Capitulo 8

254 22 0
                                    

-¿Conociste a Mimea?

-Era una pequeña en ese entonces. Pero podía tratarse de otra Mimea,
Sospeche desde que lo dijiste... No debería juzgarte, pero lo que le hiciste...

-Estuvo mal... Pero quería fastidiar a Iason.

-Te llevaste a una inocente entre las patas... ¿La amabas?

-Si la amaba- Lo vió con desesperación- Era la madre de mis hijas. Significaba mucho para mí, fue el primer Pet que en serio me agradaba.

-Si hablamos de la misma Mimea entonces... Este dolor pasará.

-Desde que conocí a Annie, mi vida recobró el sentido y al morir Mimea me di cuenta que Iasoni era todo para mí. Lo que siento por mis hijas... No, no lo había sentido antes.

-Ya veo porque Nan dijo eso. Yo no volveré a Amoï jamás, me iría a la cárcel o a una muerte segura. No tengo nada.

-Yo jamás volveré tampoco. Tengo todo aquí- Ambos se dieron la mano y un abrazo de amistad.

Llevaban muy poco tiempo de conocerse y ya podían sentir la unión que nacía entre ambos. Una hermandad.
-_____________________________________
Iason se despertó y se dio cuenta que estaba tirado en su balcón. Había llorado toda la noche. Simplemente parecía como un borracho. Se acercó a un espejo, se sorprendió un poco al ver sus ojos completamente rojos y su apariencia totalmente desaliñada.

No quería salir hoy. Fue a la ducha, puso agua caliente y las veces en las que hacía suyo a Riki se volvieron presentes, sus recuerdos parecían reales, que se dejó envolver y cuando el agua se puso demasiado caliente, fue que regresó a la realidad. Se agachó en la pared y dejó que la depresión hiciera de las suyas nuevamente.
______________________________________
Riki se encontraba jugando y persiguiendo a su hija entre risas, no paraban de reírse y finalmente la atrapó: TE TENGO- La elevó en el aire y le dio vueltas, besando su rostro, entre risas- Te amo, mi amor.

-Te amo, papí- Ella besó su rostro.

Era débil ante esas pequeñas criaturas e incluso sentía que podría darles el mundo si pudiera. Sonreía como un tonto cada vez que las veía sonreír o por la ternura que esos ojos idénticos a los suyos lo miraban solo a él.

Tuvo una breve sensación en su pecho. Se sintió raro, pero simplemente lo ignoró.

-Ya casi es tu cumpleaños... Te comprare un pastel.

-Un delicioso pastel de chocolate- Le decía con una inmensa y gran sonrisa

-Hay que lindo. Nunca creí que serías tan consentidor y amoroso con tus hijas- La voz de Illinois lo sacó de su ensoñación.

-Mamá- La pequeña extendió sus brazos a su tia y eso los sorprendió a ambos- Ma.

Por un instante eso los desloco a ambos y simplemente, la bajo para correr a sus brazos.
Al ver que su pequeña iba con gran devoción hacia su hermana. Sintió algo de celos, no imagino compartir su amor con alguien más y eso le molestó por un momento. Ella era suya, pero como se trataba de su hermana rápidamente volvió a la realidad y llevaban ya varias semanas en ese lugar. Ese mamá le dolió. Pensó que sólo él bastaría para ellas, pero sabía que su hermana las amaba como él y si le pasara algo no estarían desamparadas. Supuso que era verdad, muy pronto olvidaría totalmente a Mimea, ya habían pasado 2 meses y eso estaba a punto de pasar. Preguntó por su madre y él simplemente le dijo ella estaría siempre en su corazón. Se quebraba cuando le preguntaba eso.

-Ma....

-Si Annie, yo soy tu mamá- La abrazo fuertemente- Yo lo seré a partir de ahora-

El mestizo sólo tragó saliva, sentía que un sentimiento de posesión nacía dentro suyo. Sabía que su hermana fungirá ese papel en sus vidas, pero no espero que fuera tan pronto.
Aunque sonrió al recordar su infancia y ese mismo trato de parte de Illinois.

¿Otra vez, tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora