A que nunca te pensaste que los gatos te pueden maldecir. Esta es la historia de como una torpe asistente se ve sorprendida por 8 deseos y es acompañada por una extraña entidad que ha tomado el objeto menos pensado para habitar.
Comedia.
semi-eróti...
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—¿Un restaurante chino? En serio Mac, ¿un restaurante chino? De quién carajos fue esta pésima idea. —Renegué muy por debajo.
Parte de los planes es traerlos a cenar días antes de firmar los contratos para establecer una buena relación entre ambas empresas.
—Creo que de tu ex-amor de la universidad —responde mordiendo la fresa de su segundo daiquiri.
Su respuesta me hace bufar y tornar los ojos hacía un costado al escuchar la palabra "ex-amor"
—Ve el lado positivo, es un restaurante muy elegante, y se ve que es costoso —señala girando sobre la silla de la barra. —También medio raro —añade— hace rato cuándo fui al baño, no me creerás, pero hay una enorme pared pintada de mujeres asiáticas vestidas en su traje tradicional con sus manos sujetando el dobladillo de las telas para mostrar los pechos.
—¿Y? ¿Me estás diciendo esto, porque te alarman unos pechos?
—¡Ay, no es eso, Karen! Solo que no sé, me parece raro como un fetiche, ya sabes lo que dicen de los asiáticos "les encantan las mujeres de grandes tributos" —contesta con una pequeña indirecta que me limita a negar con la cabeza.
—Por cierto ¿Conocías este lugar? —Interroga al ser la primera vez que sale a una cena como esta.
—No, es la primera vez que vengo ¿y tú? —Contesto con simpleza antes de poner la copa sobre la superficie de madera.
—¿Tú crees que tengo dinero como para venir a estos lugares? —Dice en tono de voz bajo —Nunca lo había escuchado mencionar, pero parece que también no muchos pueden venir a comer aquí —Dijo al ver la mayoría de mesas vacías, eso indica lo exclusivo que es.
—Ni yo tampoco, eso es raro —opino sabiendo que por motivo del trabajo he necesitado conocer cada rincón de la ciudad— pero no puedo negar que es un lugar muy atractivo —Confieso.
Mis ojos han estado maravillados desde que entramos siendo guiados por la host de la puerta, su vestido hanfu de mangas amplias con esa falda larga y estrecha, sin duda hace notar la diferencia de los kimonos de Japón. La cantidad de réplicas de flores de cerezo que hay como adornos pequeños y el detalle de las lámparas rojas que caracterizan a su cultura cuelgan por todo lo alto, el ambiente musical es ejecutado por cuatro mujeres acompañadas de sus instrumentos en un pequeño escenario en el centro del restaurante, mesas cubiertas por manteles finos con bordes dorados que hacen juego con detalles de las sillas, su cristalería fina, y la comida que es llevada hacia las mesas ocupadas, se ve deliciosas y huele exquisito cuándo pasa cerca de nosotros a pesar de ser comida que jamás había visto. — ¡Todo, absolutamente todo me encanta! El lugar, los colores, sabores, la música, el detalle de su personal al usar los trajes tradicionales me ha conquistado. El tiempo y dinero invertido le ha válido la pena a los dueños. Sabes Mac este sería un buen lugar para traer a todos los clientes sino fuera por... —Mis palabras quedan inconclusas al ver aparcar el mismo auto oscuro de esta mañana.
