Capítulo 2

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Agatha

En lo que Eliot arreglaba el desastre que había causado el día anterior, me dispuse a caminar muy cerca del que suponía era el final del campo y no me había percatado de que no solo había rosas rojas, sino que también blancas. Pase muy cerca de uno de los arbustos y una espina se me clavó en el brazo y cuando intente quitármela dolió mucho así que fui a buscar a Eliot. Antes de llegar me quede ensimismada en lo guapo que era. Preferí dejar mis pensamientos de lado e intenté nuevamente quitarme la espina. Con mucho cuidado lo logré, he de admitir que no era la primera vez que tenía una espina pero igualmente dolió.

-¿Te duele?- Pregunté al darme cuenta que a pesar de todo logro también clavarse una.

Eliot volteo súper rápido, asustado y me contestó:

-No. Quédate quieta y no toques nada. A veces se esconden alacranes entre las rosas- No me dijo más y volvió a su labor.

-Me voy- Dije jugando un poco con su paciencia antes de empezar a caminar. Debo irme. Si me quedo más tiempo con él es posible que nunca más vuelva a ver a mi familia.

-Detente ahí- Me tomo del brazo bruscamente. Su agarre era fuerte y no tenía la fuerza suficiente para soltarme. Lo vi a los ojos y pude ver preocupación.

-¿Que te sucede?- Fue lo único que mi cerebro logro formular.

-No te muevas. Cerca de tu pie derecho hay un alacrán- Declaró Eliot un poco seco, soltando el agarre que aún mantenía sobre mi brazo.

Estaba muy asustada y decidí quedarme quieta mientras Eliot se acercaba sigilosamente para evitar asustar al animal y simplemente utilizó sus dedos para atrapar la cola del mismo y evitar que este le picara. Lo llevó lejos del jardín y lo tiró lo más fuerte que pudo.

-A la próxima hazme caso. Eso pudo ser peligroso- Me lanzo una mirada cargada de ira.

-No eres mi padre para regañarme- Esto es el colmo. Me trata bien y después mal. ¿Estará bien de la cabeza?

-¡Pues en este lugar debes obedecerme!- Me gritó aún más iracundo que antes.

-¡ME VOY!-Grité exasperada. No me gustan los insectos, no me gusta estar lejos de casa, pero ya nada puedo hacer. Prometí que volvería con algo para mi familia. Son lo único que me queda -Tenía miedo- Deje que esa frase se escapara de mis labios sin que me lo esperase.

Vi que se sorprendió con lo que dije, observe como su rostro se apaciguaba. Supongo ese tonto si tiene sentimientos, pues quedo sorprendido de la afirmación antes dicha, sentí como me tomo del brazo y m hizo girar para verle. Se me está acabando, no la paciencia, sino el interés de soportar sus repentinos cambios de humor. Abrió su boca para decir algo pero vacilo en el intento, volvió a abrirla y esta vez sí pudo formular algunas palabras:

-No tenía idea de que estabas asustada.

Bufe sin comprender aun que fue lo que paso, solo sé que en el siguiente segundo, Eliot se encontraba cortando un par de rosas y amarrándolas con un pedazo de tela húmeda. Recogió todo lo que había usado y me llamaba para seguirlo de vuelta a su pequeña casa.

Está bien. Creo que esto se saldrá de control antes de que pueda siquiera darme cuenta. Corre en dirección opuesta y vete. Ya mucho daño haz causado y no es bueno estar aquí. Vamos Agatha, no es la primera vez que te vas dejando todo.

Entre la cálida brisa y el sonido de los pájaros, Agatha caminaba por entre las rosas como si ya conociera el lugar, iba tranquilamente disfrutando de todo lo que veía y oía. Iba unos cuantos pasos más atrás del tonto de Eliot, sentía que era lo mejor para ella. Antes de llegar a la casa que tenía Eliot, escuchó el sonido del agua cayendo y se preguntó si había una cascada o un río muy cerca de allí, así que decidió ir a ver.

Una aventura entre rosas  [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora