A que nunca te pensaste que los gatos te pueden maldecir. Esta es la historia de como una torpe asistente se ve sorprendida por 8 deseos y es acompañada por una extraña entidad que ha tomado el objeto menos pensado para habitar.
Comedia.
semi-eróti...
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—!¿Qué!? ¡Yo no pienso meterme en una caja!
—Pero es la única manera en la que puedes viajar.
—Pues, no lo haré —mantiene su postura.
La puerta del baño se abre y entra una chica al sanitario. Ambos guardamos silencio esperando a que ella salga.
—Por favor —susurro con cuidado al mismo tiempo que estiro mi mano en busca su cabeza; sin embargo su pata intercepta mi mano y la desvía junto con un gruñido.
Ellos llaman a la puerta por segunda vez.
—Me rindo —le contesto un poco exasperada y camino hacia la puerta de salida dejándolo sobre el lavador.
—¿Están listos? —pregunta Lars y niego con la cabeza.
—Lo siento Mac, tendrán que regresar sin mí, adelántate y toma el vuelo, creo que tendré que alquilar un auto ya que Grundie no quiere ir en la caja de viaje.
—No tienes una identificación, licencia o dinero en este momento, no podrás alquilar un auto —responde Lars.
—Entonces supongo que tendré que desear regresar a casa —colocó la palma fría de mi mano en mi rostro. No quiero malgastar uno de mis últimos deseos.
Su cola peluda roza una de mis piernas cuándo se acerca por detrás y se detiene a mi lado, el se sienta a mi lado izquierdo. —Grundie, por favor entra a la caja —pido colocándola en frente de él.
Su cabeza gira con orgullo en dirección contraria, su mandíbula se eleva e ignora mi petición.
Lars se coloca de cuchillas y dirige su mano sobre el felino salvaje que le gruñe al intentar tocarlo. —Muy bien, será un vuelo privado entonces —repone. Él mete su mano dentro de su bolsillo y saca la billetera para tomar una de sus tarjetas— espérenme en la cafetería, iré hacer unas llamadas y pedir unos favores.
—Está bien —acepto sin más remedio, no es como que haya otra opción para pagar en este momento. Los tres caminamos hacia el pequeño espacio dónde se sitúa una cafetería dentro del aeropuerto.
Mac toma asiento junto a Grundie. Espero mi turno en la caja mientras Brinquitos permanece a mi lado, su mano roza con la mía, los postres en la vitrina se apoderan de su mirada.
—Siguiente.
—Me gustaría dos Latte con crema y un Mocha, por favor.
—¿Algo más? —pregunta la sonriente joven detrás del mostrador.
—Una rebanada de pastel de zanahoria y uno de esos—señalo lo que parece ser un trozo de pie de limón adornado con frutas; ese mismo ha robando su atención, su boca se ensancha cuando ve salir el postre del mostrador y dirigirse a la mesa. Las tazas tocan la mesa, y Lars aparece entre la distancia con una lata en su mano.