Capítulo 3

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Sentía mis manos sudadas y como mis piernas temblaban del miedo. Aprendí a defenderme, pero contra 4 hombres armados y del doble de mi tamaño ni soñando podía ganarles. Les seguí lo más callada que podía, en mis manos podía sentir como la canasta resbalaba un poco y como el gato en ella temblaba. De un momento a otro llegamos a la parte más peligrosa de toda la villa o por lo menos así lo percibí cuando de algunas casas se escuchaban peleas y como algunas personas miraban en nuestra dirección con la sed de sangre marcadas en sus ojos.

Lo siguiente que recuerdo es un dolor agudo en mi cabeza y como todo se volvía negro mientras caía como un saco de papas al suelo. Cuando recupere la conciencia, sintiendo como todo alrededor daba vueltas, vi a un joven de mi edad de tez blanca, una cabellera dorada y ojos verdes. Estaba herido, lo note al ver como desde un pequeño corte en su brazo salía una fina línea roja y manchaba parte de su camisa. Tenía una sonrisa triunfante en su rostro y su mirada se dirigía hacia el suelo, donde se encontraban totalmente golpeados los malditos que intentaron llevarme.

Como pude me levante, limpie mi vestido y recogí la canasta. Cuando estaba por tomar el pañuelo que antes la cubría se movió bruscamente revelando a la bola de pelos marrón que me acompañaba. Le acaricie y maulló agradecido por verme allí.

-Se ve que no eres de por aquí- escuche a mis espaldas y seguido una pequeña risa burlona.

-En eso tiene razón señor misterioso. Si me permite continuare mi camino- dije sin mucho interés y cuando estuve a punto de empezar a andar, observe como los tipos que antes estaban inconscientes se movían recuperando sus sentidos. Di un respingo y m refugie detrás del misterioso muchacho.

-No creo que puedan moverse bien aunque quieran. ¿Qué te parece si mejor te enseño otro camino para que puedas salir de este lugar?- su voz me pareció amable y serena.

-¿Cómo sé que puedo confiar en ti y no en ellos?- ataque tan rápido como pude.

Vi la confusión asomarse en sus ojos y después como era reemplazada con algo de diversión. Solo sonrió y empezó a caminar en dirección opuesta a esos tipos. No tan segura de lo que haría, deje que mis pies siguieran la ruta que iba marcando con sus pisadas y un silbido leve. Parecía recordar una canción.

Cuando detuvo su andar, me percate que estábamos lejos del lugar donde casi muero y del centro de la villa. Se veían un par de casa y una herrería. Se veía pequeña pero agradable. Se dirigió directamente a la puerta, la abrió y me dejo pasar. Todo estaba ordenado y bastante limpio para ser un lugar donde trabajas con fuego y carbón.

-No me molesta que te quedes mirando todo, pero creo que sería mejor subir y asegurarnos que no estés lastimada- sentí su mirada recorrer mi figura y solo en ese momento puede dejar de aparentar ser fuerte y me deje caer. Sus brazos fueron directo a atraparme y cargarme. Tomo la canasta, dejándola en una de las mesas. El pequeño gato nos veía curioso y subió las escaleras con nosotros.

La parte de arriba del lugar era su casa. Al lado de la escalera había un pequeño pasillo y pude ver un par de puertas. Camino en dirección contraria hacia donde estaba mirando y llegamos a una pequeña sala. Seguida de esta había un pequeño comer y a lo lejos podías ver la cocina. Me dejo en el mullido sillón y perdiéndose de mi vista m dejo sola. Observe ligeramente todo y después desvié mi atención al gatito que seguía conmigo. Estaba limpiándose un poco.

-Si sigues aquí quiere decir que eres mi amigo. Y como eres mi amigo debo ponerte un nombre- Dije, a lo que recibí un maullido de su parte. Pensé un momento en que nombre podía ponerle. Como si fuera un rayo, un nombre apareció en mi mente y reí. Era perfecto para ese gato marrón de manchas blancas.

Una aventura entre rosas  [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora