Capítulo 19

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Durante el camino, Agatha no paraba de jugar con su vestido. Estaba nerviosa, pude notarlo cuando dejamos atrás el camino hacia la villa. Varios carruajes pasaron cerca del nuestro a medida que nos acercábamos. Había muchas personas, de todos los estratos sociales.

Cuando nos indicaron que habíamos llegado, baje y después ayude a Agatha a hacerlo. El paje nos deseó una buena noche y el conductor nos informó que nos llevaría de vuelta a casa cuando la celebración terminara. Les agradecimos y caminamos hasta llegar a las escaleras que nos llevarían a la entrada principal.

Agatha se colocó su máscara y le imité. Mientras estábamos en el carruaje, me puse unos guantes blancos. Le ayude y se asustó cuando sintió la tela sobre su piel.

Ella tenía el presente en sus manos. Estaba muy nerviosa, y no la culpaba. Supongo que esto le traía recuerdos de cuando era niña y las cosas que hizo. Me miro buscando algo de tranquilidad y solo atine a sonreírle.

Le ofrecí mi brazo y tomé el obsequio de sus manos. Pareció entender el mensaje y con una sonrisa más relajada en su rostro me invito a continuar. Cuando subimos las escaleras, muchas de las personas que estaban llegando nos vieron curiosos. Uno de los sirvientes del duque se nos acercó y nos informó que le haría llegar el presente al duque por nosotros.

-Que disfruten la fiesta-Nos sonrió luego de guiarnos hasta la puerta y verificar que estuviéramos en la lista de invitados.

Las enormes puertas se abrieron, haciendo sonidos muy fuertes cuando estas eran empujadas por los demás sirvientes de aquella familia. Al abrirse por completo, un gran salón adornado con un gran candelabro, que colgaba del techo, lujosas decoraciones y sin mencionar otros cientos de cosas que se veían, era lo que seguía después de esas colosales tablas de madera enchapadas con plata y con cerradura del mismo material.

Por un momento me congelé y sentí muchos nervios. La última vez que estuve en ese lugar tenía como 6 años y mi padre estaba allí. El pañuelo en mi cuello me empezaba a asfixiar, pero un apretón en mi brazo me hizo girar. Agatha me sonreía. Ambos estábamos igual de nerviosos. Ella por que podían descubrirla. Yo, en cambio me sentía fuera de lugar.

Soltamos el aire que no sabíamos estábamos reteniendo y nos armamos de valor para seguir nuestro camino. Uno de los sirvientes nos sonrió y nos invitó a entrar. Con pasos cortos pero firmes atravesamos el umbral y dejamos que nuestros ojos se maravillaran con el salón frente a nosotros.

Cuando estuvimos rodeados de los demás invitamos, observe rostros conocidos y por un momento había olvidado que Anderson estaría aquí. Esperaba que no notara nuestra presencia y me dejara disfrutar de esta gala con Agatha.

Observe a la joven a mi lado por unos segundos y seguía nerviosa. La música y el bullicio no me permitían hablar sin tener que alzar un poco la voz. Muchos de los invitados nos veían detenidamente. Eso no me estaba gustando y podía intuir que para Agatha sería peor.

-Sólo relájate. Piensa que sólo somos tú y yo en este gran salón...- tuve la osadía de decirle eso para que se relajara. Funciono y dejo de prestarle atención a nuestro alrededor.

Caminamos un poco, viendo las decoraciones y saludando a algunos conocidos. Agatha elogio mi trabajo cuando observo los arreglos cerca de las columnas del salón. Encontré un espacio donde pudiéramos hablar y sentirnos más cómodos.

Nos reímos cuando nos percatamos de que la mesa con postres estaba cerca de nosotros. Decidimos ir a probar algunos. Agatha nombro algunos de los bocadillos. Me explico cómo se hacían y me fascino la sonrisa de alegría cuando le di a probar el que más me encantaba. El sabor a chocolate y fresas invadió mi paladar y me sentí como un niño de nuevo.

Una aventura entre rosas  [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora