedes! —réplica con rabia sentado sobre sus patas traseras— ¿¡A donde fueron!? —el gato enfadado silencia de imprevisto y gira con poca vacilación dudoso de lo que ve— ¿Miembro masculino? —pregunta el mismo. El rubio agita su cabeza afirmando su duda enseguida — ¿Qué ha pasado? ¿Por qué tienes un cuerpo humano? —cuestiona inmediatamente algo que yo también he querido saber.
—Ella lo deseaba —responde con facilidad y finaliza el trozo de comida en su mano.
—¡Claro no! Yo no lo deseé —desmentí su absurda respuesta antes de retomar el problema oculto que espera en la habitación.
—Claro que si preciosa, tú lo dijiste "Desearía no estar sola" —dice él siguiendo mis pasos.
¿Como puede mentir con tanta facilidad y descaro?
Yo jamás dije eso, estoy segura.
—Y yo jamás te dejaría sola, y supuse que un cuerpo era lo único que necesitaba... —él continúa a pocos centímetros detrás de mí.
—Ya puedes salir Lars —aviso interrumpiendo las palabras de Brinquitos.
—Para que no te sientas sola —finaliza el rubio.
Las manos de Lars y parte de su cabello salen por la orilla e inmediatamente recordé que necesita un poco de ayuda para poder salir.
Mis manos sujetan el borde de madera, su salida fue más fácil de lo que esperaba. El chico semidesnudo que estaba debajo de mi cama se paraliza en milésimas que bastan para que sus ojos claros choquen con el otro sujeto en la habitación, su entrecejo se marca por un instante antes de soltar un bufido fingiendo una sonrisa para verse más calmado en la extraña situación.
Simultáneamente bajo el marco de la puerta con la toalla en la cintura el rubio mantiene una mansa sonrisa como si tratara decir "hola" de la manera más amigable.
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La asistente y el vibrador mágico © | Borrador |
ComédieA que nunca te pensaste que los gatos te pueden maldecir. Esta es la historia de como una torpe asistente se ve sorprendida por 8 deseos y es acompañada por una extraña entidad que ha tomado el objeto menos pensado para habitar. Comedia. semi-eróti...