¿Novia?

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Freddie estaba orgulloso de ambos, pero más de sí mismo.

Consiguió que Brian abandonara su eterno debate existencial y saliera de su escondite para abrirse a la idea de una relación, y gracias a Tim tenía la certeza de que la loca de Christine no trataría de llenar de inseguridades a Brian de nuevo. No lo merecía.

Brian era un romántico a todo dar; y la idea de no encontrar una relación estable a la cual entregarse completamente por temor a 'ser utilizado como experimento por alguien confundido', o de 'ser abandonado por alguien con miedo a lidiar con los prejuicios de lo que implicaba ser homosexual', lo había atormentado ya suficiente. Y así tampoco funcionaban las cosas para todos, planeaba demostrárselo con Roger, a quien podía ayudar para que ambos encontraran la forma de hacerlo funcionar. 

Por eso fue un avance el hacer que Roger dejara atrás esa prisión en la que se había recluido por culpa de sus padres, quienes parecían no tener intención de molestar pues andaban de muy buen humor cuando llamó a decirles que el rubio pasaría en su casa esa noche. No se dió tiempo de debatir el por qué, pero todos parecían contentos y eso indicaba que todo iba a empezar perfecto.

Iba a ser bonito verlos florecer, muy bonito. Eran sus florecitas.  

Ignoró por completo las luces apagadas y el cartel de 'Cerrado' que colgaba, sabiendo que el menor lo esperaba y que de todas formas sería un insulto que lo dejaran afuera en medio del frío de Londres. Así, desparramando toda la energía positiva del mundo, abrió las puertas de la tienda en la que trabajaba Roger para sacarlo de ahí, ponerlo bonito y encerrarlo en el departamento con Brian.

El estruendo de la puerta de vidrio colisionando con uno de los sensores en la entrada llamó la atención de Roger y Dominique, quienes andaban guardando unas cajas en bodega y platicando. Ese turno de fin de semana resultó increíble una vez que logró entablar una conversación decente con ella, ya no le haría tanta falta Paul después de todo.

Claro que la tranquilidad fue interrumpida por el ruido.

"Ladrón" susurró ella, su tono aterrado, y Roger pudo jurar que se le había drenado todo el color de su rostro.

La misma idea cruzó su cabeza, hizo un gesto para que guardara silencio, y torpemente tomó lo primero a su alcance para defenderse.

"Sólo no te muevas, voy a revisar, ¿ok?"

Sintió que ella lo agarraba del antebrazo y regresó a verla. Lucía genuinamente preocupada, su melena castaña se movió de una lado a otro cuando negó. "Rog, podría pasarte algo, no quiero que te pase nada."

El rubio le sonrió tratando de disimular su propio pánico.

"Estaré bien, sé karate" murmuró bajito al escuchar pasos acercándose por el pasillo.

"Wow... eso es sexy" atinó a responder ella mientras soltaba su brazo. El ojizarco asintió divertido.

"Sí, por eso lo dije, en realidad no sé. Pero si escuchas a una niña gritando soy yo, en ese caso llama a la policía" sonrió un poco más al escuchar a la chica reír despacio. "Ya vuelvo."

"No, espera."

Antes de que pueda responder sintió un par de labios contra los suyos; un roce efímero y delicado, bastante tímido pero a la vez cargado de intención. Fue tan breve que no tuvo que preocuparse en corresponder. Sólo la observó algo aturdido sintiendo sus mejillas sonrojándose sin reparo.

"Sepas karate o no, en serio es sexy, si te masacran tratando de defendernos al menos puedo decir que tuve una cita contigo y que alcancé a besarte" se explicó divertida, mordiendo su labio inferior algo nerviosa al ver que Roger se quedó anonado mirándola. "Ve..." insistió empujándolo a la puerta, y él recobró sentido y asintió, huyendo de inmediato.

God Knows | MaylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora