Capitulo 1: "No tengo ni la menor idea"

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Pequeños rayos de luz se filtraban a través de la cortina mientras que, a la lejanía, se escuchaba el ajetreo típico de un lunes por la mañana.

El sonido de una ambulancia despertó por completo a Carla quien maldijo a la nada por vivir tan cerca de un hospital.

Aris, su madre, apareció unos segundos después, abriendo las cortinas de golpe, haciendo que Carla se escondiera bajo sus sábanas para protegerse de los rayos del sol y gimiera de dolor por el ardor que había sentido en sus ojos debido a la luz.

- Párate - dijo su madre en son de mando.

Carla le contestó a su madre con un gruñido.

- Deja de quejarte y alístate, vas a llegar tarde si no te mueves - respondió su madre en tono malhumorado.

Era común que su madre estuviera de mal humor en las mañanas, para ser sinceros, ¿quién no lo está?

Hasta ella misma se comportaba de esa manera y apenas abría la boca para contestar los buenos días cuando la saludaban por la mañana.

Carla observo el reloj que se encontraba en su mesa de noche.

5:45 a.m.

Genial tarde para el colegio.

Que típico.

Y sí, se despertaba de lunes a viernes a esa hora. Ya que vivía un tanto lejos de su instituto.

Por suerte se había bañado la noche anterior.

Todavía se podía sentir el olor a almendras que emanaba de su piel.

Aún adormilada, abrió las puertas de su armario y sacó el aburrido y normal uniforme de su instituto, el cual consistía en una simple camisa beige y un pantalón azul marino

Después terminar de vestirse, se dirigió al baño donde comenzó a peinar su cabello.

Su cabello era oscuro como el carbón, no era exactamente el más hermoso, sin embargo, era sedoso y siempre trataba de mantenerlo liso y limpió.

Naturalmente su cabello era rizado pero los productos para el cabello la ayudaban a mantenerlo liso.

Por suerte había heredado los ojos de su padre, los cuales eran de un tono azul oscuro penetrante.

Mientras colocaba su melena oscura en una cola alta, alguien tocó la puerta del baño.

- ¡Carla! mamá me dijo que te dijera que te apuraras - dijo una voz chillona y poco desarrollada, sin embargo, se podía notar que tenía un tono masculino en ella.

Jean, era su hermano menor, el cual apenas estaba cursando su quinto curso en primaria, pero, quien gracias a los genes de la familia, era casi del mismo tamaño que ella.

Además del hecho de que Carla, no había heredado esos genes y, era de estatura baja.

Sus amigas nunca desperdiciaban la oportunidad para burlarse de su estatura.

Pero a la pelinegra no le molestaban esos chistes en absoluto, ya que la amistad que mantenía con sus amigas era un ciclo de bullying continuo que no podía ser roto.

¿Para que tener amigas sin la confianza suficiente como para no burlarse de ti y tu de ellas?

- Ya va - le dijo a su hermano murmurando entre dientes - deja el fastidio.

Terminó de peinarse y trató de sonreírle al espejo, pero lo único que logró fue hacer una mueca desagradable.

Por eso nunca se creía los comerciales que pasaban en la televisión.

R es míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora