Dicho esto salimos de ese edificio, actualmente mi hogar, dispuestos a pasar la tarde juntos. Cogimos el autobús, otra vez, pero aunque fuera la tercera vez que me movía en ese vehículo me seguía pareciendo divertido y entretenido. Comparado con todos los viajes que he hecho, se podría decir que este era el mas tranquilo. Solo habían un par o tres personas mas aparte de nosotros. Pudimos sentarnos todos en los asientos de dos. Uraraka se sentó con Tsuyu, Iida con Todoroki y yo con Midoriya. Debíamos mantener un poco de silencio, así que nos limitamos a hablar con el de al lado.
Uraraka: _______ -dijo girándose entusiasmada- Que te parece hacernos unas camisetas? -dijo enseñándome la pantalla de su móvil.
Eran unas camisetas personalizables. Uraraka hizo un modelo: esta llevaba una foto de la heroína con el quirk de dragón, la cual entrenaba con ella, y abajo ponía "Plus ultra!". Siempre decían esta expresión, creo que era una manera de dar ánimos o algo parecido. Giré a ver a Midoriya. Este miraba la pantalla del teléfono con gran deseo, parecía gustarle mucho la idea de las camisetas. Sentí las miradas de los dos otros chicos detrás, mirando también la pantalla del móvil.
_______: Pero seguro que debe costar mucho dinero...
Uraraka: Que mas da! Tendremos de sobra!
Tsuyu: No creo que tu debas ser la que dice eso... -sabía que Uraraka no iba muy bien en temas económicos-
Uraraka: Aghh -suspiró fastidiada por tener que abandonar la idea-
Todoroki: Yo... -dijo buscando por su bolsillo, haciendo que todos nos giráramos mirando atrás- He traído la tarjeta de mi padre.
¿Había hecho que? Por su forma de decirlo parecía no ser la primera vez que lo hace. Todos abrimos los ojos, e Iida incluso soltó un pequeño grito. Uraraka fue la primera en reaccionar, y lo que hizo fue celebrarlo, sin darle mucha importancia. Todoroki ya me contó que la relación con su padre, Endeavor, no era muy buena. Seguro que su quemadura había sido consecuencia de eso o algo relacionado, pero no quiso hablar de eso la primera vez que nos dirigíamos la palabra, y lo entiendo perfectamente.
Midoriya: T-todoroki, estas seguro de esto?
Todoroki: No es la primera vez que lo hago. -dijo serio, como si fuese lo mas normal del mundo-
Uraraka: ¿Como queréis las camisetas? -dijo enseñándonos el teléfono nuevamente sonriendo-
Iida: Espera, espera, espera -dijo moviendo sus manos- No podemos hacer eso!
Uraraka y Todoroki: Porque?
Iida: Como que porque?! Que pasará si perdemos la tarjeta? O si nos pasamos de la ralla? O si tu padre te pilla? Y si luego te castiga? O si lo reporta a la UA? Y sin Aizawa nos expulsa? No podríamos ser hero-
Todoroki: Yo asumiré la responsabilidad -dijo guardando la tarjeta en sus pantalones mientras Iida seguía hablando-
Uraraka: Y si ponemos una foto nuestra?
Tsuyu: Pero no tenemos ninguna foto -dijo ya asumiendo que usaríamos la tarjeta-
Uraraka: Pues tomemos una foto!
Iida siguió hablando solo, nombrando las posibles consecuencias que traerían nuestros actos, desde la expulsión permanente de la UA hasta el ataque de extraterrestres. Quedamos hacernos la foto en el centro comercial, hacerla en el bus era, según ellos, un poco cutre. El trayecto fué mas corto de lo esperado. Bajamos del bus, con Iida ya mas calmado pero aún en desacuerdo, y nos paramos enfrente de las puertas de ese enorme edificio.
Uraraka: Vamos a hacer la foto ahora que todavía no hemos comprado nada! -dijo señalando una pared blanca-
Y así hicimos. Primero nos pusimos todos en fila. Tsuyu tubo la idea de hacer la foto a nuestras sombras. Le daba un toque mas original y bonito. El problema era la diferencia de altura y la cantidad de personas, no cabíamos todos. Cambiamos posiciones, las tres chicas delante y los chicos detrás, pero si queríamos hacer la foto a las sombras perdía la gracia. Entonces Midoriya tubo otra idea. Tanto Uraraka como Tsuyu podían usar su quirk para que, en la foto, salieran levitando. Si ellas dos estaban arriba, los seis cabíamos perfectamente. Iida volvió a negarse, pero lo hicimos vigilando que nadie nos viera. La foto se veía bien, pero los cuatro que tocábamos el suelo no resaltábamos tanto como ellas dos. Entonces fui yo la que tubo la idea.
