El dúo perfecto《KageHina》💙🧡

Capítulo 17: Siguiente paso

La habitación de Hinata tenía un extraña mezcla de aromas impregnados en cada superficie del lugar. Las sábanas seguían desordenadas y su ropa tirada en distintos rincones del cuarto. Poco a poco, su temperatura corporal comenzó a bajar, mientras yacía recostado en posición fetal, perdido en sus pensamientos. 

El recuerdo de la espalda de Kageyama, antes de cruzar la puerta, se repetía una y otra vez, sin poder detenelo. La realidad era que no hubiese querido que se fuera, no quería quedarse solo después de todo lo que había pasado. Aun así, sabía perfectamente que Tobio debía sentirse tan confundido como él y que para alguien que no es muy bueno expresando sus emociones, los sucesos recientes podrían ser algo que estaba siendo imposible de digerir. 

Aunque el calor había cedido al frío y al silencio de la habitación, el rostro de Shoyo se mantenía rojo por la vergüenza que le provocaba recordar cada segundo al lado de Tobio. Los besos, las caricias y cada roce con su cuerpo producía un pequeño espasmo en la mente de Hinata, el cual cubría su rostro cada vez que una nueva imagen llegaba a su cabeza. 

Creo que necesito un baño.

Se levantó de la cama para dirigirse al cuarto de baño y preparar el agua caliente para así poder relajarse y pensar con más claridad. Al día siguiente, Hinata no resistió la presión y decidió llamar a Kenma, en busca de apoyo emocional.

Al teléfono

—¿Shoyo? ¿Todo bien?

—Perdón por llamarte tan temprano. ¿Estás ocupado hoy? —preguntó, con la voz algo nerviosa.

Kenma giró su cabeza y miró al pelinegro que dormía plácidamente a su lado, sumido en un profundo sueño.

—No realmente, ¿dónde nos vemos? —contestó, sin tomarle mucha atención a su acompañante.

—¿Puedes venir a mi casa?

—Claro. Llego en una hora.

—Te espero. Muchas gracias.

Kenma se levantó de la cama y empezó a buscar su ropa para vestirse y estar listo para salir. Mientras ordenaba sus pertenencias, el ruido despertó a Kuroo, quien abrió levemente su ojo izquierdo, buscando a su compañero.

—¿A dónde vas?

—Voy a ver a Shoyo, creo que está en problemas.

—¿Pasó algo?

—Kageyama —respondió, sin agregar mucho más.

—Demonios. Se veía venir.

—¿Te molesta preparar la cena? Trataré de no llegar muy tarde.

—Anda tranquilo, déjamelo a mí —contestó Kuroo, dando un gran bostezo.

—Gracias, nos vemos luego —añadió Kenma, mientras besaba al más alto para despedirse.

El ex armador del Nekoma no tardó en llegar a la casa de Shoyo, quien lo esperaba ansioso y tan nervioso como cada vez que debía enfrentarse a un nuevo partido. Cuando este entró, Hinata se largó a llorar desconsoladamente mientras se tapaba la cara, lo que atacó por sorpresa a su amigo, dejándolo completamente inmóvil.

—Shoyo, cálmate, todo está bien —decía, intentando consolarlo.

 Poco a poco, las palabras de Kenma surgieron efecto y Hinata pudo frenar su llanto y hablar con algo más de claridad. Se sentaron juntos en el sillón y Shoyo comenzó a relatar todo lo ocurrido el día anterior, desde la inesperada visita de Atsumu.

—Todavía no puedo creer lo que hicimos. Me siento tan estúpido y tan avergonzado. No sé como lo voy a ver a la cara de nuevo.

—Shoyo, lo único que hicieron fue tener sexo. Todo el mundo lo hace, no tienes por qué sentirte estúpido. Además, ambos quisieron hacerlo, ¿o no? No hay nada de malo, solo tienes que dejar de preocuparte tanto.