• Prólogo •

11K 1K 287
                                    

El choque de las olas resuena en mi cabeza como el eco de una gran audiencia. El sonido del mar se ha vuelto mi mejor hincha y la arena se ubica bajo mis pies, pues he decidido transformarla en la que será mi nueva cancha. El aire costero es algo distinto en este lugar, pero no deja de ser la típica brisa marina de siempre, aunque me encuentre al otro lado del mundo, varado en una de las infinitas playas que bañan las costas brasileñas.

A veces extraño el sonido de nuestras zapatillas rozando el suelo del gimnasio, ese sonido áspero pero intensamente agudo, como un chillido íntimo y familiar; un ruido que representa tan bien ese que era solo nuestro sonido, en medio del entrenamiento. El cielo también es muy azul desde este lado, aunque los atardeceres, definitivamente, son otra cosa. Hay días en los que, por alguna razón, he llegado a extrañarte y a recordarte más de lo que me gustaría. Eres terriblemente odioso y tan desagradable. Sé que tu rostro carece de gracia y que no tienes más que expresiones ariscas cuando te diriges a mí, con tu cabello pegado al casco de tu cabeza, tan sedoso y fino que me irrita. Y aun así he llegado a extrañarte, como nunca pensé hacerlo. No es que me sienta solo, al menos no ahora, después de tantos meses. Pero es incómodo darme cuenta de que no puedo entenderme con el resto como lo hago contigo. Los pases de otros me parecen faltos de pasión cuando recuerdo cómo era rematar una levantada tuya. Eso me enoja un poco. No me gusta nada aceptar que te necesito para emocionarme de verdad. Y no es que haya encontrado malos jugadores, de hecho, son increíbles; sí, cómo te sorprenderías de lo geniales que son. Pero no son tú, después de todo.

Me frustra pensar que de alguna forma sigo conectado a ti, a miles de kilómetros de distancia, por más que intente escapar e ir un paso adelante tuyo. Es obvio que no debes pensar en mí como yo lo hago, no creo que sea el mejor rematador en tu vida, menos ahora que te encuentras rodeado de un montón de estrellas dentro de la liga. Pero al menos quisiera saber si me extrañas un poco, aunque solo sean nuestras peleas o nuestras miles de competencias. Si extrañas que entrenemos solos después de la escuela, o si recuerdas cómo se sentía caminar juntos a casa, cuando ya no quedaba nadie más. No es que sienta que he perdido un amigo o que desee tanto verte que me hace parecer estúpido. Es solo que creo que hay algo más que nos une, aunque no podamos aceptarlo. Algo que hizo que todos nos reconocieran como compañeros, mucho antes de que nosotros mismos pudiéramos hacerlo. Algo que no encuentro en ninguna parte y con nadie más.

Con frecuencia me asusta pensar que quizás no pueda volver a sentirme igual con otros jugadores o con otro compañero. Te agradecería si puedes enseñarme cómo superar a mi primer armador y al único que le he rogado por rematar, una vez más, un pase suyo. A veces simplemente te odio por hacer que me sienta así, desesperado por regresar a vencerte, impaciente por poder sacarme esa espina, antes de poder volver a jugar a tu lado. Y no pienso reunirme contigo cuando vengas, porque eso ya lo decidí hace tiempo. No correré el riesgo de que me veas débil, implorando por un pequeño juego o una charla que no me atrevería a concretar. Porque todo lo que pasa por mi mente suena demasiado vergonzoso en mi interior y, aunque va directamente dirigido a tu estúpido ser, jamás sería capaz de verbalizar cómo realmente me siento, o al menos no delante tuyo. Simplemente aún no es el momento, ni para ti, ni para mí.

Sabes, Kageyama, aunque recuerdo tu silueta mejor de lo que quisiera, en ciertos días me cuesta imaginar como es que estás ahí, de cabeza y al otro lado del mundo, afirmando tus pies con fuerza a la superficie terrestre. Realmente espero que no te caigas, porque yo no pienso hacerlo. Y espero que no dejes que nadie más te gane, hasta que llegue mi turno de encontrarte, una vez más.

El dúo perfecto《KageHina》💙🧡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora