"¡No más de esa mierda en mi casa! ¿Entendiste?"
Mi primer registro fotográfico con mi padre y mi hermana Debbie.
Si hojean una pila de anuarios escolares de mi infancia o adolescencia, más temprano que tarde van a encontrar una de esas siluetas grises, o incluso un gran signo de interrogación ⎯ ¡la gran letra escarlata de los anuarios! ⎯ en el lugar que debería estar mi foto. Como la mayoría de los chicos que van pasando de una escuela a otra, de una ciudad a otra, yo estaba frecuentemente ausente y por ende me convertía en una especie de fantasmagórico y hosco misterio de cabello colorado para maestros y compañeros por igual. La travesía empezó en La Mesa, California, en el verano de 1961. Ahí es donde nací, aunque es posible que haya sido concebido en Texas, donde mis padres habían vivido durante el último tiempo su tumultuoso matrimonio. Había dos familias en realidad: mis hermanas Michelle y Suzanne tenían dieciocho y quince años, respectivamente, para cuando yo aparecí en escena (usualmente yo solía pensar en ellas como tías más que como hermanas); mi hermana Debbie tenía tres. No sé qué sucedió exactamente en los años entre los dos pares de hijos. Sí sé que la vida se desenvolvió de muchas maneras diferentes, y que al final mi madre tuvo que arreglárselas sola, y mi padre se convirtió en una especie de figura sombría.
En la práctica, John Mustaine estaba fuera de mi vida para cuando yo tenía cuatro años de edad, momento en que mis padres finalmente se divorciaron. Papá, según entiendo, había sido un hombre inteligente y exitoso en algún momento, bueno con sus manos y su cabeza, habilidades que lo ayudaron a llegar al puesto de gerente sucursal del Bank of America. De ahí pasó a la National Cash Register [1], y cuando NCR hizo la transición de tecnología mecánica a eléctrica, papá quedó en el camino. A medida que su esfera de trabajo se angostaba, naturalmente sus ingresos comenzaron a declinar. Si este fracaso contribuyó a sus crecientes problemas con el alcohol, o si el alcohol provocó sus fracasos profesionales, realmente no lo sé. Sin dudas, el hombre que gobernaba la familia Mustaine en 1961 no era el hombre que se había casado con mi madre. Mucho de lo que sé sobre mi papá me fue transmitido en forma de historias de terror por mis hermanas mayores ⎯ historias de abuso y conducta insana, en general perpetrada bajo el velo del alcoholismo. Yo elijo creer que varias de las acusaciones no eran ciertas. Hay imágenes guardadas en algún rincón de mi mente, recuerdos de sentarme en la falda de papá, mirando televisión, sintiendo los dejos de barba en sus mejillas y oliendo el alcohol en su aliento. No tengo memoria de él sin tomar...digamos, jugando con la pelota en el patio trasero, enseñándome a andar en bicicleta o cualquier cosa por el estilo. Pero tampoco tengo un catálogo de imágenes despreciables.
Ah, hay una...la vez que yo estaba en la calle, jugando con un vecino, y por alguna razón papá apareció desde la puerta de entrada para llevarme a casa. Estaba enojado, gritando, aunque no recuerdo las palabras exactas que usó. Algo de que se había hecho tarde. Lo que sí recuerdo es ver la pico de loro en su mano. La pico de loro es como una pinza, sólo que más grande, y por alguna razón supongo que mi padre sintió que la necesitaba para acorralar a su hijo de cuatro años. O tal vez estaba trabajando con algo en el garaje y olvidó dejarla antes de salir. Más allá de su motivación, la pico de loro pronto estaba dándole una buena mordida a mi lóbulo de mi oreja. Recuerdo que yo gritaba y papá parecía totalmente ajeno. Me arrastró por la calle, sin dejar nunca de apretar la pinza mientras yo me tropezaba y caía al suelo, poniéndome de pie para tratar de seguir el paso, esperando que mi oreja no fuese arrancada de su orificio. (¿Las orejas tienen orificios? Era un pequeño niño ¿cómo iba a saberlo?).
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Mustaine: A Heavy Metal Memoir
Non-FictionJames Hetfield, con quien muchos años atrás Mustaine fundó una banda conocida como Metallica, alguna vez dijo con algo de incredulidad que Mustaine debe haber nacido con una herradura de caballo metida en el culo. Así fue que tuvo la suerte que tuvo...