Perfectly out of key

Capítulo 16: My Best Habit

"I'm a bitter little pill to swallow, I'm a little bit of let down. My feet are hard to follow, my best habit's letting you down ", The Maine.

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A veces podía parecerlo por la falta de interés que le daba a ciertas cosas, incluso porque era muy distraída, pero Valentina Carvajal no era ninguna tonta. Muy a pesar de lo que muchas revistas y programas de chismes querían hacer creer. Guille se había marchado hacía menos de 48 horas, pero no le había tomado ni las primeras 12 notar que la había dejado "a cargo" de Juliana.

Sus agendas ya prácticamente no coincidían, y aunque vivían en el mismo edificio, se habían visto poco y nada, mucho más después de la charla que habían tenido en el elevador. Por lo que no le costó mucho darse cuenta de que, de repente, Juliana estaba presente en casi en cada lugar que recorría dentro del edificio de la compañía, donde pasaban todas sus horas disponibles en esos días.

Obvio, no podía seguirla todo el tiempo, porque Juliana tenía sus propias obligaciones y responsabilidades, pero se aparecía casualmente en el estudio principal para "aprender" de los productores en sus "descansos". Y todos los días John o Daisy le pedían a Val que se uniera a ellos al menos para la hora del almuerzo. Y aunque estaba un poco molesta de que su hermano no confiara en ella, a pesar de que no podía culparlo, secretamente estaba agradecida. No sólo por haber elegido particularmente a Juliana para el trabajo, sino porque últimamente la poca confianza en sí misma que había construido respecto a su fortaleza y voluntad para no volver a decaer, se estaba desplomando. Tal y como había anticipado que sucedería cuando regresara a LA.

Su falsa cercanía con Lucho, la exposición constante que había regresado casi potenciada, el exceso de trabajo bajo la supervisión de Eva, y el tener que mantenerse alejada de Juls y la banda no ayudaban a su estabilidad emocional, que ya de por sí era lo suficientemente frágil. Así que, saber que alguien verdaderamente responsable y centrada como Juliana detrás de sus movimientos, era de alguna manera una garantía de que todo estaría bien.

Pero había un gran problema por delante que estaba cada vez más cerca y la tenía extremadamente nerviosa. Por eso, esa mañana, una de las primeras que había logrado tener libre, no quiso salir de la cama. Estaba envuelta en sus suaves sábanas blancas, ocupando todo el espacio que podía para estirar cómodamente sus músculos y relajarse tanto como le fuera posible, porque sabía que tenía un día, o mejor dicho una noche, muy pesada por delante.

A las 6 pasaría a recogerla un auto para llevarla a la fiesta de inauguración del apartamento de Lucho. Y si conocía bien a su ex novio, un evento organizado por el garantizaba por lo menos 3 cosas, alcohol, drogas y mujeres hermosas. Eso último no le preocupaba tanto, pero lo demás, sí. Aunque le hubieran dado de alta en el centro de rehabilitación, Valentina sabía muy bien que sus adicciones serían algo con lo que tendría que lidiar y luchar a diario por el resto de su vida. Estaba preparada para ello. Pero no para volver a encontrarse con ese mundo de excesos tan pronto. Y tan sola.

Se arregló lo menos posible para un evento que sabía iba a estar plagado de celebridades y, posiblemente, prensa en la entrada. Estuvo tentada por unos momentos de ir tan desastrosa como pudiera solo para avergonzar a Lucho, pero acabaría por ser ella la criticada y su "novio" un santo por aguantarla incluso en sus peores momentos. Si tan solo hubiera nacido hombre, las cosas serían mucho más sencillas.