Capítulo 9: "¿Qué quieres?"

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Las palabras de Noah quedaron en la mente de Carla durante toda la mañana; era de suponerse que el chico le estaba jugando una broma, pero realmente ella no lo sabía.

El día transcurrió normalmente, dentro de lo que cabe.

Carla logró ver a sus amigas solo unos cuantos minutos entre clases.

Por suerte un rayo de esperanza fue tocado por la pelinegra, al acordarse que tenía clases de química con Amalia.

¿No hemos hablado de Amalia, verdad?

Pues hablemos de ella.

Amalia Capital.

Sí, ese es su apellido.

Capital, como suelen llamarla sus amigas; era una buena amiga de Carla, mejor dicho, era su vecina.

Amalia era una joven la cual era imposible ignorar, debido a que era todo amor.

Capital y Carla se conocieron cuando un día nuestra protagonista decidió salir a explorar su vecindario y encontró a una chica jugando sola, entonces comoestaeraburdademeticheyestabaaburrida le hablo y se hicieron amigas.

Listo.

La mejor historia de amistad.

Para su suerte, resulto ser que Amalia se cambio dos años después al Mereciano.

¿Quien lo diría?

Desde entonces Amalia comenzó a formar parte del grupo de las amigas de la protagonista.

Cuando Carla llegó al laboratorio de química, su amiga ya se encontraba esperándola y guardándole un asiento a su lado.

La pelinegra daba gracias a dios por poder contar con Capital como su compañera de química ya que se podía decir que Carla no era del todo buena en química... Bueno si, Carla era una mierda en química, pero lo recompensaba con sus habilidades para física, lo cual al mismo tiempo ayudaba a Amalia ya que ella tampoco era muy buena con aquella materia.

Se dispuso a llegar a su puesto, sin embargo, su paso fue obstruido por una figura grande y masculina.

La puta que la parió.

– Carla - Se oyó decir de aquellos labios -.

La pelinegra se detuvo y de sus labios salió un chillido, que más bien no parecía un chillido, si no, un perro muriéndose.

Al frente de ella, estaba nada menos que el grandísimo R, con su cara de: "Soy hermoso, y me cojo a todas".

Carla se abofeteó mentalmente, no se acordaba de el muy idiota estaba en sus clases de química.

¿Por que ahora se tenía que dar cuenta que compartía la mayoría de sus clases con él?

– Cachorra, necesito hablar contigo de nuevo -mencionó Roger -.

Nuestra protagonista lo fulminó con la mirada, al escuchar ese horrendo seudónimo.

– A LA VERGA QUE NO ME LLAMES ASI - gritó, acto que hizo que Roger abriera sus ojos y soltara unas cuantas carcajadas.-

Ella se sonrojó.

"Estúpidas hormonas."

Pensó.

"Estúpido cuerpo que me traiciona."

Por suerte no había casi nadie en el salón que hubiera podido haber visto aquella escena, si no sería una burla.

Las carcajadas de Roger, atrajeron la curiosidad de Amalia, quien hasta ahora andaba muy concentrada en su teléfono.

Miró a Carla con curiosidad, levantando una ceja y articulo con los labios: "¿qué ocurre?" . A lo que la pelinegra respondió con una seña para que esperara, con esto dicho Amalia levanto los hombros y se dispuso a seguir viendo su celular.

Suspiró, ya cansada de tanto lío.

– ¿A quien le haces señas? - dijo volteando la cabeza, aún con una semi sonrisa en su rostro.

– Roger, ¿qué quieres? - preguntó ya agotada y masajeandose la sien.

El chico volteo y la miró directo a los ojos, con aquella mirada grisácea que hacía que todas se quedaran en shock.

–Ya lo dije, necesito hablar contigo - dijo casi con un tono burlón.

–La última vez que trataste de hablar conmigo - comentó con suma tranquilidad - ME ENGAÑASTE y trataste de besarme - estas siguientes palabras salieron con furia - ¿Acaso piensas que soy estupida? ¿Qué voy a caer en tu juego idiota? Pues no, Roger. Anda a buscarte otra víctima, inútil - escupió aquellas palabras como si le dieran un mal sabor en la boca.

Dicho esto, la chica le dirigió una mirada de asco y pasó al lado de él, rozándole el hombro de manera un tanto agresiva.

El chico había quedado en shock.

La pelinegra se sintió muy bien tras haber dicho aquellas palabras y caminó en plan "diva" hasta su puesto.

Amalia la volvió a mirar con curiosidad y se podía notar en sus ojos, un brillo de diversión por lo que acaba de ocurrir.

"Roger, agradece que la clases estaba casi vacía"

Pensó nuevamente.

– Eso... Ha sido... Interesante. -comentó Amalia después de un rato de quedársele viendo a Carla con una mueca en su rostro.

Carla la observó y le tendió una sonrisa.

La cual se veía mas hipócrita de lo que ella pensó que sería.

– Lo sé, Capital, créeme que lo se – murmuró nuestra protagonista, la cual luego desvío su mirada a donde hacia poco había dicho algo épico.

El pobre Roger seguía en shock.

Por fin, le pasaba algo bueno a Carla.

Pero obviamente esa felicidad duró poco.

Exactamente 30 minutos para ser exactos.

Fue cuando recibió un mensaje, el mensaje que arruinaría su felicidad o tal vez no...

Para: Carla
De: R

Regresé, hermosa.
¿Cuándo nos vemos? ;)

Coño.

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HOLA NENAS
AJAJAJAJAJAJAAJAJAJ
Las quiero, pero no se emocionen ¿si?
Necesitaba distraerme un rato.
Las quiero.

Con love
La escritora bien ausente.

R es míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora