Cuatro

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Ya paso una semana desde que Lucas y yo por fin tuvimos una conversación de mas de dos palabras. Desde ese día no hemos vuelto a hablar tanto solo una que otra mirada y sonrisas cómplices. Nos seguimos sentando juntos en algunas clases y hacemos comentarios que hace sonreír al otro, pero solo eso. Hoy es viernes y eso significa pijamada con mis personas favoritas. Llego a mi casillero junto con mi hermano y me percato que Ara y Pato nos están esperando. Corro para abrazarlos.

-Pijamada- gritamos los cuatro al unisonó cuando mi hermano se une al abrazo.

Reímos a carcajadas y nos separamos para que cada uno vaya a sus casilleros por sus cosas. Saco mis libros y libretas de las primeras clases, los guardo en mi mochila y está la cuelgo de mi hombro. Cuando cierro mi casillero la voz de Lucas me hace brincar del susto.

-Así que pijamada- me dice y suelta una risita cuando me espanto.

-Me espantaste- digo con una mano en mi pecho-. Pudiste matarme.

-Que exagerada- dice con una sonrisa-. Pero de todas maneras... Perdón.

-No hay problema, solo que quede en tu conciencia que casi me matas- le sonrió y me dirijo al salón.

-Espera. Te buscaba para hablar y preguntarte algo- dice ¿Nervioso?

-¿Qué paso?- le pregunto confundida y una sonrisa nerviosa se asoma por sus labios. Me detengo a su lado y lo veo.

-¿Qué harás hoy?- me ve directamente a los ojos. Espera... ¿Esta intentando invitarme a salir? Dios mío ¿Qué se hace en estas circunstancias? ¿Lucas esta intentando invitarme a salir? ¡Lucas!

-Este... Am...- empiezo a tartamudear y a mover mis manos nerviosamente. Desvió mis ojos de los suyo, dirijo mi mirada al suelo y por fin respondo.-. Todos los viernes tengo pijamada con mis amigos.

-¿Y mañana?

-Nada, estoy libre todos los días menos los viernes- le sonrió nerviosamente de lado y dirijo mi mirada otra vez a sus ojos color gris.

-Bueno... me preguntaba...- se rasca la nuca nerviosamente y en ese momento llega Mateo y recarga su brazo en los hombros de Lucas.

-Amigo mío- dice sonriéndole y cuando dirige su mirada a mi su sonrisa se amplia aun más-. ¿Interrumpo algo?

Dirijo mi mirada a Lucas en señal de que el responda. Suelta un suspiro y niega con la cabeza. La sonrisa de Mateo se hace más ancha y mis ganas de golpearlo crecen mucho más.

-No, nos dirigíamos al salón.

Yo asentí decepcionada y caminé hasta el salón con Lucas y Mateo pisándome los talones. Mateo deja a Lucas en el salón y este se dirige al suyo de segundo año a paso lento. Me siento en el lugar que elegí el primer día de clases y ya no me puedo cambiar. Lucas se sienta a mi lado y me mira arrepentido. Le sonrió y me volteo a hablar con Ara. Hablamos de lo que haríamos en la noche hasta que el profesor llego y nos pidió su atención para empezar la clase.

Se pasaron rápido las primeras horas y eso me alivio de algún modo. Me dirijo al árbol donde decidimos que comeríamos todos los días. Cuando llego no hay nadie y eso me alivia aún más. Me siento y  recargo mi cabeza en el tronco del árbol, suelto un suspiro y cierro los ojos.

-Lo siento- dice su voz que tanto me gusta y que pensé que nunca iba a ser dirigida hacia mí.

-¿Por qué?- digo abriendo los ojos y dedicándole una sonrisa.

-Por lo de hace rato- dice rascándose la nuca nerviosamente. Se sienta junto a mí y mira fijamente un punto-. Tuve que haber dicho que sí. Por que en realidad si interrumpió algo.

Mis ojos se abren como plato y cuando estoy a punto de preguntar algo llega mi hermano junto con mis amigos. Vienen riendo y esto hace que no se den cuenta que Lucas se encuentra sentado junto a mí. Pongo los ojos en blanco. Maldito destino.

-Oh, Lucas no te habíamos visto- dice Ara apenada viéndome.

-¿Interrumpimos algo?- preguntan al unisonó los tres y esta vez soy yo la que respondo.

-En realidad no se- rió nerviosa y veo a Lucas. El me dedica una sonrisa y me da un beso en la mejilla.

-Sera después, no hay prisa- se levanta y le dedica una sonrisa a mis amigos y a mi hermano-. Adiós chicos.

Lo vemos alejarse y todos nos quedamos callados. Cuando me voltean a ver los fulmino con la mirada y cruzo mis brazos. Hago cara de puchero y esto hace que una sonrisa pícara se refleje en los tres rostros que están en frente de mí.

-"En realidad no se"- dice mi hermano tratando de imitar mi voz y esto hace que todos suelten una carcajada y yo ponga los ojos en blanco.

-Es la segunda vez en el día que me intenta decir algo y alguien nos interrumpe- dijo fingiendo irritación-. Primero Mateo y luego ustedes.

-Uy, Mateo- dice Ara-. Ese si es un bombón bien hecho. Besa como los mismos dioses.

Suelto una carcajada sarcástica y le habiendo pasto a la cara. Esta me fulmina con la mirada y me lanza pasto de regreso. Ara y Mateo fueron algo hace algunos meses. "Un amor de verano", como diría ella. Dice que en la cama es mejor que cualquiera del colegio y que besa como nadie. Pero a mí lo único que me causa Mateo es repugnancia. No puedo negar que es guapo, pero su actitud arruina su perfecto rostro.

-Deja de recordarme que te acostaste con mi peor enemigo- la veo y sonrió-. "Mejor amiga".

-Ya supéralo- dice riendo-. Te diría que me arrepiento, pero no es verdad.

Me guiña un ojo y muerde su manzana con una sonrisa. Pongo los ojos en blanco y le arrebato su manzana para darle una gran mordida. Se queja y antes de devolvérsela mi hermano la muerde y después Pato.

-Malditos- dice con cara de puchero-. Consíganse su comida.

Después de un rato suene la campana de inicio de las ultimas clases. Cada uno va a su casillero y nos encontramos en el salón. Las horas pasan lento y eso me causa mucha ansiedad. Lucas esta sentado junto a mi en la ultima clase. Cuando por fin suena la campana anunciando que somos libres por el fin de semana me levanto emocionada con la intención de llegar junto a Ara para irnos a mi casa ya que ella es la única que tiene coche los viernes y la pijamada sera en mi casa. Pero la mano cálida de Lucas interrumpe mis planes. Me volteo y conecto mis ojos con los suyos.

-Emma- dice sin soltarme la muñeca-. ¿Quieres salir el sábado conmigo?

Mis ojos se abrieron como plato y mi boca se abre ligeramente. El salón queda en silencio y ahora todos nos ven con curiosidad. Mis mejillas se tornan de un color rojo y mis manos empiezan a sudar por los nervios.

-Este...- tartamudeo. Se rasca la nuca nerviosamente, yo también me rasco la nuca nerviosa-. Claro.

Le sonrió y sus ojos se abren como plato. Me sonríe y jala de mi muñeca suavemente y me abraza. Le devuelvo el abrazo con una sonrisa más amplia en los labios y con los ojos de todo el salón puesto en nosotros.

-Gracias- me susurra al oído.

Todo lo que está pasando es demasiado perfecto para ser real. Soñé con este momento toda mi vida y ahora que lo estoy viviendo no lo puedo creer. Parece un sueño o un cuento de hadas, pero no importa, está pasando y lo disfrutare al máximo. Gracias Lucas, por hacer que mis sueños por fin se hagan realidad. Observo a Mateo en la puerta con semblante serio, su mirada cruza con la mía y me sonríe ampliamente. Yo sigo en los brazos de Lucas cuando Mateo se va.

ColoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora