Capítulo 44: Larga vida al Rey de la cancha

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De todas las ciudades a las que había tenido la suerte de viajar, Roma le parecía la más encantadora. Caminar por sus calles era un viaje totalmente atemporal, donde cada estructura y cada sendero lo envolvían de una esencia única e inigualable. Se había perdido por la ciudad ya varias veces, aunque eso había dejado de molestarle hace tiempo. Nunca había sido bueno orientándose y siempre era un dolor de cabeza buscar direcciónes y preguntar una y otra vez cómo llegar a su destino. Pero en Roma era diferente. Perderse era la mejor de las suertes, ya que siempre terminaba en un lugar diferente, digno de admirar y fotografiar hasta que la memoria de su nuevo celular estallara de acumulación.

El ochenta por ciento de esas fotografías se iban directo al chat que compartía con Hinata. Todos los días lo saludaba con una nueva foto y le encantaba mostrarle cada estatua que se encontraba por ahí y cada rincón perdido en la historia de una ciudad llena de secretos. Shoyo guardaba todas esas fotos en una carpeta de su teléfono, seleccionando las que más le gustaban y los monumentos que más le llamaban la atención, además de los lugares más interesantes que pretendía visitar si Kageyama se decidía, en un futuro, por entrar al equipo italiano y dejar su vida en Japón, por el tiempo que fuera necesario. Ya lo habían conversado y todas las cartas estaban sobre la mesa. Se tomarían el tiempo necesario para decidir con cuidado sus próximos movimientos una vez que Tobio regresara a Japón y tuvieran una mayor claridad sobre sus futuras posibilidades.

Afortunadamente, la distancia no había sido un impedimento para seguir en contacto y disfrutar del mutuo amor que ambos se emanaban, incluso a través de un celular. Las muestras de cariño se materializaban a través de una rutina que ellos mismos habían establecido y que habían cumplido al pie de la letra durante los dos meses que Kageyama llevaba entrenando en Italia. Todos los miércoles, Tobio se levantaba a las cinco de la mañana para desayunar tranquilamente y llamar a Hinata a las cinco y media, que correspondían a las doce treinta en Japón, durante el receso del almuerzo de los Black Jackals. Conversaban por casi una hora sobre cualquier banalidad, como qué estaban comiendo o qué harían durante el día, pero poder escuchar la voz del otro era lo suficientemente satisfactorio para recargarse de energía y seguir entrenando, sin detenerse.

Los días domingo solían hacer una videollamada, las doce en Italia y las siete de la tarde en Japón. Se juntaban virtualmente a almorzar y a cenar respectivamente, mientras conversaban, se compartían fotos o hablaban incansablemente sobre vóleibol, su tema favorito. Lo que más le entusiasmaba a Kageyama era enseñarle las frases en italiano que había aprendido durante la semana y Shoyo respondía con frases en potugués para que el intercambio cultural fuera aún mejor. Después de todo, los idiomas eran tema obligado si querían seguir buscando oportunidades en el extranjero.

Los días siguieron su curso y ambos se preocuparon de no desperdiciar ningún instante de su nuevo período de entrenamiento. Los jugadores brasileños que habían entrevistado a Hinata se habían quedado durante tres semanas en Japón, participando de todas las prácticas y reuniones de los Black Jackals. Shoyo aprovechó ese tiempo al máximo y tuvo la suerte de llevarse muy bien con todos y haberse acoplarse perfectamente a su estilo de juego, por lo que estaba convencido de que, tarde o temprano, ese sería un buen lugar por el que apostar si decidía salir de Japón, en vez de renovar su contrato con su equipo actual. Tobio, por su parte, se preocupaba de hacer tantos contactos como le fuera posible. Estaba impresionado con el nivel de los jugadores italianos y muy agradecido de la oportunidad de poder entrenar con ellos. Aún no estaba listo para llegar y abandonar a los Adlers tan abruptamente, pero algo le decía que su participación dentro de ese equipo no duraría mucho tiempo más y que era necesario comenzar a planear cuidadosamente cuál sería su próximo movimiento dentro del mundo del vóleibol. Esto, por supuesto, si el equipo italiano estaba dispuesto a invitarlo a ser parte de ellos como un jugador oficial.

El dúo perfecto《KageHina》💙🧡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora