"Viejo, si quieres ser un gran músico, tienes que probar la heroína. Vas a ver. Es como estar de nuevo en el útero."
Esta era una vista poco común para mí. Por un desafío de David Ellefson, me convertí en el vocalista de Megadeth una noche de año nuevo. No tengo idea de qué le está sucediendo a mi boca, pero así es como comenzó el "gruñido".
Fotografía por Harald O.
Cuando regresé a California, estaba básicamente destrozado. Había perdido a mis mejores amigos, mi banda, mi sustento. Prácticamente hablando, había perdido mi identidad, la cual se había vuelto completamente indistinguible de la de Metallica. Yo era la cara de la banda, y ahora no tenía banda. No tenía nada. Sin ningún otro lugar a donde ir, volví arrastrándome a lo de mi madre, quien para ese momento estaba mal de salud (ella moriría de insuficiencia cardíaca siete años después). La humillación que sentí al volver a esa casa, a la misma habitación donde James y yo habíamos vivido brevemente, era casi insoportable. Cada mañana traía un duro recordatorio de fracaso.
Por un tiempo, tengo que admitirlo, solo hubo depresión, lástima de mí mismo. Mamá me mantenía alimentado, me daba un lugar donde dormir, y a la noche yo acudía al confort de viejos amigos y conocidos. Pero esto, también, era incómodo, porque el círculo incluía a los chicos de Metallica. Ahora ellos se habían ido, y yo había vuelto, y todo parecía ser un poco difícil de explicar. Una noche estaba pasando un rato con mi amiga Heidi, simplemente ahogando mis penas en alcohol, cuando la conversación giró hacia Metallica.
"Menos mal que renuncié", dije. "Esos tipos realmente estaban empezando a sacarme de quicio".
Heidi me conocía desde hacía años. No había manera de engañarla.
Ella negó con la cabeza y se rio.
"Vamos, Dave. Tú sabes que no renunciaste. Ellos te echaron".
Me quedé helado. "¿Quién te dijo eso?"
"Lars", dijo Heidi. "Me llamó la semana pasada"
Incluso por ese entonces Lars era un ágil publicista: en lo que tenía que ver con su reputación o con la reputación de su banda, no dejaba nada librado al azar. Así que se había contactado meticulosamente con la gente que teníamos en común, para asegurarse de que escucharan su versión de la historia. Está bien, supongo, ya que yo era igualmente culpable de tratar de tergiversar la historia a mi favor.
Sin embargo, el darme cuenta de que Lars me había estado criticando en secreto, mientras Metallica seguía avanzando en su carrera, sirvió como un poderoso factor de motivación. En ese momento, sentado enfrente de Heidi, habiendo sido atrapado mintiendo y viendo la lástima en sus ojos, estaba avergonzado. Pero también estaba justamente enojado.
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Mustaine: A Heavy Metal Memoir
Non-FictionJames Hetfield, con quien muchos años atrás Mustaine fundó una banda conocida como Metallica, alguna vez dijo con algo de incredulidad que Mustaine debe haber nacido con una herradura de caballo metida en el culo. Así fue que tuvo la suerte que tuvo...