Capítulo 50: Una pizca de Sudamérica

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12 de febrero de 2022

—Oye, Iwa... ¡Iwa-chan! ¡No te duermas!

—Son las cuatro de la mañana, Oikawa...

—¡Exacto! Tenemos que ir a buscar a Chibi-chan al aeropuerto.

—¡¿Tan temprano?!

—Tobio dijo que el avión aterriza a las cinco veinte. ¡Te estoy hablando, abre los ojos!

—¡Yaaaa! ¡Vamos! Pero tú conduces y yo duermo.

—¡Se supone que viniste a hacerme compañía!

—Son tus invitados, Kusokawa. Hazte cargo.

Después de un par de escalas, el avión en cuestión arribó al Aeropuerto Internacional de Ezeiza, en la ciudad de Buenos Aires, a las cinco veintitrés de la madrugada. Como ya era de costumbre, Kageyama tuvo que encargarse de despertar a Hinata unos minutos antes, para que no descendiera con el rostro más desastroso aún, después de las treinta horas de viaje que cargaban en el cuerpo.

—¡Waaaaah! ¡De verdad estamos en Argentinaaaa! —gritaba Hinata cada cinco minutos, mientras avanzaban con las maletas dentro del aeropuerto.

—¿Hay alguna forma de reducir tu maldita energía?

—¡Tobio, estamos al otro lado del mundo! ¡Emociónate un poco más!

—Siento que no he dormido en días... —los bostezos iban y venían y su rostro se veía increíblemente cansado.

—Solo fueron unas horas, no es para tanto.

—Lo dice quien se durmió casi todo el viaje...

—¿Dónde quedó esa facilidad que tenías para dormir en la escuela?

—Esto es distin...

—¡Ahí están! ¡Oikawa-saaan! Iwaizumi-saaan! —interrumpió Shoyo, en cuanto vio al otro par acercarse desde la entrada

—¡Shoyooo! —girtó Oikawa, al aproximarse a Hianta— y mi querido Tobio... Nunca creí que me daría gusto verte.

—Te ves tan bien como siempre, Oikawa-san —respondió Kageyama, entre bostezos.

—Sí, sí, mucho palabrerío. ¿Podemos volver pronto para recuperar mis horas de sueño? —alegó Iwaizumi, quien había visto a los chicos hace poco tiempo, en el último cumpleaños de Tobio.

Llegaron al departamento del Gran Rey y este los llevó a la habitación de invitados que tenía preparada para ellos. Todos decidieron irse a dormir para reponer energías y poder despertar con el ánimo suficiente para comenzaar a recorrer la ciudad. Y cerca de las diez de la mañana, Oikawa abrió la puerta de la habitación de golpe, vistiendo el mejor look que guardaba en su armario.

—¡Tobio-kun! ¡Chibi-chan! Tienen una hora para estar listos. Hoy —dijo, mientras se ponía sus lentes de sol— yo seré su mejor guía.

—¿Ah? —Tobio levantó la cabeza medio dormido para mirarlo con los ojos entreabiertos.

—¡Wooaaaah! ¡Okawa-san, te ves genial con esas gafas! —exclamó Shoyo, quien no necesitó de mucho más para poder despertar y encender su entusiasmo.

—Solo hagan lo que dice, por favor. Estuvo días enteros investigando la historia de la ciudad y eligiendo qué ropa usaría cada día —añadió Iwaizumi, al acercarse a la habitación.

—¡Tú cállate, Iwa-chan! ¡No arruines mi momento! —le reclamó, empujándolo fuera del cuarto—. Che, Shoyo, vení que te sirvo un poco de mate mientras el boludo de Tobio sale de ese trance —agregó en español, en un perfecto acento argentino.

El dúo perfecto《KageHina》💙🧡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora